El enfangado PP

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Las derechas también se pelean en el barro. Y con la crisis desatada tanto interna como externa en el Partido Popular ha quedado más que evidente. El perenne Aznar ha desenvainado sus mejores armas para salir, como acostumbra a hacer, a echar leña al fuego. Aznar y Aguirre son al PP lo que la gasolina al fuego: combustión rápida y un seguro de calcinar todo lo que queda a su paso.

La preocupación por el nacionalismo catalán ha caído: el CIS, publicado ayer martes, revela que hasta los votantes de derechas se han dado cuenta de que no reviste la gravedad de los problemas que llaman a la puerta de sus casas. El tema catalán es el principal problema para el 2,3% de los españoles y un 4,9 de votantes del PP. Insignificante en comparación con el 37,7% de españoles que creen que el paro es el mayor problema. Un 42,7 si son votantes del PP. Incluso más que para los votantes de Unidos Podemos. Quizá lo explique que el 36% de los votantes del PP son de clase obrera. ¿Será que la recuperación económica, que tanto anunciaban a bombo y platillo no es tal cuando bajamos los datos a la realidad de una familia trabajadora?

Su baza principal de los últimos meses, la de la banderita, no ha surtido el efecto deseado. Vaya. Ni siquiera la obsesión de sus marcas autonómicas por reseñar e intentar llevar a portadas que el español, ese idioma hablado por 450 millones de personas en el mundo, está siendo "atacado" por el valenciano o el euskera. No hace falta mirar más allá que a la manifestación convocada por diversos grupos españolistas -algunos con tintes de ultraderecha- y la marca blanca del PP en Navarra, UPN, durante el fin de semana pasado en Pamplona. La policía municipal hablaba de 15.000 personas defendiendo el castellano. En 2007, también con un ánimo de defender la identidad navarra frente "al ataque vasco" asistieron 75.000 personas. El PSOE también gobernaba en España, aunque con algunas horas más a la espalda.

Ni siquiera consiguieron el beneplácito de quienes prefieren hablar un idioma a dos (siempre que el segundo idioma no sea el inglés, claro) usando la cartelería más rancia y rastrera. En ella se podía leer "no es amor es violación", en clara referencia a las manifestaciones contra la sentencia de La Manada, que se sucedieron durante días en la capital navarra. Para algunos todo vale. Juzguen ustedes.

La segunda preocupación para los votantes del PP es la corrupción y el fraude. Vaya. ¿Será que las "ranas" ya van llenando la charca? Este barómetro aún no contempla la opinión de los votantes sobre la sentencia de la Gürtel. Fue realizado en los primeros diez días de mayo. Una sentencia que condena a título lucrativo al partido del anterior gobierno y que en cualquier otro país hubiera hecho sonrojar a más de uno, aquí se defendió con uñas y dientes: "la sentencia no es firme", repitió hasta la saciedad Rajoy durante el debate de moción, antes de abandonar el Hemiciclo para entregarse a Baco. Aún se puede demostrar que 'MpuntoRajoy' aparece en los papeles de Bárcenas por un lapsus del extesorero. Que el borrado de los archivos de los ordenadores fue un descuido sin mayor importancia de los encargados del mantenimiento de los ordenadores. Y que el resto de "ranas" de este charco cada vez más enfangado no son más que víctimas de una Justicia injusta. Sigan soñando.

Rajoy dice que "no hay que reconstruir el centro derecha", porque "el partido de centro derecha es el PP". Los últimos acontecimientos dicen lo contrario. Las encuestas electorales, también. La pelea en ese fango lleno de ranas ha comenzado. Si hace unas semanas la rivalidad política era con Ciudadanos, ahora han comenzado 'Los juegos del hambre del PP'. Las divisiones internas de los populares han relucido tanto en titulares, aunque vienen de antaño. La pelea que de verdad interesa en los grandes medios es la de las izquierdas. Aznar no está dispuesto a seguir con su vida en la sombra de la FAES, curtiendo sus abdominales. Él quiere rebozar al que fue su 'dedazo' en el barro. Aznar ha vuelto y aún tiene algo que decir. Esperemos que sea su canto del cisne, aunque plagado de mentiras.

Aznar, sin atisbo de autocrítica, dinamita el PP para intentar reconstruir el centro-derecha. Rajoy sólo acierta a decir: "Que alguien pare, coño".

1 Comment
  1. ninja45 says

    El Partido Podrido representa la peor España, la que nunca ha aceptado la pluralidad y considera la españolización su misión atávica. Es la España de Felipe V, Fernando VII, Primo de Rivera, Franco, Wert y Aznar, ajena a las voluntades y en esa concepción épica, el diálogo es una concesión y el pacto una derrota. Y lo dicho vale también para C’s. Fachas que han heredado el legado completo de Lerroux elevado a la máxima potencia. La aplicación del 155, las elecciones impuestas, las decisiones del Tribunal Inconstitucional abducido por Moncloa, las politizadas y agresivas interlocutorias judiciales, el abuso de la prisión preventiva contra nuestros líderes convertidos en rehenes políticos, el impedimento forzado de las investiduras presidenciales escogidas por las urnas, amenazas de inhabilitación masiva, los humillantes registros de la guardia civil con veladas indicaciones del riesgo penal de hacer manifestaciones, las imputaciones alucinantes por «delitos de odio» a narices de payaso o lazos amarillos y el resto de delirantes acciones tienen un objetivo: Escarmentar a quién ose discutir la unidad patria. Es una represión masiva, implacable, desmesurada, que no busca dominar el presente sino cerrar para siempre el futuro, inoculando el miedo a cualquier disidencia territorial. Intolerable y vergonzoso. Som República !!*!!

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