El Gobierno prevé una pronta ruptura del pacto CiU-ERC

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Mas y Junqueras conversan, el pasado día 20, durante la sesión de investidura. / Toni Albir (Efe)

A Mariano Rajoy  y a su equipo de gobierno les preocupa el acuerdo de legislatura suscrito entre los independentistas de ERC y los nacionalistas de CiU. Por ello, el Ejecutivo ha diseñado varios escenarios de confrontación con el gobierno de la Generalitat de Cataluña, en previsión de un posible desacato que acabe en un referéndum ilegal. Para el peor escenario, no descartan –al menos, así lo dicen– llegar hasta la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que contempla la intervención del gobierno central en el ámbito de gobierno de una  autonomía si ésta no cumple la Carta Magna u otras leyes. Pero, en realidad, la hipótesis de trabajo que tiene más adeptos en el entorno del presidente del Gobierno es la que contempla la pronta ruptura del pacto de legislatura suscrito entre CiU y ERC, que permitía la investidura de Artur Mas como presidente la semana pasada.

El círculo  más cercano a Mariano Rajoy, confía en que las medidas económicas que tiene que adoptar Cataluña y el carácter casi antagónico que presentan  ambas formaciones acabará dinamitando ese acuerdo. "Ese pacto no llega ni a 2014", asegura a cuartopoder.es un ministro que se precia de conocer los entresijos de la formación independentista. Para muestra, un botón: relata las medidas que ERC impuso al entonces presidente del gobierno catalán, José Montilla. Y, "lo más importante –subraya– es el carácter asambleario de ERC, que ya demostró que es capaz de cargarse a sus líderes, como hizo con Josep Lluís Carod Rovira o con Joan Puigcercós , por considerarlos 'blandos', tras su pacto con el PSC y su paso por el gobierno".

Los defensores de esta hipótesis, que parecen ser los que tienen más predicamento ante Rajoy, estiman que  Artur Mas no va a poder satisfacer todas las aspiraciones de ERC y que la formación independentista y de izquierdas no va a poder presentar ante sus bases la política económica de CiU sin provocar una auténtica revuelta. Según dicen, es cuestión de tiempo. Y no demasiado. Como no podía ser de otro modo, a Rajoy no le disgusta en absoluto esperar a que el problema se acabe resolviendo por sí solo, sin su intervención. Para unos, ese dontancredismo es el gran defecto de Rajoy; para otros, es el secreto de su éxito. Pero sea acertada o errónea su actitud, es la que pretende mantener, con la esperanza de que sean las propias formaciones, CiU y ERC, las que acaben rompiendo su acuerdo bipartito.

Tras  la eventual ruptura de ese bipartito, CiU se vería obligada a entenderse, así sea puntualmente, con PP y PSC y abandonar sus ínfulas segregacionistas. O eso es, al menos, lo que opinan en el gobierno. "Ya veremos si  son capaces de llegar al verano de 2013, porque estos terminan a tortas, seguro...", ironiza otro miembro del gobierno. Pero, a renglón seguido advierte que "cuando eso ocurra, tendremos que ser hábiles y dar una  salida a Mas, para  que se ocupe de gobernar  y reconducir la economía en Cataluña, que es lo que más importa a los catalanes, según las encuestas de los propios organismos autonómicos que realizan los sondeos".

Definitivamente, Rajoy espera  y aspira a  un final feliz  o, cuando menos,  pactado con CiU, para que Mas –“o quienquiera que suceda a Mas porque si fracasa por segunda vez, tal vez en esta ocasión sí decida marcharse a su casa" , apunta el dirigente del PP– tenga una vía de escape y no siga instalado en esas  tesis soberanistas/independentistas. Habrá que ver si Rajoy logra su final feliz o todo finaliza como el cuento de la lechera.

1 Comment
  1. fat elpho says

    Todas las chufas políticas vienen siempre de romper el mismo principio: espera lo mejor, prepárate para lo peor.

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