Monarquía o República: no es el momento

  • "Es muy discutible que la corrupción de la Casa Real y de la corte de la que es cúspide no sea una causa real de los males que sufren los españoles"
  • "Lo peor de la monarquía española es su corte. Su corte política. empresarial y periodística. La que engrasaba Juan Carlos con cada negocio corrupto"
  • "Más le vale a la corte no retrasar mucho el momento de dar la palabra al pueblo español… o el pueblo español hablará a gritos"

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Preguntado por la apertura del debate entre monarquía o república Pedro Sánchez dijo que no era el momento porque “España necesita estabilidad”. Parecía referirse a que en una crisis económica, sanitaria y social como la actual, España no debe perder el tiempo debatiendo sobre la forma política del Estado.

Sería muy discutible que la monarquía española no tenga relación directa con las debilidades institucionales y económicas con las que afronta España cada crisis, habida cuenta de que la corrupción de la Casa Real tiene mucho que ver con el rumbo económico que ha conducido a España a una situación de fragilidad económica gravísima. No es difícil suponer que los distintos Gobiernos que han tenido tantos problemas con la corrupción llegaran al poder descubriendo cómo actuaba Juan Carlos (es radicalmente imposible que su actuación fuera ignorada como mínimo por los distintos presidentes, ministros de Exteriores y ministros de Defensa); si el Jefe del Estado trincaba por importaciones, exportaciones, contratos internacionales… es fácil que se desencadene una estructura de corrupción institucional como la que ha debilitado la toma de decisiones económicas en España. Dicen que Urdangarín explicó a Juan Carlos y Felipe que él había hecho lo que todos ellos; es fácil pensar que esa idea la tuvieron muchos.

Una España industrializada, con una Sanidad pública bien financiada, que apueste nítidamente por la lucha contra el cambio climático y tenga un gran presupuesto para investigación científica deja muchas menos comisiones que una España en la que el gasto público se hace en grandes infraestructuras cuyos constructores saben a quién pagar comisiones, deja menos comisiones que una España hiperdependiente del petróleo extranjero y que una España cuyas relaciones exteriores tienen más que ver con la compra y venta de armas que con el intercambio de conocimiento. Que el rey tiene incidencia directa en la toma de decisiones y el rumbo adoptado lo prueba su propia corrupción: a ti, querido lector, ningún constructor ni ningún jeque te ha regalado decenas de millones de euros tras un contrato internacional… porque tú no tienes ninguna capacidad, siento decírtelo, para conseguir que se adjudiquen obras, se compre petróleo a tal o cual país o se vendan armas a dictaduras criminales. Si alguien cobró por estos negocios, es alguien que tiene capacidad para conseguir que los Gobiernos adopten las decisiones necesarias.

Es muy discutible que la corrupción de la Casa Real y de la corte de la que es cúspide no sea una causa real de los males que sufren los españoles; tiempo habrá de discutirlo.

Lo chusco es el asunto del momento. Que no es el momento, nos dice el Gobierno; y es cierto que es un momento muy poco oportuno. No puede ser más ofensivo para España que el rey Felipe VI eligiera el final de la tarde del domingo 15 de marzo de 2020 para hacer pública la ruptura con su padre Juan Carlos I: la anulación de su sueldo público (el legal), la renuncia escénica a la herencia… Los reyes están al frente de sus naciones, las dirigen en los peores momentos, afrontan el liderazgo más heroico: ese papel legendario se supone que legitima a los reyes, sea en Covadonga o en el 23F. Felipe VI, por el contrario, tuvo la cobardía más irrespetuosa con el pueblo español al elegir la tarde de un domingo que era el primer día de Estado de Alarma, de confinamiento absoluto, de gravísima crisis sanitaria que provocaría la muerte de decenas de miles de españoles, el primer día de la certeza de una gigantesca crisis económica… y Felipe VI aprovechó la tarde de aquel cruel domingo para intentar que pasara desapercibida la crisis provocada por la corrupción de su padre y predecesor.

Pero el momento fue el elegido al menos por Felipe VI y el Gobierno que preside Pedro Sánchez.

Según hemos ido sabiendo Felipe VI comunicó al Gobierno en el primer trimestre de 2019 que Corinna Larsen estaba amenazando a la Casa Real con contar públicamente los casos de corrupción de Juan Carlos I (y de los que Felipe VI era formalmente beneficiario) si no se negociaba con ella.

Ni Felipe VI ni el Gobierno de Pedro Sánchez hicieron nada. No fue entonces (cuando COVID era una palabra desconocida y era difícil argumentar que no es el momento) cuando apartaron a Juan Carlos I. Lo hicieron entre marzo y agosto de 2020: cuando la prensa británica y la Fiscalía suiza contaron lo que Felipe VI y Pedro Sánchez sabían (o más bien: lo que no pueden negar que sabían) desde principios de 2019.

Nunca es el momento. En 2014, cuando Juan Carlos I abdicó en su hijo Felipe VI (ay, qué grave nos parecía entonces, porque eso ya era muy grave, que el yerno del rey fuera un corrupto, que el rey se fuera de cacería de elefantes), no era el momento. Rubalcaba se quedó al frente del PSOE para garantizar que el PSOE tenía claro que no era el momento. Desde sus hondas raíces republicanas, eso sí.

Hoy no es el momento. Quizás porque el momento era 2019, cuando innegablemente Felipe VI y Pedro Sánchez sabían lo que hoy sabemos y, supongo, lo que todavía nos queda por saber. Pero nos lo ocultaron y mantuvieron a Juan Carlos I con todos sus privilegios. Violentaron la legalidad para impedir comisiones de investigación en el Congreso de los Diputados, porque no era el momento.

Nunca es el momento. Porque lo peor de la monarquía española es su corte. Su corte política. empresarial y periodística. La que engrasaba Juan Carlos con cada negocio corrupto, la que lo adulaba, la que miraba para otro lado, la que sabía y callaba. La que ha hecho que España tenga hoy una democracia mucho menos avanzada de la que los españoles podrían tener, la que ha llevado a la economía española a seguir tan cerca de La Escopeta Nacional. La que tiene tantos kilómetros de AVE pero no tiene industrias que permitan fabricar mascarillas a tiempo, ni científicos que puedan liderar la búsqueda de la vacuna, ni acaso rastreadores que aíslen brotes.

No es el momento porque el momento fue hace bastante. El momento fue cuando los españoles podían albergar dudas. Más le vale a la corte no retrasar mucho el momento de dar la palabra al pueblo español… o el pueblo español hablará a gritos.

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3 Comments
  1. Miguel says

    Resumiendo .
    Por parte de este régimen heredado : nunca va a ser el momento adecuado para preguntar a la sociedad española si quiere continuar en este declive y decadencia o empoderarse no solamente de la família canalla atrincherada en la Jefatura del Estado ; por la gracia de un militar involucionista y criminal .Mientras tanto continuarán hundiéndonos en el abismo de la ruina y el atraso prácticamente ya » endémicos» .
    Salud y más que urgente por necesaria : 3ª República de España.

  2. Fernando says

    Lamentablemente, el pueblo español no hablará a gritos, el pueblo está dormido y la corruPPción lo sabe.

  3. Hennessy says

    Quizá sea este el momento en el que ya podamos saber quién en este régimen feudal edulcorado antes llamado franquismo y ahora juancarlismo, fue el responsable público de colocar a Letizia de locutora «prime time» en RTVE porque se foll— a Felipe como cuál responsable público coloco a Bárbara de presentadora con programa ‘ad hoc’ para ella porque se foll— a Juan Carlos. Los súbditos españoles tenemos derecho a saber los nombres de toda la cadena de responsables públicos políticos y funcionarios que por llamadas de Zarzuela se bajaban y se bajan la vestimenta inferior. Quizá sea más fácil saber cuáles no se la bajaron ni bajasn incluidos casi ningún periodico ni periodista.

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