COMUNICACIÓN / «Una forma de prostitución menor y pasajera»

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El escritor Javier Marías
El escritor Javier Marías en una imagen de archivo. / Efe

En los últimos tiempos se habla más de Javier Marías por sus columnas que por sus libros. Columnas habitualmente polémicas por incluir comentarios diríamos que políticamente incorrectos. Marías se está convirtiendo, a la vejez viruelas, en un enfant terrible de la opinión en nuestro país, en dura competencia con firmas consagradas como Fernando Sánchez Dragó, Salvador Sostres o el mismísimo Federico Jiménez Losantos.

En la última de sus columnas Marías habla de un caso Weinstein “cuyas prácticas son viejas como el mundo”. El escritor retrocede más de un siglo, al momento en que se acuñó la expresión “couch casting (“casting del sofá”), para recordar la decoración de los lugares de trabajo de los productores de Hollywood y Broadway: “En el despacho solía haber un sofá bien a mano, para propósitos evidentes”. Y luego pasa a restar importancia a esa forma de abuso: “La costumbre me parece repugnante por parte de esos productores (como me lo parece la de cualquier individuo poderoso), pero en ella no había violencia. Se producía una forma de transacción, a la que las muchachas podían negarse; y una forma de prostitución menor y pasajera, si aceptaban”.

Una forma de transacción, escribe Marías. Una forma de prostitución, eso sí menor y pasajera, dice. Y se incendian las redes sociales. Y ponen a parir al escritor provocador. Y Juan Cruz sale en defensa del columnista, de El País, de los valientes a los que no conseguirán silenciar: “Peligra la libertad de decir, de expresar. Peligra la libertad, triunfa el griterío que ampara el lugar común. Lo único bueno de toda esta historia es que a Javier Marías no lo van a callar”.

¡Quieren hacer callar a Javier Marías! Malditos, no lo conseguirán: compren El País, medio que publica sus valiente eructos y defiende la sagrada libertad de expresión. Y compren también su último libro, que parece que las ventas no van como debieran.

Y si tienen dudas, si creen que Marías o bien es un miserable o para llegar al lugar en que se encuentra se ha visto obligado a alguna forma de transacción, quién sabe si una forma menor y pasajera de prostitución, lean a Juan Cruz. Él conoce mejor que nadie la integridad de los escritores consagrados, el griterío del vulgo en Internet, y cómo hacer de la transacción una forma de vida.

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