La deriva de ‘El País’

La portada de El Periódico de este último miércoles era demoledora. “Vergüenza mundial”, rezaba a todo trapo el titular, blanco sobre negro, junto a una foto que reflejaba el dolor de la población de Gaza. Las razones de tan espectacular apertura se explican en el texto: el último ataque israelí ha matado a cinco palestinos, dos de ellos niños. La cifra de muertos asciende a más de 644, y el número de desplazados supera los 100.000. ¿Sucede algo más importante en el mundo en estos momentos? ¿Qué acontecimiento merece la portada de un diario que presume de mantener informados a sus lectores?

Pues a los lectores del principal periódico de este país parece que lo que más les interesa es que PRISA amplíe capital y nombre nuevo consejero delegado. El diario El País, de ese grupo editorial, no dedicaba en su portada del miércoles ni una sola línea a Gaza. Pero destacaba a dos columnas, eso sí, la “Nueva etapa de PRISA”: “El consejo de administración de PRISA, grupo editor de El País, marcó ayer el inicio de una nueva etapa en la compañía…”. Si usted estaba interesado en la situación en Gaza tenía que ir a las páginas 8 y 9, el cierre de la sección Internacional.

En El País se ha podido leer que “Israel no tienen ninguna pretensión territorial sobre Gaza". Y se han visto titulares como “La guerra de Gaza vive el día más mortífero para ambos bandos” la jornada en que morían cien civiles palestinos y trece soldados israelíes. La deriva de este diario en particular, y del grupo Prisa en general, es preocupante. Tanto a nivel puramente informativo como político, cultural y estratégico: que un grupo con esas dimensiones, esa trayectoria y ese prestigio se desmorone es una tragedia nacional. Para los lectores, y seguramente para la democracia.

¿Por qué El País no se vuelca con Gaza? Alguien puede ver fantasmas sionistas, teorías conspirativas basadas en el lobby judío, en un poder oculto, económico, que alcanza la impunidad absoluta: Los directivos y accionistas de las primeras treinta megaempresas trasnacionales y bancos del mundo que cotizan en el índice Dow Jones de Wall Street, son mayoritariamente de origen judío. ¿Acaso los dueños económicos del planeta dominan los hilos de la redacción de El País? No creo que sea para tanto.

Quizá solo sea torpeza: recuerde que en apenas cinco años la familia Polanco ha pasado del 70% del control del grupo al 10% actual, tras la entrada de bancos y fondos buitre. Torpeza. La de un diario, una empresa, que apuesta por América como futuro, que instala su eje central en Brasil, y que descuida el resto del planeta en una apuesta a todo o nada. Increíble.

Tanto como el análisis que se puede escuchar en La Ventana, de la Cadena SER, de la llamada Tasa Google, que reconoce el derecho de las empresas editoras y autores de noticias a ser compensadas económicamente por la explotación de sus contenidos. Nadie, ni el presentador, ni los redactores, ni los tertulianos parece caer en la cuenta de que tienen un ejemplo de manual dentro de su propia casa: El Huffington Post. Un diario digital que paga los contenidos que rapiña con, no se lo pierda, visibilidad.

El País y la SER no son de izquierdas. Nunca lo han sido, dicen ellos. Lo que no podíamos imaginar es que acabarían siendo tan de derechas.