PANDEMIA COVID-19

Marina Marroquí: “El coronavirus no da licencia al maltratador para maltratar”

  • Entrevista con la experta en violencia de género y educadora social

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El confinamiento de las mujeres maltratadas junto a sus victimarios por el covid-19 está golpeando aún más a quienes sufren el terrorismo machista. Quedarse encerrada con quien te desprecia y humilla sin apenas poder escapar de su lado aumenta las posibilidades de agresiones físicas, psicológicas y sexuales. Entrevistamos a la experta Marina Marroquí para conocer esta dura realidad.

La cuarentena no es prevención para toda la población. Para el más de millón de mujeres de este país que se estima son maltratadas es sinónimo de miedo y calvario. Según explica Marroquí, educadora social y autora de Eso no es amor, “estar atrapada con quien te maltrata amplifica la violencia de género ya existente y se convierte en un infierno”.

Basta ver el ejemplo de China -donde se han triplicado los casos de violencia de género durante el aislamiento- para saber el abismo por el que las afectadas están pasando ahora mismo en nuestro territorio. Según datos de la Fundación Ana Bella, en China (con un registro oficial de 90 millones de mujeres maltratadas) y en cuya estadística oficial solo cuentan las casadas, pero no las que viven en pareja, en la zona de Hubei la asociación Jingzhou de ayuda a mujeres víctimas con las que la organización española tiene contacto, “si en febrero de 2019 atendió a 47 mujeres con el encierro ha atendido a 172 en el mismo mes”.

Si miramos a Italia el panorama es igual de desalentador. En este caso el virus aun no vencido del maltrato se dibuja en la bajada en el número de las denuncias. Tal y como señalaba recientemente la magistrada Maria Letizia Mannella, adjunta a la Fiscalía General en Milán, a la agencia de noticias ANSA, aunque aún es pronto para manejar datos, ha descendido el número de las mismas. “Nos basamos solo en la experiencia, todavía es pronto para tener datos fiables, pero podemos decir que la convivencia forzada con los compañeros, maridos e hijos en este periodo hace que las mujeres tengan más dificultades para denunciar o acudir a las fuerzas del orden”.

-¿El coronavirus es crónica de una violencia anunciada?

-Sí que lo es porque existen algunos factores que pueden agravar los estallidos de violencia como el aumento de las horas de convivencia, la dificultad para pasar por la fase de luna de miel o perdón (tras la agresión verbal, física o sexual, el agresor no puede abandonar la casa, y volver pidiendo perdón), los tiempos entre agresión se acortan, aumentando la frecuencia.

Además el poder que adquiere el agresor por el confinamiento (la manipulación perversa que utilizan, puede hacer creer a la víctima que no puede salir de casa, sea cual sea la situación, puede intimidar, con que te van a detener, vas a poner en riesgo a tus hijos si contagias, etc…) o su falsa sensación de impunidad (al estar todos los medios de comunicación, de la administración, cuerpos de seguridad etc... centrados en la intervención con el coronavirus) pueden hacerle creer que tiene mayor facilidad para ejercer violencia y que nadie pueda proteger a la víctima.

Estos factores consiguen que la violencia sea más insostenible, que la víctima, aun intentando por todos los medios, suavizar la convivencia y conseguir que su pareja no se enfade, puede que, al no poder evitarlo, la mujer reconozca de una manera más clara su situación de maltrato.

-¿Qué resulta más difícil cuando en un caso tan excepcional como éste no hay manera de que el maltratador salga de casa?

-Lo difícil es la convivencia, el maltratador quiere un control y poder absoluto hacia todo lo que pasa dentro del hogar. En estos momentos en que los hijos, si los tiene, no tienen escuela, y están en casa en todo momento, lo más complicado es que el agresor no estalle por todo, y que la mujer se convierta en el foco de la culpabilidad por no poder salir de casa.

-Maltratadores que en muchos tienen adicciones... ¿Al no poder salir usarán aún más violencia contra las mujeres y los niños?

-Muchos no es que agredan por tener adicciones, sino que utilizan las adiciones (alcohol, tabaco u otras drogas) como culpable externo de sus agresiones. Esto es sobre todo útil para el perdón hacia la víctima, “no es que yo sea un maltratador, sino que el alcohol me hace actuar así”. En una situación así, pueden utilizar también la excusa de falta de alcohol o tabaco como aumento de la ansiedad y de ahí la causa de gritos, golpes en paredes, portazos, etc... La cuestión es que son solo eso, excusas para redimirse de la responsabilidad de sus agresiones y culpar a agentes externos o a la misma víctima de sus comportamientos agresivos.

-¿Crees que aumentarán las denuncias o por el miedo o por la inestabilidad que esta situación acarrea sucederá lo contrario?

"Durante el confinamiento los estallidos de violencia del agresor se harán con más frecuencia y más intensidad"

-Creo que durante el confinamiento los estallidos de violencia del agresor se harán con más frecuencia y más intensidad. Por ello es posible que muchas mujeres que creyeran estar en una relación mala o regular, pero no la identificaran como maltrato, durante esta convivencia, que se puede volver insostenible, reconozcan situaciones de maltrato e identifiquen la violencia de género dentro de su pareja.

Considero muy probable, que durante el confinamiento aumenten las llamadas a emergencias y tras ello muchas mujeres consigan sacar la fuerza necesaria y decidan terminar con la relación.

-¿Qué aconsejas a las mujeres que ahora mismo te puedan estar leyendo y pasando por ello?

-A la mujer que ahora mismo se ahoga dentro de su hogar, que está en la situación de que se le caiga el --mundo encima, que piense que tiene que estar más de 15 días sin poder salir ni separarse de su pareja, es importante que se plantee que puede estar dentro de una relación de violencia de género.

Si los insultos, golpes en la mesa, peleas por la comida, la televisión, los juegos de sus hijos se vuelven insostenibles, hay algunas herramientas que puede utilizar para protegerse a ella y a sus hijos.

-¿Cuáles son estas herramientas?

-La primera es que contemple la posibilidad de pasar la cuarenta en casa de un familiar o amigo. Si no es así que intente convivir al máximo al margen del agresor realizando actividades con los hijos o hijas como leer, jugar...

También ha de saber que todos los cuerpos de seguridad, instituciones y profesionales que trabajan contra la violencia de género, siguen ahí para ayudarla. El coronavirus no da licencia al maltratador para maltratar. En caso de que tenga miedo o que las agresiones se agraven, puede hablar con alguien del vecindario de confianza para pedirle que, si escucha gritos o golpes avise inmediatamente a la policía. Si se produce una agresión, es importante intentar encerrarse en alguna habitación o baño y llamar a la policía para que acuda a protegerla.

-¿Se hace ahora aún más importante la ayuda de los recursos especializados y de la red social para apoyar a estas mujeres?

-Se hace importante visibilizar esa ayuda. En esta sociedad lo que no se muestra no existe y que todos los medios de comunicación estén únicamente centrados en el coronavirus, y todos los esfuerzos policiales e institucionales que se ven también, lo que proporciona es una falsa sensación de impunidad al agresor, creyendo que ahora el aislamiento le da el poder para aumentar la violencia, y que ella no pueda salir de casa, que nadie venga ayudarla, o saber que en 15 días nadie va a poder ver sus moratones etc. Por eso es importante aumentar las campañas de prevención y detección precoz para seguir dando información a la víctima para que pueda identificar la violencia de género y saber que sigue habiendo medios para protegerla.

-¿La noche será peor que el día para ellas y sus hijos e hijas en el caso que los tengan?

-Los hijos son una de las mayores claves para el aumento de violencia y para que la víctima identifique la situación y quiera acabar con ella. Muchas mujeres son más conscientes del maltrato durante las vacaciones de verano o navidad. ¿La causa? El agresor ha anulado su autoestima, personalidad y herramientas de tal forma, que ha normalizado insultos, humillaciones, desprecios o incluso violencia física, haciéndola culpable y merecedora de ellas.

El problema es que un maltratador también va a ejercer la violencia contra los menores si están tanto tiempo en casa, y va a gritarles y amenazarles por las situaciones más cotidianas en estos momentos (jugar, ver la tele, saltar, cantar, aburrirse…) y la mujer va a proteger a sus hijos de las agresiones, amenazas o insultos, por lo que el agresor va a aumentar los estallidos de violencia. Puede anular a una mujer, pero no al instinto de proteger a tus hijos.

-¿Por ello se hace más que necesaria la colaboración ciudadana?

"Somos una pieza clave para proteger a las víctimas de violencia de género que ahora estén encerradas con su maltratador"

-Así es. Incluso estamos siendo conscientes de que tiene el poder de frenar una pandemia, es importante que tomemos conciencia, de que también somos una pieza clave para proteger a las víctimas de violencia de género que ahora estén encerradas con su maltratador. Por eso a cualquiera que escuche gritos, golpes, portazos, tiene que pedir ayuda. En violencia de género no se puede mirar para otro lado, es importante que avisemos a los cuerpos de seguridad y protejamos a las víctimas. La sociedad también puede frenar la violencia de género. Tenemos que estar ahí como sociedad y profesionales preparados, para poder proteger a las víctimas, porque cuantas más mujeres decidan y consigan salir del maltrato, más maltratadores van a intentar impedirlo matando a sus víctimas.

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