Burbujas y derrumbes

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Tras el derrumbe el martes en las obras del Hotel Ritz, que causó la muerte de un trabajador migrante y provocó heridas a once personas más, la Constructora San José, socia del BBVA en la Operación Chamartín, tiene un inaceptable historial.

En lo que va de año, a 54 trabajadores y trabajadoras les ha sido arrebatada la vida en accidentes de trabajo en la Comunidad de Madrid. En 2017, fueron 57 los accidentes laborales mortales. La búsqueda del máximo beneficio de empresas y constructoras es causa de la falta de medidas e inversión en prevención laboral.

El sector de la construcción presume de recuperar la actividad cercana a tiempos gloriosos. Y mientras el beneficio de estas empresas vuelve a crecer, la precariedad laboral aumenta a ritmos vertiginosos. Hasta agosto de 2018 el número de accidentes laborales, 7.000, ha aumentado un 17% respecto al año anterior. Pura lucha de clases donde la oligarquía se lleva los beneficios, y la clase trabajadora se deja hasta la vida.

Mientras tanto, los gobiernos central y autonómico continúan con su obsesión de aplicar medidas austeritarias, manteniendo reformas laborales y ejecutando reglas de gasto que solo sirven para ahogar a la ciudadanía y adelantar dinero a la banca. Los gobiernos del Partido Popular en Madrid y PSOE en el estado están trasladando la presión y la responsabilidad al trabajador, cuando además de sobreexplotado con salarios miserables, es la víctima de una total inestabilidad en su puesto de trabajo. Como ejemplo baste el siguiente dato: en toda la Comunidad de Madrid únicamente existen dos fiscales laborales para una población de 6 millones de personas.

Todo esto resulta en que empresas como la Constructora San José obtenga unos resultados un 54% superiores respecto al primer semestre del año anterior. Esta empresa actualmente se encuentra imputada por un presunto desfalco de 60 millones de euros en la construcción de varios tramos del AVE pagados por ADIF, el “aún” gestor público de infraestructuras ferroviarias.

La impunidad de las élites permite que la Constructora San José se pueda asociar con el BBVA para llevar el desarrollo de esa joya especulativa financiera e inmobiliaria que es la actual Operación Chamartín.

El futuro del desarrollo del norte de la ciudad de Madrid -el mayor pelotazo urbanístico de Europa- 25 absurdas torres sobre una alfombra de color verde, se deja en manos de entidades que cuadruplican su valor en bolsa mientras hacen que el eje norte-sur de la capital aumente la brecha territorial más que nunca.

La exigencia al Gobierno para derogar reformas laborales que dejen de precarizar a la clase trabajadora, debe ir de la mano de pedir responsabilidad a las corporaciones municipales a la hora de realizar proyectos que atiendan a las necesidades reales de sus vecinas, y no a empresas cuyo único interés es la especulación, a costa no solo de la sobreexplotación, empobrecimiento y precarización de trabajadores y trabajadoras sino si es necesario; de su vida misma.

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