Nuestra querida España

Juan Montero y Aisha Sow Serrano, integrantes de Más Madrid Joven

Los resultados electorales del veintiocho de abril ofrecieron una oportunidad única de formar un gobierno progresista gracias a la precisión numérica obtenida en las urnas: los escaños eran los necesarios, los apoyos estaban prácticamente otorgados y el contenido programático estaba construido (si tomamos como punto de partida el acuerdo previamente alcanzado para los Presupuestos Generales del Estado). Pero faltó consenso, compromiso social y voluntad entre las partes, principio fundamental de todo pacto. Dicho en crudo: los agentes implicados fracasaron y, lo que es peor, nos hicieron fracasar. Lamentablemente decidieron obsequiar al desencuentro, obviar el peligro que suponía adentrarnos en unas nuevas elecciones, ralentizar un tiempo que no espera a todos por igual.

Somos muchos los que recordamos el pánico que sentimos cuando la extrema derecha, por primera vez en la historia de nuestra joven democracia, llamaba a las puertas del Congreso de los Diputados. Postulados homófobos, machistas y racistas recibían el apoyo, a veces tácito, a veces expreso, del Partido Popular y Ciudadanos. La amenaza era concreta y precisa, aunque a veces se tratase de edulcorar. No obstante, esa amenaza sigue existiendo, sigue siendo parte de un proceso que revela una realidad ineludible: la política se construye paulatinamente, diariamente, y cuando se abandona se pone en riesgo la salud de nuestra democracia. Por eso, toda actitud que conlleve dar un paso al frente, desligarse del interés partidista que adormece y paraliza, es una victoria colectiva que posibilita trabajar por y para la mayoría.

Habría sido sencillo para Más Madrid dormitar en la Asamblea y el Ayuntamiento y adoptar la postura del observador que vaticina fracasos. Sin embargo, esa actitud no habría permitido inaugurar este proyecto heterogéneo que tiene como objetivo primordial la aprobación de leyes elementales que amparen y auxilien a quienes más lo necesitan. Porque la clase política debe estar a la altura de quienes la hacen realidad día tras día: en lo cotidiano, en la consecución del acuerdo y la desarticulación del conflicto. Preocupa, y nos provoca demasiado temor, ver como las figuras políticas que nos han llevado a esta situación se encuentran demasiado alejados de los problemas que nos atañen. Problemas que nos hacen perder oportunidades como país y que nos abocan al más triste desamparo. Qué necesario es recordar cuál es la realidad de nuestro país. Qué importante es observar la manera en la que, sin esperar nada a cambio, seres anónimos cosechan el derecho de pertenecer a una comunidad que no deja a nadie descuidado.

Más País, por suerte, cuenta en sus listas con mujeres y hombres que entendieron que había algo por encima de las siglas y la simbología de partido: el progreso, la vida y el país. Elementos que son indispensables en el activismo político de candidatos como Esperanza Gómez, Ana Terrón o Joan Baldoví; personas que, en lugar de mirar desde la barrera, optaron por acompañar a Íñigo Errejón en este camino.

Nosotras y nosotros, como jóvenes que somos, observamos el futuro de España con preocupación, pero, al mismo tiempo, entendemos que es necesario recoger el testigo de nuestras abuelas y abuelos, madres y padres, para revitalizar la estrategia que pone el acento en la necesidad de construir un país más justo, más feminista y más libre. En los últimos meses, con inquietud y furor, hemos salido a las calles, hemos defendido el planeta y, sobre todo, la búsqueda de un modelo de país justo y benévolo. Por estos motivos, hoy decidimos volver a aquella canción de Cecilia y enlazamos sus palabras con las de Antonio Machado. “Nuestra querida España: hoy es siempre todavía. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora.”