La izquierda española se la juega en Cataluña

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Joan Tardà i Coma *

Que el ministro de Margallo comparezca en el Congreso de los Diputados y se vea en la obligación de esconder que, horas antes, la Unión Europea había acordado iniciar conversaciones para alcanzar una preadhesión  de Kosovo aún cuando el Estado español no ha reconocido esta república refleja un cierto nerviosismo ante el proceso soberanista en Cataluña. Como lo demuestra la sorpresa manifestada por el mismo PP al comprobar con qué finezza actuaba el lider de la derecha británica Cameron al pactar con los independentistas escoceses las condiciones para el referéndum del año 2014.

Ciertamente, una verdadera declaración de voluntades democráticas las del Partido Conservador afirmándose en su voluntad de echar todos los restos en el objetivo de aguarle la fiesta al SNP  sin tener que negar a Edimburgo la capacidad de convocar el plebiscito y comprometiéndose a ser los primeros en reconocer a Escocia como nuevo Estado de la Unión Europea en caso que Salmond lo ganara.

No obstante, en el caso español, la realidad es muy distinta. La ofensiva del PP y el seguidismo del PSOE ponen en cuestión la misma calidad democrática del sistema. A medida que se afianza el proceso, dirigentes y grandes medios de comunicación tienden a descarrilar: amenazas más o menos subliminales, interés en  convertir en verdad absoluta el texto constitucional, negación de datos objetivos que avalan la sostenibilidad económica de un futuro Estado catalán o las grandes dosis de demagogia sobre la inevitable fractura social entre catalanes…

Todo vale menos fomentar lo imprescindible: preguntarse cuál debe ser la respuesta como demócratas. Efectivamente, la izquierda española debería sentir como  obligación para salvarse como fuerza transformadora de la sociedad el decidir convertirse en aliado del proceso catalán y enterrar la opción de  avalar la represión.

Porque, no nos engañamos (ni debería engañarse la izquierda española), el proceso que se ha iniciado desde Cataluña no tiene retorno. En el nuevo Parlamento se dará una correlación de fuerzas más que suficiente como para poder blindar la opción de dar la voz a la ciudadanía para que decida su futuro. Y la administración española sabe perfectamente que no pueden ponerse puertas al campo, terraplenes a la democracia, razón por la cual en el imaginario de la ciudadanía catalana ha arraigado y arraigará todavía más la naturalidad del Derecho a Decidir.

Ante esta voluntad, ante este choque entre la legitimidad catalana y la legalidad invocada por las fuerzas españolas, sólo cabría el uso de la fuerza. ¿Destituir al president?  ¿Derogar la autonomía? ¿Encarcelarnos? Es evidente que el uso, por mínima que fuere, de la violencia sería inútil y estéril. Al contrario, se convertiría en un catalizador que aceleraría el proceso tanto a nivel internacional como en el interior de la sociedad catalana.

Sin duda, además, lo que pudiera acabar siendo incluso  favorable a los intereses catalanes se convertiría en letal para la misma sociedad española, máxime si la izquierda española asumiera  esta misma represión. Porque, con ella, enterraría valores democráticos y capacidades de influencia en las nuevas generaciones. De ahí que sea preocupante la deriva del PSOE, incapaz de dar respuestas ante la situación.

Todo ello hace sonar  con mayor fuerza los gestos de los nostálgicos del franquismo y las palabras de los dirigentes del PP a la espera de un escenario que no va a ser posible en la medida que la crisis económica arrastra al Estado español hacia un futuro inmediato más que incierto y se evidencian las vergüenzas de un sistema autonómico,  que ellos mismos calificaban de ser el más garantista de la funcionalidad “federal”, en regresión  bajo una voluntad recentralizadota. Y lo que es todavía más preocupante: tiende a desaparecer del imaginario de millones de españoles.

(*) Joan Tardà i Coma es diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el Congreso.
6 Comments
  1. gardenia says

    No entiendo eso de que el Partido Conservador se compromete a ser el primero en reconocer a escocia como nuevo Estado de la UE. A los socios de la Unión no los reconocen los partidos, ni siquiera cada uno de los países miembro por separado. Un Estado se convierte en miembro cuando cumple una serie de estrictas condiciones revisadas a lo largo de un proceso de adhesión prolijo y muy minucioso y cuando TODOS los socios le dan el visto bueno.

  2. Jonatan says

    Otra cosa es lo que Alemaña hizo con Croacia. Y así fue la guerra que todos (des)conocemos.

  3. Y más says

    Kosovo se llama Kosova, para los kosovares. Y mejor no hablar de ello (que es lo que hacen los media cuando ya no interesa la guerra esa). ¿Qué pinta aquí este intelectual tan sobresaliente?

  4. Uxo says

    Completamente de acuerdo.La izquierda española debe posicionarse a favor del derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña.No hacerlo,cerrar filas esperando reeditar lo del plan Ibarretxe solo hara dilatar el proceso pero no detenerlo y acabara llenando a la izquierda española de ignominia.Hubo un tiempo,no hace mucho que hasta se veia a un partido como el PSOE posicionarse en favor del derecho de autodeterminación en Euskadi y despues vino la caida de la mascara con Gonzalez.
    No se dan de cuenta que Cataluña puede abrir un proceso beneficioso para todos.Abre una via democratica y entra aire en una habitación cerrada,en un edificio caduco,cuyas grietas ya amenazan derrumbe.
    Espero que la izquierda española entienda que el nacionalismo español,claro heredero de las viejas oligarquias castellanas y diferente de las burguesias más modernas catalana y vasca,es peligrosisimo.Tiene una tendencia autoritaria en su ADN y un pulso fascista que asusta.

  5. ivg56 says

    «Espero que la izquierda española entienda que el nacionalismo español,claro heredero de las viejas oligarquias castellanas y diferente de las burguesias más modernas catalana y vasca,es peligrosisimo.Tiene una tendencia autoritaria en su ADN y un pulso fascista que asusta.» Dos observaciones: Una izquierda que lo sea verdaderamente tiene que ser igualmente crítica con los nacionalismos sean vascos, catalanes o españole.
    Dos: desde el fin del franquismo, el único fascismo que hubo en España fue el de ETA y sus acólitos.

  6. ramonoa says

    yo soy comunista , i despues de lo que veo en catalunya, del desprecio, de las declaraciones enticatalanistas por parte de izquierdas i derchas españollistas, ya soy un comunista independentista, para ser europeo no es necesario estar en este marcado comun que nos a llevado donde estamos, suiza es europea, rusia es europea, estonia , lituania, croacia serbia,,, no son africanas estas naciones,,, el mercado comun, i la union llevan al hambre a la clase media, fuera de esta empresa comercial catalunya estaria mejor, seguro, visca catalunya independiente i socialista, primero independencia, despues socialismo,

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