La 'baja pasiva' de Maragall

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A punto de cumplirse tres años desde que el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, hiciera público su deseo de abandonar  su militancia en el PSC, partido en el que militó durante la mitad de su vida, en la sede del PSC siguen esperando que ese anuncio se materialice en una carta en la que se solicite oficialmente esa baja de militancia. “Es solamente un trámite – asegura un dirigente del PSC- porque tras dejar de pagar la cuota durante un año el partido te da de baja automáticamente, pero creímos que iba a enviarla de forma oficial, igual que hizo su esposa, Diana Garrigosa”. Ella sí remitió una carta a su partido, en 2006, después de que el PSC rechazase la posibilidad de que  Maragall volviera a presentarse como cabeza de cartel en las elecciones autonómicas catalanas.

Pero la carta de Pasqual Maragall sigue sin llegar a la sede del PSC, en la barcelonesa calle Nicaragua. El ex presidente de la Generalitat, sencillamente, optó por dejar de pagar la cuota que todo militante está obligado a abonar para no perder su condición de militante. De este modo, Maragall ha pasado oficialmente a formar parte del cupo de “bajas pasivas” que, periódicamente, se producen en esta formación política.

En el seno del PSC, sin embargo, tratan de eludir el asunto. Visiblemente incómodos, tratan de revestir de normalidad la decisión del ex presidente y ya ex militante, que puso fin a una tormentosa relación con los órganos de dirección de su partido dejando que su vínculo se extinguiera “por pasiva”.

Pasqual Maragall se definió siempre como un catalanista y, aunque formó parte de los órganos de dirección del partido, no pudo llevar la batuta desde el punto de vista orgánico como pretendió. No obstante, ganó una y otra vez las elecciones a la alcaldía de Barcelona y obtuvo más votos que Jordi Pujol la primera vez que aspiró a ocupar la presidencia de la Generalitat de Cataluña, aunque, con la ley electoral en la mano, el PSC obtuvo menos escaños que CiU y Maragall tuvo que conformarse con ser el líder de la oposición durante 4 años. Pasados esos cuatro años, la situación cambió y fue CiU el partido más votado, pero el acuerdo entre PSC, ERC e ICV  dio luz verde al primer gobierno tripartito y le permitió convertirse en presidente de la Generalitat de Cataluña.

Su partido decidió que no repitiera como cabeza de cartel tres años y un texto estatutario después, a pesar de que el honorable había manifestado públicamente su disponibilidad y buena disposición para poder seguir en la carrera electoral y, a ser posible, al frente del gobierno catalán. Pero el PSC agradeció los servicios prestados y depositó su confianza en José Montilla.

Fue poco después cuando llegó la carta de Diana Garrigosa a la sede del PSC, solicitando su baja de militancia y cualquier vínculo con el PSC. Maragall tardaría un poco más en dejar de pagar su cuota y dejar perder, por tanto, su condición de militante del PSC. Hoy, con los estatutos del PSC en la mano, tiene más que consolidada su “baja pasiva”. Y también su distanciamiento activo del que fue su partido y quienes fueron sus compañeros.

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