El comunista reinventado

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Cubierta de la obra de Iván de la Nuez.

Se lamentaba Jorge Amado, poco tiempo antes de morir, de que la caída del muro de Berlín suponía un triunfo moral del capitalismo sobre el comunismo. Desde entonces, se hizo casi imposible desviar la mirada ante las acusaciones de la miseria estalinista. Hasta entonces, un Jean Paul Sartre incombustible había declinado todo compromiso crítico del bloque del Este, quizás con la esperanza puesta en que se corrigieran espontáneamente los “errores” y quedara en evidencia la deriva brutal del capitalismo que ahora disfrutamos todos.

La capacidad de absorción del sistema capitalista convirtió en objetos de consumo los símbolos comunistas más sagrados. Como dice el escritor cubano Iván de la Nuez, hay más Cheguevaras en España que en toda la escenografía de los países exsocialistas y el mercadeo de la hoz y el martillo ha enriquecido a mucha gente, en una especie de “Ostalgia” (de Öst, Este, en alemán) estética y cultural.

Sin embargo, casi un cuarto de siglo ha llovido desde que se comercializaron los trozos del muro entre los turistas de visita en Berlín, y treinta años desde que se empezó a fraguar la lógica del estilo de vida que excluye el cuidado de lo público en favor del negocio privado, en todas las esferas de la persona o, lo que es lo mismo, la liquidación implacable del Estado de Bienestar.

El mencionado Iván de la Nuez ha escrito un libro que se presenta estos días al mundo: El comunista manifiesto. Un fantasma vuelve a recorrer el mundo (Galaxia Gutenberg, 2013), que quizá nació de un articulo homónimo, publicado en El País, el 11 del 11 del 11, en el que ya sugería que en el año 89, el PC -muerto para aparecerse ya como fantasma por toda Europa- devino en Personal Computer. Y con ayuda de Internet buscó volverse más transparente, como la glasnost de Gorvachov, hoy reencarnada en Wikileaks y en los espías sopladores Snowden y Greenwald.

Porque la pc ha facilitado movimientos muy PC como la Solidarnosc polaca de Lech Walesa, o como la posibilidad de debatir un replanteamiento de la democracia, al estilo de la también gorvachoviana perestroika, tan denostada por los amigos del inmovilismo.

Claro está que el estalinismo dejó clara su incompatibilidad con la dignidad y libertad humanas. No se trata de que sea ese fantasma el que resucite en las carnes de las gentes del siglo XXI, dice de la Nuez. Sin embargo, varios factores garantizan –según el autor- que tenga que darse un cambio radical, más o menos lento, pero decisivo: que Internet ha impuesto otras reglas del juego de la propiedad que se vuelve gratuita. Aunque hay que decir que eso pasa solamente con la propiedad intelectual, ya que las posesiones de los de siempre permanecen intocadas.

Que crece por todas partes y de manera argumentada la crítica al comportamiento del capitalismo rampante actual y del tipo de democracia que lo sustenta. Que cunden los movimientos comunales, gracias, en buena parte, a la red; así como los bancos de moneda social, paralelos a los bancos “de verdad”, los bancos de tiempo, los trueques de productos. La gente se va organizando en todo el mundo.

De todo esto y más habla el libro de Iván de la Nuez, quizás dejando un resquicio de esperanza a que las generaciones presentes seamos capaces de montar mejor este tinglado de la vida en la tierra.

Quizás sea tiempo de dejar paso a un cierto comunismo, revisado y mejorado, ¿por qué no? Al fin y al cabo, en su fundamento siguen estando la justicia universal y la igualdad de oportunidades para todas las personas. Una meta hercúlea a la que debe aspirar todo terrícola que se respete a sí mismo.

Quizás por eso, en algunos puntos de la tierra se plantean los 15M y los consiguientes Occupy Wall Street, con la incansable labor de recapitulación y organización que requiere una reinvención de la democracia del siglo XXI. Tarea de Hércules, como digo, pero sin que esto sirva de desánimo.

(Primer capítulo de El comunista manifiesto. Un fantasma vuelve a recorrer el mundo, de Iván de la Nuez)
3 Comments
  1. juanjo says

    Sí señor. ¿Y por qué no? Un comunismo, revisado y humanizado.
    Comunismo sin Stálines ni tiranos, en que los seres humanos seamos iguales y las riquezas lleguen a todos.
    Un comunismo que acierte a conjugarla igualdad con la libertad. Entre otras razones, porque donde no hay igualdad, difícilmente habrá libertad
    que atenúe la monstruosa diferencia entre los países ricos y los pobre.
    Y dentro de los ricos, por ejemplo Europa, evite situación como las que actualmente se están viviendo
    Pese a los peligros que nos amenazan, los seres humanos somos los únicos dueños de nuestros caminos, nuestro equipaje y nuestra meta.
    Y si, a pesar, de una historia tan injusta y cruel hemos llegado a donde hemos llegado. ¿Por qué no vamos a poder ir aproximándonos a un comunismo humanitario igualitario y liberal?

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