‘Star Wars: El despertar de la fuerza’: ¡Guau!

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Uno de los carteles de 'Satar Wars. El despertar de la fuerza'. / Star Wars (Facebook)

Recuerdo salir de un cine de Bilbao, no recuerdo ya la sala, absolutamente fascinado. Acababa de ver El imperio contraataca, un espectáculo supremo, un pasote para su tiempo. La salida de aquel cine fue uno de los primero bajonazos de mi vida. Caminaba con mis padres y por las aceras triste, observando una vez más aquellas negras fachadas bilbaínas, esa suciedad de aquel 1980. No había derecho a aquello, me acababan de arrancar del remoto y acojonante mundo helado de Hoth. Ya digo: una experiencia inolvidable. Pero claro, es que entonces yo tenía trece años.

Desde ese 1980 he madurado, he visto muchas más películas y el universo Star Wars se me ha quedado en una saga infantil que, incomprensiblemente, sigue siendo un fenómeno de fans maduritos que o tienen o se acercan al medio siglo de vida. Y qué quieren que les diga, esta gente me da como cosica. Con sus canas, calvas, arrugas y barrigas flipando con una saga planetaria que tiene muy poquita complejidad y se repite más que el ajo. Hay que superar ya esto de Star Wars, señores mayores.

David Thomson escribió hace años un interesante ensayo titulado ‘La verdadera historia de Hollywood’. Thomson, colaborador habitual del ‘New York Times’, era una firma veterana con mucho arrojo que retaba a los de su profesión, los críticos, preguntándose: ¿qué tal si dejamos de hablar de todas esas películas vacías y efectistas actuales que no merecen ni una línea de análisis en un periódico que se quiera llamar así? Metía caña al propio ‘New York Times’. Con un par. Thomson habla sobre ese cine vacío e inanalizable poniendo como ejemplo Star Wars: “Yo no tengo nada que decir contra ella. Escribo sobre cine porque algunas películas presentan suficientes dosis de arte (o de intento de arte) para justificar el esfuerzo, la emoción que he sentido en la oscuridad. Sobre Star Wars no hay nada que decir, porque no tiene arte bastante: la respuesta más elocuente es un ¡guau!, o pulsar la tecla de repetición. Star Wars, para bien o para mal, es una película sensacional. Y a mí me gustan las sensaciones, como el agua caliente sobre mi espalda o la sal en mi lengua. Pero en los últimos tiempos están apareciendo demasiadas películas que no merecen el espacio del papel que consumiría escribir sobre ellas, y no digamos el esfuerzo. Que desafían cualquier respuesta crítica o indagación verbal. Que están más allá del análisis”.

Y eso es la nueva de Star Wars, igual que el resto. ¿De qué va? Treinta años después de la victoria de los rebeldes sobre la segunda Estrella de la Muerte (se ve en El retorno del Jedi), la galaxia continua en guerra. La República sigue viva, pero la Primera Orden, una organización ligada al lado oscuro, ha sustituido al desaparecido Imperio. Los nuevos protas son un piloto de caza, un desertor de los malos, una joven chatarrera, y un gracioso androide llamado BB-8. Los malos son el Capitán Phasma y Kylo Ren, un remedo de Darth Vader.

Para resumir y sin hacer spoilers: un culebrón de padres divorciados, hijas abandonadas e hijos que se pasan al lado oscuro y con toda esa memez pseudofilosófica de la fuerza de fondo. Muy poca chicha en cuanto a personajes y sí muchas escenas de acción y efectos especiales para gritar en la sala el ¡guau! al que se refería Thomson. Y todo ya visto mil veces. No da para más.

Las dos primeras de la saga fueron majas, con esa ingeniosa y entretenida mezcla de western, cine de aviación de los 30 y 40 y cine de samuráis. El resto es un desastre, exceptuando el tramo final de la última que vimos en salas. Lo demás es lo que todos ya sabemos: muñequitos, locura publicitaria, fanatismo, freaks, fans, taraos y pajilleros. Pero cine, lo que se dice cine, poquito.

Lo que sí puedo decir a favor de Star Wars: El despertar de la fuerza es que ha tenido los redaños de no abusar de los efectos digitales y tender más a la plasticidad de los efectos artesanos y a los decorados de las primeras películas. Todo un acierto que hace del film un producto formalmente impecable aunque narrativamente flojo.

Ya no soy ese chaval de trece años, así que he visto la película de forma mecánica y sin un sobrino que la pueda disfrutar a mi lado. Supongo que para eso valen estas películas: para los críos o para los señores mayores que todavía se emocionan con esto.

Ante tanta locura freak, me quedo con Paul Schrader, que vaticinó que Star Wars “fue la película que devoró el corazón y el alma de Hollywood”. O con William Friedkin: “Ocurrió lo mismo que con McDonald’s. Cuando se consolidó, la gente se olvidó del sabor de la buena comida”. O con John Milius, que acusó al señor Lucas de reducir el cine a un “parque de atracciones barato”. O con Robert Altman, que lo llamó directamente “la muerte del cine”. Poco más puedo argumentar que no hayan dicho ya estos grandes.

Star Wars España (YouTube)
7 Comments
  1. Chus says

    Está bien que cites a los grandes para criticar la peli, de otro modo, no tendrías capacidad propia para hacerlo. Está fantástica, y nada tiene que ver con lo que describes de ella (a menos que sigas con esa sensación de amargado que te invade desde que has salido de ver el imperio contraataca) Lo siento por el que escribió la crítica.

  2. Rick says

    Supongo que es lo que tiene ser crítico de cine , que hay que cumplir con la 1 regla de buen crítico: Si una película arrastra al cine más de los 4 criticos taraos y que practican el Onanismo (en los que te incluyo) darle caña y si aún así la gente sigue llendo al cine a verla pasar a insultarlos sin contemplaciones por que recordar q «Nosotros Somos el cine».
    Ahora vete a tocarte con una película búlgara con subtítulos en francés junto con tus 3 amigos taraos

  3. Kraken says

    Rick y Chus, yo me encuadro a la perfección en la descripción de madurito tarao de Star Wars y la crítica me parece de lo más correcta. Es evidente que el arrastre de SW tiene un componente plenamente emocional que a la gente no le da la gana dejar atrás (ni falta que hace; a unos les da por mitificar a Marilyn Monroe, a otros SW) y que tiene muy poco que ver con el cine. Y en cuanto a cine, pues SW, «Empire Strikes Back» y tal vez «A New Hope» aparte, tiene lo justo justito. Yo seguiré pajeándome con Vader y sus muchachos, eso sí. Porque me da la gana.

  4. Klaus T. says

    Bien dicho, le has dado en el bebe a todos estos maduritos sin evolucionar que siguen flipando con muñequitos y haciendo la revolución vía interpuesta. Qué pena de cerebros, por Zeus.

  5. Kraken says

    Mmmh, Klaus T., me encantaría ver la estratosférica evolución de los portentosos cerebros que no se han echado a perder en la nostalgia galáctica y hasta dónde han llevado a la humanidad. Aparte, como es lógico y razonable, si te gusta Star Wars con más de 10 años es imposible que te guste nada que tenga un registro mínimamente superior. ¿Cómo iba a ser eso posible? Sería tan estúpido como pensar que a alguien al que le sigan flipando de mayor The Beatles y su pop facilón y se compre merchandising le pueda acabar gustando una ópera de Henze. ¡A quién se le ocurre!

  6. Marlo says

    Tengo 40 años y conozco y disfruto a los clásicos, y me gusta ver La guerra y el Imperio de vez en cuando con mis hijos o sólo. Sin complejos. Son productos que cumplen su objetivo. regalar sensaciones como tu trauma en la infancia. Menudo chapa.

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