El valle

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Figura de Franco expuesta en el Museo de Cera de Madrid. / captura de vídeo de YouTube
Figura de Franco expuesta en el Museo de Cera de Madrid. / captura de vídeo de YouTube

El PSOE propone sacar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos por cuestiones de “dignidad democrática”. Y de paso exhumar el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera de su lugar actual. Para que “no ocupen un lugar preeminente en la basílica en el que destaquen sobre las demás víctimas”. Se trata de una proposición no de ley (PNL), que será debatida y votada en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados. Las críticas no han tardado en llegar, y algunas suenan muy razonables: después de gobernar en España en varias ocasiones y durante numerosas legislaturas, desde 1982, resulta cuando menos curioso que sea precisamente ahora cuando a los socialistas se les ocurre cambiar de lugar los huesos del dictador y del fundador de Falange. Un poco tarde, ¿no?

Si usted pasa un día por la carretera de Guadarrama, entre Madrid y El Espinar, le aconsejo que se tome el resto del día libre y haga una excusión. Primero visite el pueblo madrileño de San Lorenzo de El Escorial. Un lugar encantador, donde podrá caminar por los montes de la vertiente sur oriental de la Sierra de Guadarrama, disfrutar de bellas obras arquitectónicas, algunas diseñadas y proyectadas por Juan de Herrera y Juan de Villanueva, e incluso comer estupendamente en una taberna japonesa. Qué exotismo, ¿verdad? Como me da la sensación de que usted disfruta con lo chocante o lo extravagante, le sugiero que, tras devorar el sushi de atún con base de guacamole, cierre la jornada con un garbeo por el cercano Valle de los Caídos, también conocido como Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

El cementerio más grande del mundo. La meca de lo siniestro. Un monumento funerario descomunal, aunque algo desequilibrado, puesto que acoge por un lado los cadáveres de dos celebridades, el dictador Francisco Franco y el fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera, y por otro los de 33.872 combatientes anónimos de la Guerra Civil Española. Cuentan que para construir semejante homenaje a la muerte se utilizó como mano de obra a 20.000 presos republicanos, muchos de los cuales fallecieron durante las obras.

Cuando termine usted la visita a esta descomunal tumba lo más posible es que se arrepienta de no haber comprado media tonelada de explosivos en alguna ferretería de El Escorial: la Abadía es una dolorosa monstruosidad levantada para “perpetuar la memoria de los caídos de nuestra gloriosa Cruzada, y los heroicos sacrificios que la Victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España”. Es imposible visitar ese lugar espantoso y no imaginárselo volando en mil pedazos, con la cruz desplomándose sobre la cripta central en medio de una polvareda de mil demonios.

Pues resulta que ahora el PSOE quiere sacar a Franco de su tumba. Así de rojos y de comprometidos son ellos. Han tenido tiempo cuando gobernaban, pero tiene que ser en estos momentos, desde la oposición, cuando ya prácticamente nadie les considera un partido de izquierdas. Un brindis al sol, me temo: a Franco no se le mueve tan facilmente de su sitio…

El Museo de Cera de Madrid retiró la estatua de Isabel Pantoja tras conocerse que la Audiencia Provincial de Málaga condenaba a la tonadillera a dos años de prisión. Y cambió de lugar la figura de Iñaki Urdangarín: cuando fue imputado dejó su privilegiada posición junto a los Reyes para reubicarse, ya con la ropa más informal del desterrado, en la Sala del Deporte. Sin embargo, si usted se acerca con su familia a este parque de atracciones subterráneo, ubicado en la madrileña Plaza de Colón (a solo unos metros de la sede del PP en Génova), podrá ver cómo Francisco Franco continúa, ajeno al paso de los años y los gobiernos, sentado en una silla. ¿De la Sala del Terror? Ni hablar, de la Galería de la Historia.

Si los españoles no somos capaces de exigir a la dirección del Museo de Cera la retirada del muñeco de Franco, ¿cómo vamos a sacarle del Valle de los Caídos?

4 Comments
  1. Mecacholo says

    Hay que reconocer, Jefe, que da morbo poner el pie encima del cadáver del enano…

  2. qq says

    La recuperación de la memoria exige también llamar a las cosas por su nombre, y el de ese valle es el de Cuelgamuros, no el de los Caídos. Al igual que el Paseo de la Castellana siempre fue tal, y no la Avenida del Generalísimo.

    En este país de vergüenza, una de las mayores es tener que seguir soportando esa ofensa infame en plena sierra de Guadarrama, burlándose de los miles de víctimas de uno de los peores genocidas de la edad moderna. Que ninguno de los partidos gobernantes haya sido capaz de acabar con este insulto da idea de su cobardía y de su connivencia con los que siguen siendo los poderes fácticos en España. Y las del PSOE, por hipócricas, son especialmente repugnantes.

    Lo dicho: vergüenza.

  3. luigi says

    Sí, es una vergüenza lo del partido mal llamado de izquierdas y lo de la cruz. ¿Monumento a la reconciliación? ¿Con una cruz gigante? ¿Y por qué no una cruz gamada?
    Por cierto, el museo de cera es tan patético como las figuras que hacen y que no se parecen nunca al original.

  4. elnene says

    Hombre, yo siempre digo que más vale tarde que después. Eso sí, sin olvidar por qué ahora sí y antes no. Mejplicooo?

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