Nacionalizar la banca

8

Gabriel Tortella *

Cuando yo era tan joven como la mayoría de los que acampan en la Puerta del Sol de Madrid (bueno, un poco más joven) yo también creía que se debía nacionalizar la banca. Es una idea simplista que resulta atractiva porque los banqueros, es decir, los directivos de la banca, parecen personas extraordinariamente ricas, muy poderosas, cuyos méritos no están muy claros, y que, además, exigen que les devolvamos lo que nos han prestado. El odio a los acreedores es tan viejo como la humanidad y, desde luego, la impopularidad de los judíos desde la Edad Media se debe tanto o más a esta razón económica que a la religiosa.

Desde aquellos años inocentes yo me he dedicado a estudiar historia económica, y en especial historia bancaria. Estos estudios pronto me hicieron ver lo equivocado de mis concepciones juveniles, por atractivas que pareciesen desde un punto de vista emocional. Pero si equivocado anduve yo por entonces, mucho más lo están los que sustentan ahora esas ideas, y ello por dos razones. Una, que yo había crecido odiando a la dictadura de Franco y en mi ignorancia pensaba que la banca era uno de los “pilares del régimen”, como decíamos por entonces. Hoy sé que la banca, si bien se acomodó al poder (como hace casi siempre: los banqueros no son, no pueden ser, héroes) no tenía por Franco gran simpatía (casi todos los presidentes de los grandes bancos eran liberales moderados, y alguno pasó años en la cárcel en los años Cuarenta) y que el “Caudillo” les correspondía sintiendo una considerable desconfianza hacia ellos y sometiéndoles a una férrea intervención. Y dos, porque de entonces a acá han ocurrido muchas cosas, unas lejos de España, otras delante de nuestras narices, que demuestran repetidamente el fracaso de la banca estatal. Especialmente en la España de 2011 pedir la nacionalización de la banca revela un grado de miopía intelectual que debiera producir sonrojo a quienes lo hacen. ¿Qué diríamos del médico que, para curar a un alcohólico de su adicción, le recomendara ingerir un litro de whisky al día? Pues algo así es pedir, en la España de hoy, la nacionalización de banca.

Después del estruendoso fracaso del comunismo en Europa, una persona que recomiende la nacionalización de un sector de la economía debe hacerlo, cuando menos, acompañándolo de una explicación detallada que justifique un programa que parece contrario a la racionalidad científica. En América Latina, las nacionalización bancarias que se llevaron a cabo por José López Portillo en México y Alan García en Perú constituyeron fracasos estrepitosos, como medidas demagógicas que fueron para disimular las situaciones económicas desesperadas a que las políticas de ambos presidentes habían sometido a sus países. En los dos casos los bancos tuvieron que ser reprivatizados más tarde y Alan García, años después, confesó su error. A nadie en sus cabales se le ocurriría en Perú o en México hoy pedir la nacionalización de la banca. Pero ocurre que el caso español es parecido, porque el desastre bancario aquí ha tenido lugar en gran parte por la politización de las cajas de ahorros, que han reproducido, aunque a menor escala, lo que la nacionalización de la banca produce a gran escala: la distribución de las inversiones ateniéndose a criterios no económicos, al favoritismo y a la corrupción sistemática.

Es cierto que la banca española no ha salido muy airosamente de la crisis y es cierto que lo mismo ha ocurrido en Estados Unidos y en varios otros países; pero la responsabilidad última ha sido de los supervisores estatales que, por diversas razones, no quisieron, o no se atrevieron, poner coto a los desmanes de algunas entidades, tanto privadas como públicas. Y es cierto que los gobiernos, por temor a una recaída de la economía, se han comportado con excesiva benevolencia con banqueros que, muy probablemente, hubieran podido ser juzgados criminalmente (en Estados Unidos algunos lo han sido; en España, de momento, no).

Yo debo confesar que la política que el gobierno español está llevando a cabo para arreglar la situación bancaria me parece incomprensible y sospechosa de sesgos partidistas. Por ahí, creo yo, debieran encaminarse las críticas. Pero en la España de hoy, después del fracaso anunciado de la politización de las cajas, pedir la nacionalización de la banca, indica una ligereza, una ignorancia, y una falta de reflexión que dice muy poco a favor del “Movimiento 15 de Mayo”. Lo que se podría pedir es modificación de la legislación hipotecaria, mayores medidas cautelares, mejor supervisión, mayor competencia entre entidades, y exigencia de responsabilidades (incluidas las penales, si las hubiere), no sólo a los banqueros, sino también a los supervisores. Pero oír a un grupo que se pretende serio e “indignado” pedir aquí y ahora la nacionalización de la banca produce desazón y hasta vergüenza ajena. Y es una lástima, porque otras de las propuestas del 15M, como la reforma de la ley electoral, me parecen muy justificadas y sensatas.

(*) Gabriel Tortella. Economista e historiador. Es catedrático emérito de Historia de la Economía en la Universidad de Alcalá de Henares.
8 Comments
  1. in-sol-accion says

    Bueno, pues venga usted a Sol, o a cualquier otra de las acampadas, como la de Guadalajara, a explicar sus ideas y a proponer acciones realistas y constructivas, que de eso precisamente tratan las asambleas. Eso sí, se lo ruego, prepare argumentos serios, no referencias a experiencias vitales, y aplique el mismo sentido crítico al funcionamiento de la banca privada, que, como mínimo, podemos decir que ha dejado mucho que desear, ¿no le parece? Y por cierto, también sería beinvenido un poco de respeto por las opiniones ajenas, sin presuponer que se basan en la ignorancia, e igualmente le ruego que tenga más cuidado al emplear la expresión «racionalidad científica». En mi humilde opinión de miope intelectual, los términos «racional» y «científico» no son precisamente los más adecuados para describir el neoliberalismo imperante. Atentamente, un ciudadano «muy quemado».

  2. joawers says

    Grado de miopía intelectual es quien crea a un gilipollas como tú, que lo que quieres es manipular a la gente

  3. aasdas says

    Grado de miopía intelectual es quien crea a un gili po-llas como tú, que lo que quieres es manipular a la gente

  4. Pensador says

    Miopía intelectual es la que se sufre en la torre de marfil en que se sientan los catedráticos.
    Nacionalizar gran parte de la banca es una opción perfectamente defendible. Le invito a dejar su cátedra un par de años, probar el mundo real y leer su propia columna pasado ese periodo. Entonces si que va usted a entender el significado de «miopía intelectual».

  5. uno cualquiera says

    Es curioso, porque yo, que estoy a favor de la nacionalización, pensé en mi moderado pensamiento buscar alguna información que me sacara de mi error, si es que estaba en alguno. Por tanto quería contrastar esas teorías pro-nacionalizadoras.

    Pero vengo aquí y sólo leo que eso es mu’ mu’ malo y que no se debe hacer, sin haber escuchado ninguna razón plausible (o no) ni datos ni ninguna lógica de porqué no hacerlo (las cuales sí he oído de autores mas «comunistas» como usted los llama).

    Amén de que tampoco ha comentado que otras razones, coyunturales, externas o internas pudieren haber propiciado que en esos citados países no funcionara la nacionalización, y que tampoco ha citado países donde sí lo ha hecho.

    Espero de otros artículos, no ni mucho menos que sean de otra opinión, sino que estén mejor argumentados. Gracias.

  6. Juanchu says

    Como dijo Joaquin Leguina, diga usted cuanto le pagan por decir esto y quien le paga por hacer propaganda de la banca.

  7. Alex says

    La verdad esperaba un poco de argumentos y datos que avalen su teoria, pero no da usted ni uno. Solo cita dos paises en los que la nacionalización ha fracasado, para luego decir que en realidadestaban tapando otros problemas económicos. Este argumento es tan sólido como afirmar que los antibióticos no son buenos, porque fracasaron con el tio Pepe, que en realidad tenía cancer.

Leave A Reply