
(Actualización)
El quinto debate sobre el Estado de la Nación que protagonizaron José Luis Rodríguez Zapatero y Marino Rajoy se presentaba propicio al líder del PP porque a la nación le salen los parados por las orejas (4,6 millones), el 40% de los jóvenes llevan camino de ser la generación perdida, el déficit del país con más organismos públicos que ríos es torrencial, los clientes de Cáritas superan a la población de Valladolid y la gente esperaba una alternativa. Rajoy fue incapaz de formularla. Y Zapatero le comió el terreno por la derecha.
Ni siquiera la petición de elecciones anticipadas en la que se refugió Rajoy como último recurso era original, pues ya la enunció el portavoz de CiU, Josep Antoni Durán i Lleida el 12 de mayo cuando Zapatero pegó el volantazo y atropelló los sueldos de los empleados públicos, liquidó la ayuda a los no nacidos, congeló el sistema de dependencia y anunció subida cero a los pensionistas que cobren más de 600 euros mensuales para reducir el déficit, según el mandato de Bruselas. La descripción de la situación económica, que tanto exasperó a los socialistas y obligó al presidente José Bono a emplearse a fondo en poner orden, tampoco pertenecía a Rajoy sino a la realidad. Por una vez no le llamaron “catastrofista”.

Puede que las ironías –“¿De qué sirve cambiar la peana y guardar el santo?” o “menos mal que la tutela europea nos protege de Rodríguez Zapatero”– fueran de Rajoy y que los denuestos contra el presidente, al que acusó de “engañar a todos” y describió como un dispendioso que ha perdido la confianza de la nación, también lo fueran. Pero quitando algunas metáforas al respecto –“la confianza es como el vidrio de una bombilla, cuando se rompe no se puede reparar”– y la habilidad para pasar de puntillas sobre el Estatut, que su partido recurrió al Tribunal Constitucional después de una campaña anticatalana por tierra, mar y aire, Rajoy no dio más de sí y acabó el trámite rompiendo sus notas en mil pedazos.
Zapatero no necesitó demasiado esfuerzo para laminar a su oponente. Le bastó recordar que la confianza se gana en las urnas y que Rajoy lleva perdidas dos elecciones para levantar el entusiasmo de los suyos. Como ya hiciera hace un año, le retó a que presente una moción de censura, aunque en esta ocasión no le dijo “si tiene coraje” sino “si tiene programa y apoyos”, que no los tiene. Y en lo atinente al anticipo electoral, nada de nada: “Yo seguiré gobernando por el bien de España para hacer lo que España necesita, cueste lo que cueste y cueste lo que me cueste”. Eso le dijo. Ni siquiera Durán, el promotor de la idea, tras su fallida propuesta de un “pacto de Estado” contra la crisis, demostró después gran entusiasmo en pedir elecciones.
El cara a cara entre Zapatero y Rajoy aportó algunas frases reveladoras de la gran altura del debate. Una de Zapatero, inspirado por Jonh F. Kennedy: “Usted no piensa en lo que puede hacer por la crisis sino en lo que la crisis puede hacer por el PP”. Otra, cuando Zapatero admitió que había perdido credibilidad, pero se consoló con su oponente: “Tampoco la suya está para tirar cohetes, según las encuestas”. Y la tercera de Rajoy: “Ya sabía que me iba a acusar de no arrimar el hombro, porque lo he visto en el papel que lleva escrito a máquina”. Rajoy padece astigmatismo desde niño y las personas con ese defecto visual ven mejor de lejos.
En los reproches de Zapatero a Rajoy no faltó la referencia a la “catástrofe” que hubiera supuesto para España la no aprobación del decreto con las medidas de ajuste. “Leí en algún sitio que usted propuso votar en contra para tumbar al Gobierno, sin importarle el país”. Rajoy ni confirmó ni desmintió. Y Zapatero puso como ejemplo de patriotismo a los nacionalistas vascos y catalanes que, con su abstención, facilitaron la aprobación del ajuste.
El debate de Zapatero con Durán (CiU) y Josu Erkoreka (PNV) fue más tranquilo. El primero se ofreció a dejar su sello en la reforma laboral y el segundo, después de los reproches por los incumplimientos de los compromisos adquiridos en la negociación del presupuesto de este año y de la cicatería en las transferencias a Euskadi –una sola en seis años de gobierno–, dijo que están dispuestos a hablar y a negociar “si es necesario”. Zapatero necesita al PNV para aprobar el Presupuesto de 2011.
PENSIONES Y SALARIOS

Los diputados de IU-ICV, Gaspar Llamazares y Joan Herrera, se enfrentaron a un Zapatero irreconocible que “se ha pasado a la derecha”, dijeron, y quiere mantener la “geometría variable”. Llamazares le acusó de aplicar la política de la derecha: socializar las pérdidas y privatizar los beneficios y Herrera incidió en la injusticia del sistema fiscal.
Zapatero les hizo saber que también había beneficiado a los asalariados con dos reducciones del IRPF. Y le faltó tiempo para demostrar que, en efecto, ya piensa en clave de derechas. Puesto que tanto Llamazares como Herrera le dijeron que se merecía la huelga general por una reforma laboral que va contra los trabajadores, Zapatero no se cortó y acusó directamente a los obreros de tener parte de la responsabilidad de la crisis porque sus salarios han subido un 3,9% de media en 2009, en plena recesión.
La indignación de Llamazares fue visible también por el incumplimiento de la palabra dada sobre la reforma electoral. El reciente pacto PSOE-PP consagra el bipartidismo y mantiene la desproporción. Un voto a IU seguirá valiendo diez veces menos que un voto al PSOE. La tercera fuerza política seguirá siendo la sexta en representación. “Esto es una deslealtad política y personal, además de un sistema de fraude”, clamó Llamazares.
Pero Zapatero no ofreció signo alguno de recordar el compromiso que adquirió hace cinco años. Tampoco se esforzó en contestar al vasco Erkoreka, que denunció el veto por anticipado a la izquierda abertzale para ir en listas propias o en las de Eusko Alkartasuna a las próximas elecciones locales de 2011.
Ya dueño del centro derecha, Zapatero reiteró su firme decisión de llevar adelante la reforma laboral y la del sistema de pensiones. Sobre esta última dejó a los pies de los caballos a la vicepresidenta Elena Salgado, quien negó en enero pasado que el documento para la reforma que endosó a Bruselas contuviera la ampliación del periodo de cálculo. Según Zapatero, se elevará la vida laboral hasta los 67 años y se mejorará la contribución al sistema “bien considerando un periodo de cálculo más amplio para tener derecho a percibir una pensión, bien ampliando el periodo de cálculo de las cotizaciones efectuadas”.
Como la derecha siempre acaba sustituyendo la justicia por la caridad, también Zapatero recogió la enseñanza y con tono piadoso ilustró a la nación del siguiente modo: “Congelamos las pensiones para no reducirlas, reducimos los salarios públicos para no recortar prestaciones sociales a otros ciudadanos y limitamos los beneficios farmacéuticos para evitar las llamadas al copago”. De los recortes de 31.000 millones de euros que se avecinan en 2011 y de la subida de impuestos hablará en su momento, es decir, cuando haya que debatir el Presupuesto. El martes no tocaba. Era el debate de la nación, incluida la catalana.
CATALUÑA, MONTILLA Y CHACÓN
Por ese motivo Zapatero había comenzado su monólogo inicial manifestando su sensibilidad hacia las expresiones y los sentimientos de los catalanes y después salpicó sus respuestas a Durán y a Joan Ridao (ERC) con apelaciones sobre la admiración que siente por la sociedad catalana. A la indignación por la sentencia del Constitucional que anula 14 preceptos y el sábado llevó a un millón de personas a manifestarse en Barcelona, Zapatero aplicó el cataplasma en forma de promesa de reparar el desaguisado en un encuentro con el president José Montilla el día 23 en Barcelona. Cree que las leyes estatales podrán rescatar lo que el Constitucional quitó del Estatut: fiscalidad y financiación, consejo judicial catalán y lengua vehicular. Pero tanto Durán como Ridao estimaron que la frustración será difícil de reparar, pues lo que el pueblo votó lo ha anulado el “tribunal de la intriga”, rompiendo, según Durán, el pacto constitucional.
Durán citó de pasada a la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la que reprochó que hubiera valorado “al peso” la sentencia del Estatut, y Zapatero salió en su defensa: “La menciona porque supongo que le preocupa. Es lógico: vale mucho”, dijo Zapatero, dando a entender que el próximo destino de Chacón será Cataluña. Durán replicó: “A mí no, supongo que a su partido sí”. Se supone que del mensaje cruzado Montilla habrá sacado la conclusión de que ya tiene quién le sustituya en el PSC y si llega el caso en la presidencia de la Generalitat. El que no espabila lo espabilan. Cosas veredes, Montilla.
ABORTO Y PROSTITUCIÓN
El debate terminó el jueves por la mañana con las intervenciones de los representantes de los cinco partidos integrados en el grupo mixto. Francisco Jorquera (BNG) cargó contra la reforma laboral y del sistema de pensiones que impulsa Zapatero y le preguntó si está haciendo algo por los astilleros de Navantia en Fene-Ferrol y por los intereses agrícolas, industriales y mineros de Galicia. Ana María Oramas (Coalición Canaria) pidió la reforma del concierto económico y fiscal para las islas y se mostró dispuesta a colaborar con el Gobierno. Carlos Salvador (UPN) deploró la aprobación de la ley del aborto. Uxue Barkos (NaBai) criticó el giro del Gobierno a la derecha. Y Rosa Díez (UPyD) consideró “insólito” el anuncio del presidente de restaurar por otras vías los preceptos del Estatut catalán anulados por el Tribunal Constitucional y volvió a reclamar elecciones generales.
En su respuesta en bloque, Zapatero ejercitó el toreo de salón, aunque prometió al gallego Jorquera que seguirá presionando para que la Comisión Europea autorice a los astilleros militares de Navantia construir buques civiles. No explicó por que la UE permite la construcción mixta a Polonia y no a España ni aclaró el veto y las presiones francesas a la ambivalencia de industria naval española. También aprovechó la intervención del navarro Salvador para afirmar que “hará que se cumpla la ley del aborto en toda España” y para proclamar que “hay que acabar con los anuncios de prostitución” en los periódicos, lo que despertó el aplauso de sus correligionarios. El portavoz socialista José Antonio Alonso cerró el debate con la glosa del Gobierno y el vituperio al PP. Ahora los grupos parlamentarios presentarán sus propuestas de resolución. El plazo para registrarlas termina el viernes al mediodía. Y el debate y votación se ha fijado para el martes próximo.
Eso de los 4.6 millones de parados, no habíamos quedado que el mes pasado se había bajado de los 4 millones?
La última Encuesta de Población Activa da la cifra de 4.612.700 parados, con un aumento de 602.000 personas en paro en los últimos doce meses. Otra cosa es que algunos no estén ya en el INEM o hayan sido borrados de las listas al agotar el paro. Hay más de 800.000 personas sin empleo ni prestación alguna. Ya sabemos que el Gobierno y el PP utilizan en cada momento el dato que más le convienen.
Magnífico artículo que mejora la calidad retórica y de contenidos del debate; gracias.
Gracias, Celine. Un saludo
Nadie es dado de baja como demandante de empleo por haber agotado las prestaciones, ¡por favor! Ni por estar siguiendo cursos oficiales tampoco. La EPA considera en paro a todas aquellas personas en edad y condiciones de trabajar (excepto los que tengan otras ocupaciones como ser estudiante), independientemente de que muestren voluntad de trabajar. Las únicas cifras fiables de quienes demandan un empleo y no lo tienen son las del Servicio Público de Empleo Estatal, que actualmente se encuentran por debajo de los cuatro millones. Y actualmente es muy raro el trabajador en paro que no perciba al menos los 426 euros de subsidio aunque haya agotado todas las prestaciones legales. Jamás en España se ha conocido un nivel de protección social similar. Y Cáritas -por cierto- se financia mayoritariamente por los presupuestos del estado, como la segunda ONG que mayor aportación recibe, después de Cruz Roja.
Con 420 euros o sin ellos, en España hay más de 8 millones de personas en la pobreza más absoluta. La limosna paliativa es para que no salgan a pedir a las calles. O para que se abstengan de robar, pienso yo. No vaya a ser que abarroten las cárceles, donde el mantenimiento de cada preso cuesta exactamente esa cantidad. No sean cínicos, por favor. Ah, después de bajar el sueldo a los profesores, la Comunidad de Madrid está aprovechando las vacaciones para enviar cartas de despido a los interinos en todos los colegios públicos. Despide a 1.000 de los 1.500 que tenían contrato. No se si se apuntarán al Inem o al club de fans de ZP-Aguirre y Gallardón, pero seguro que se apuntan a algo.
Rajoy se ha quedado sin programa; se lo han quitado Zapatero y la Merker, está claro.