Con Blesa llegó la burbuja a Caja Madrid

7

La llegada de Aznar al gobierno de España en 1996 supuso un cambio muy drástico en algunos factores de la política económica claves para entender la mayor crisis sistémica que ha asolado a España y a Europa desde la gran depresión del 29.

El origen fue la Ley del Suelo de 1998 que conllevó la práctica liberalización absoluta de la política de suelo, dejando a las CCAA manos libres para declarar urbanizable prácticamente todo el espacio, salvo el protegido que hoy también se ha dejado al albur del mercado tras la aprobación de la Ley de Costas. Este impulso normativo fue el elemento necesario, pero no suficiente, para cimentar el desarrollo irracional del mercado inmobiliario que ha acabado con una explosión desordenada de la burbuja generada.

La otra gran pata en la que se cimentó el gran negocio realizado por promotoras, partidos políticos y el sector bancario, fue el asalto a los Consejos  de Administración de las Cajas de Ahorros, en connivencia con organizaciones sindicales y políticas de la izquierda. Un ejemplo claro de esta política errónea y dañina fue el golpe de timón que se dio en la que era la segunda gran Caja de Ahorros en aquél momento en España, Caja Madrid.

El anterior Presidente, Jaime Terceiro, fue un modelo y un adelantado a su época, con una gestión austera y profesional, propia de un Catedrático de Universidad, alejado de las intrigas y mediocridades políticas y sindicales que se cernían sobre la Comunidad de Madrid en aquella época. Se rodeó de un excelente equipo de profesionales del análisis y las previsiones macroeconómicas, asumiendo el papel de una entidad financiera en el desarrollo económico y no en la especulación financiera o inmobiliaria.

Esa política de austeridad no daba el juego necesario para que las entidades políticas y sindicales que estaban en el Consejo de Administración pudiesen financiarse parcialmente con las rentas que extraían sus consejeros y que en la época de Terceiro eran muy bajas. Con el pacto y la pinza política entre parte de la izquierda política y sindical, se pudo situar a Blesa, antiguo compañero de oposición de Aznar, al frente de Caja Madrid.

El primer resultado fue la multiplicación de fondos para el pago a consejeros y al propio presidente y así se pudieron sanear las cuentas de organizaciones de la izquierda madrileña, pero se empezó a gestar la debacle y la quiebra que hoy se ha producido ya dentro de la amalgama alrededor de Caja Madrid en lo que se ha denominado Bankia. Se comenzó una expansión en el sector inmobiliario sin precedentes, una política de crédito agresiva, e incluso presuntamente delictiva, con la afición por los avales cruzados y sobre todo una política de inversión financiera a todas luces alejada de lo que debería ser una entidad de crédito.  La toma de paquetes significativos de Endesa o Iberia fueron decisiones más políticas que económicas, y poco a poco la actividad de la Caja se fue gestando más en la Moncloa y menos en la dirección de la entidad, cuyo Consejo de Administración fue utilizado como un comodín para este drástico cambio de rumbo.

Con esta creciente politización de Caja Madrid, donde también tuvo mucha influencia el hoy presidente del Real Madrid, se nota aún más la excelente labor del anterior presidente, quien aportó un modelo de comportamiento que hoy hubiese salvado a buena parte de las Cajas. Su gran preocupación era la gobernanza y la gestión de recursos en entidades como las Cajas de Ahorro.

Sabía que como consecuencia de su compleja naturaleza jurídica, las cajas de ahorros presentan diversos problemas que las sitúan en posición desfavorable respecto a otras entidades. Estos problemas surgían de la asignación de los recursos, el control de los gestores, la constitución de los órganos de gobierno, la administración de grupos empresariales, el desarrollo de estrategias corporativas, la instrumentación de fusiones y la acumulación de recursos propios. Estas ideas, que las plasmaba Terceiro en 1995, eran una gran premonición.

Atribuía la ineficiencia en la asignación de recursos de las cajas a que esos derechos de propiedad no estaban correctamente definidos. A este respecto, Terceiro afirmaba que no era prudente establecer una tercera categoría consistente en defender una titularidad que no fuese pública ni privada, sino que, simplemente, no exista".

Hablaba también de las dificultades para la acumulación de recursos propios. Sostenía que la inexistencia de capital social impedía que una caja pudiera ser adquirida por otra y dificultaba llevar a cabo procesos de fusión o absorción". Ello suponía perder muchas oportunidades y un importante instrumento para revisar la estructura del sistema, ya que las fusiones entre cajas de distintas comunidades serían las más racionales, contribuyendo a eliminar los problemas de tamaño, de su posible déficit de recursos propios y de su concentración en mercados locales o regionales estrechos con escasas posibilidades de crecimiento y una elevada concentración de riesgos.

En resumen, el golpe de timón que supuso fulminar al presidente de Caja Madrid en 1996, el catedrático Terceiro, y sustituido por Blesa, una persona sin formación suficiente para ostentar el cargo, puso los cimientos para la quiebra y posterior nacionalización de la entidad ya integrada en Bankia. El profundo cambio en la gobernanza, la estrategia empresarial, con compras ruinosas como el banco radicado en Miami, por lo que ha sido encausado el expresidente Blesa, mostraron la peor cara de la política empresarial y financiera. El enriquecimiento personal de buena parte del Consejo de Administración, y los negocios ruinosos, junto a la apuesta por la especulación inmobiliaria y prestar la Caja para el uso y disfrute de entidades empresariales afines, forman parte de la herencia de Blesa al frente de Caja Madrid. Lo que vino después fue la puntilla para todo el trabajo que se hizo durante la época de Terceiro. Pero no se plegaba a los negocios ruinosos, ni a la especulación financiera.

(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral.
7 Comments
  1. Gerenero says

    O sea, que el menda de Aznar fue el culpable o parte de la crisis que atravesamos, llegaron los socialistas y no corrigieron esa ley, y ahora el tonto de los cojones de Rajoy esta hundiendo a España.

  2. Domingo says

    Una parte de la izquierda y de los sindicatos. ¿Que parte.?
    Tal vez la que lo defiende hoy.

  3. Ramon says

    Un año después de la nacionalización y el robo cuantificado en 23.000 millones de euros y la estafa a los depositantes (las preferentes), la Justicia española ha sido incapaz de realizar las operaciones matemáticas para determinar quién se benefició del latrocinio de unos directivos delincuentes y expropiar y encarcelar a esa gentuza. Sólo cargan contra los trabajadores que no pueden pagar la hipoteca. Malditos.

  4. Osuna 2013 says

    -O sea. Que las leyes penales no actúan con el rigor exigible según la importancia del ilícito afectado judicialmente, sino de la magnitud del patrimonio del imputado. Patrimonio que se ha obtenido torticeramente (como en este caso) para aliviar, además, la penalización final posible: Una multa como precio.
    -O sea, repito, que como decía un antiguo profesor de Derecho Penal: El código civil es el código de los ricos; el penal, el de los pobres.
    -O sea. Los artículos 1.1; 9.3; 10,1 y 2 ;124.1 y 2; 131.1:Casi inanes. La Carta Magna: un pozo insondable de inseguridades y de anfibologías éticas y jurídicas.
    -O sea: O mudamos el «chip» o esta sociedad se va al ca….

Leave A Reply