Saint-Exupéry que estás en los cielos (Una foto con historia)

Ahora que se van a cumplir 66 años de la desaparición de Antoine de Saint-Exupéry, derribado por la aviación nazi el 31 de julio de 1944 en el Mediterráneo, cerca de Marsella, cuando realizaba una misión de reconocimiento para preparar el desembarco aliado en Provenza, y que desde entonces todo lo relacionado con el escritor y aviador francés ha sido objeto de culto, cuartopoder les ofrece una fotografía inédita con historia periodística en la que aparece Exupéry en Cabo Juby (Marruecos) cuando no era conocido como escritor y trabajaba de aviador para la compañía francesa Aeropostale.

Era el año 1927 y el periodista y director de La Libertad Luis de Oteiza emprendió con el fotógrafo Alfonso Sánchez, Alfonsito, la aventura extraordinaria de volar desde Marsella a Senegal para contar la experiencia a sus lectores y ofrecerles las primeras fotografías aéreas de varias ciudades del Mediterráneo. El desarrollo de la aviación era incipiente y los aviones de entonces no admitían pasajeros. Pero Oteiza convenció a los propietarios de la compañía francesa Aeropostale de que les llevaran a Senegal.

Pagaron y emprendieron viaje en un frágil Breguet 301 el 19 de diciembre con el piloto Luc Richard. Hicieron la primera etapa entre Toulouse y Alicante. Alfonsito, que tenía 25 años, sacó placas con su cámara Goerz de Barcelona, Tarragona y Alicante desde el aire. En la segunda etapa volaron desde Alicante hasta Orán. En la tercera, desde Orán hasta Casablanca, pasando sobre Fez y Rabat, y el día de Nochebuena de 1927 volaron desde Casablanca hasta Cabo Juby.

En este poblado de la costa atlántica estaba uno de los aeródromos de Aeropostale y allí conocieron al piloto Exupéry. Alfonsito hizo dos placas cuando bajaron del avión. A la derecha de una de ellas aparece en primer plano Exupéry, que viste un suéter gris bastante sucio. Ya había escrito El Aviador pero no alcanzaría renombre literario hasta dos años después en que Andrè Gide prologó su relato Vuelo Nocturno.

Alfonsito guardó para si aquellas placas que poco tenían de periodístico y prosiguió viaje con su compañero Oteiza hacia Senegal, donde realizó uno de los reportajes eróticos más impresionantes en aquella época sobre las mujeres desnudas de Dakar. “Allí fue donde me quisieron vender la Venus de Ébano, pero Luis dijo que no la comprara porque se iba a morir por los fríos del Guadarrama”, recordaba el fotógrafo.

Pasaron los años y el autor de El Principito, ya famoso como escritor, desapareció en el referido vuelo de reconocimiento entre Córcega y Marsella. Cuando se enteró de la pérdida, Alfonsito buscó y encontró en su archivo personal aquella placa. Allí estaba, en efecto, Antoine de Saint-Exupéry, aquel caballero del aire que sabiendo que los aviones eran una hoja de papel movida por los vientos del Sahara había dispuesto que les siguiera otro avión por si caían y tenían que ser rescatados en el desierto.