El motor de Europa

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España motor de Europa. Pobreza energética
El alcalde de Reus (Tarragona), Carles Pellicer, atiende a los medios durante la concentración celebrada el pasado día 16 por la muerte de Rosa Pitarch. / Jaume Salart (Efe)

El pasado 15 de noviembre, Rosa Pitarch Vicente, una señora de 81 años que vivía sola, murió asfixiada en su casa de Reus. Tras dos meses sin suministro eléctrico por impago, una de las velas que utilizaba para iluminar su piso de 50 metros prendió el colchón de la cama. Rosa se cayó al suelo cuando trataba de escapar de las llamas y no acertó a levantarse: el humo acabó con su vida. Ya no será necesario ejecutar la orden de desahucio que amenazaba a la anciana, que vivía en situación de extrema miseria y máxima vulnerabilidad. Era una de los cinco millones de españoles que se encuentran en situación de pobreza energética.

Acababan de enterrar a Rosa cuando el diario ABC abría su página 3, la más importante según palabras del director, con el siguiente titular: “España ejerce de motor económico de Europa”. Como lo oye. España, el motor económico de Europa. Sin ironía, en la página estrella del diario y a todo trapo. Una frase que lejos de ser información es propaganda, puesto que transmite a los lectores la versión financiera del mantra favorito del presidente del Gobierno: “España es un gran país”.

Si hablamos de economía sumergida, de explotación laboral o de corrupción rampante, está claro que España es un gran país. El más grande de entre los europeos, quizá, si nos referimos a pobreza energética: en 2015, las grandes compañías eléctricas (Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa) cortaron la luz a 653.772 hogares (83.429 personas estuvieron durante más de un mes sin electricidad) mientras obtenían 5.000 millones de euros de beneficio. Entre 2009 y 2015 fueron más de 7,3 millones de hogares los que sufrieron cortes de luz. Y es que mucha gente no puede pagar el recibo: desde 2008 la luz ha subido en España un 52%.

¿El motor económico de Europa? Muy optimista, o muy manipulador, o simplemente muy mentiroso, parece Bieito Rubido, director de ABC. ¿Acaso puede ser motor económico de nada un país con más de un 20% de desempleo, con casi el 15% de los trabajadores pobres, con el 28,6% de los ciudadanos en riesgo de pobreza y exclusión social o con un abandono escolar temprano del 19,7%?

Podemos hablar de pobreza energética, pero se trata simplemente de pobreza. Esa carencia de lo necesario para vivir con dignidad que amenaza a uno de cada tres niños españoles. “Son niños que no pueden comer carne, pollo o pescado tres veces a la semana, ni mantener la vivienda en una temperatura adecuada. Sus padres tienen dificultad de pagar el alquiler y no pueden afrontar gastos imprevistos, como comprar medicinas para tratar una enfermedad. No tienen teléfono, ordenador o televisión en color y, para ellos, las vacaciones no existen. Esos son los indicadores que construyen el perfil de la pobreza infantil en el país”, escribía Joana Oliveira ayer mismo en El País.

¿El motor económico de Europa? España es el cuarto país europeo con más hogares incapaces de mantener una temperatura adecuada a la época de año. Este tipo de miseria, que se ha multiplicado por tres desde 2007, causa alrededor de 7.000 muertes prematuras al año. Incendios, enfermedades cardiorrespiratorias… En España casi 1,8 millones de familias viven a oscuras. ABC entiende las tinieblas como algo normal… para determinados niveles sociales. Y pretenden que esa tenebrosidad se extienda, que la oscuridad informativa se añada a la eléctrica, que los ciudadanos no vean más allá de sus narices, que la propaganda del régimen sea la única luz que ilumine sus vidas.

3 Comments
  1. Dionisio García says

    Conozco un caso en que, tras el impago de las facturas del gas la compañía correspondiente tardó casi un año en cortar el suministro. Resultado: la inquilina se largó debiendo más de un año de alquiler y el propietario se vio obligado a pagar las facturas del gas. Me parece que lo que tienen que hacer las suministradoras es eso, precisamente: cortar el suministro ante el impago —de la misma forma que en un supermercado no puedes salir sin pagar la mercancía que te llevas ni el repartidor del butano te deja la botella si no se la pagas—, por supuesto con todos los avisos preceptivos, si es que los hay y si no los hay que los establezcan. Otra cosa distinta es que nadie debería estar en una situación de no poder hacer frente —con un gasto ‘básico’, digamos— a un alquiler o a las facturas de luz, gas, agua, etc. (¿Teléfono también?: lo dudo).

  2. Neo says

    «Conozco un caso …» ya estamos con las excepciones para hacerlas regla.

    Los ayuntamientos CON VOLUNTAD pueden legislar y llegar a acuerdos para forzar a las compañías suminstradoras de gas, electricidad y agua a notificar el impago a la delegación de derechos sociales (asuntos sociales, o como se llame en cada sitio) antes de realizar el corte de suministro y que hagan un informe para ver si el impago se debe a pobreza sobrevenida, exclusión social, etc… En caso de ser así el ayuntamiento corre con el pago de los suministros y este pago se puede llevar a los presupuestos municipales, en algunos casos cofinanciados con otras administraciones públicas con hasta un 50%. Las empresas NUNCA PIERDEN, SIEMPRE COBRAN.
    Respecto al teléfono o móvil, también debería de ser hoy mismo de primera necesidad, ya que es ahí donde te llaman para contestarte a una oferta de empleo, no envían un señor a caballo con una trompeta a tu casa a avisarte.

  3. Dionisio García says

    Pues lo que yo digo, Neo, que se den «todos los avisos preceptivos», pero la compañía tiene que suspender la venta de lo que no le paguen, sobre todo porque las empresas tienen que tratar de cobrar siempre, no sólo para no perder sino para ganar: en eso consiste su negocio. En cuanto a que el ayuntamiento se tenga que hacer cargo de la factura del teléfono porque en las ofertas de empleo, «no envían un señor a caballo con una trompeta a tu casa a avisarte», no me parece un argumento suficiente, entre otras razones porque el teléfono se utiliza para muchísimas cosas más que no son precisamente recibir una oferta de empleo. Y no querrá usted que la excepción se convierta en regla: no pretenderá usted que por ese caso el teléfono se convierta en artículo de primera necesidad. También se podría considerar que, una vez obtenido ese empleo, si no hay para pagar la gasolina del coche que necesites para desplazarte a trabajar ni caballo con el que hacer el desplazamiento, el ayuntamiento se hiciera cargo del pago del ‘forraje’ del coche o de el del caballo. Pero en fin, por mí no hay ningún problema: el teléfono también, ¡hala! Lo que pasaría es que no habría ayuntamiento que aceptara pagar semejantes facturas, más que nada porque el ayuntamiento somos todos y porque antes, muchísimo antes, que la factura del teléfono estaría el pago del alquiler de la vivienda, la compra del super… y, seguramente, la tira de cosas más.

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