La pandemia del “¡A por ellos, oé!”

  • "Se están normalizando los acosos, amenazas y agresiones y su impunidad"
  • "Cada vez más tienen lugar manifestaciones en el espacio público de un nacionalismo que se exacerba por momentos"
  • "Las hinchadas de la nada están tomando las calles. La pandemia del "¡A por ellos, oé!""

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Hace algo menos de tres años, el 25 de septiembre de 2017, partían desde la Comandancia de Huelva de la Guardia Civil efectivos hacia Catalunya, con el objetivo de evitar que se celebrara la consulta del 1-O. Lo llamativo fue la ceremonia. Decenas de onubenses se agolpaban alrededor de las patrullas, ondeaban las rojigualdas y una canción de despedida: “¡A por ellos, oé!”.

La estampa traía al recuerdo aquella noche del 10 de julio del 2010, sin tener nada que ver. Hay ritos que se copian y se descontextualizan. El gol de Iniesta frente a Holanda que llevó a España a ganar el mundial de Sudáfrica y a la inmediata celebración en un sinfín de plazas y avenidas. Banderas españolas, como enseña de equipo. “¡A por ellos, oé!”. Los cánticos de “Yo soy español, español, español” se pusieron de moda aquellos lustros en los que la selección de fútbol solía ganar títulos. Las siempre controvertidas banderas españolas, en 2010, ondearon en numerosos balcones como orgullo de equipo futbolístico. En 2017, como orgullo nacional anti independentista.

“A por ellos, oé”, cantado en un campo de fútbol, no tiene el mismo significado que azuzando a los agentes de la Benemérita. Cuando el rival es otro equipo, la disputa, un partido y gana quien mejor lo hace dentro de unas normas pautadas, es una cosa. Cuando el rival es un sector de población con el que ideológicamente se discrepa y los ánimos van dirigidos a las fuerzas de seguridad, que ostentan (sobre el papel) el monopolio de la violencia, otra. Pero hay un matiz que les iguala: el ánimo festivo, el acto en comunidad, el formar parte de un grupo. Ya sea una hinchada, ya sea un grupo nacionalista, el componente de sentirse acompañado y la euforia de compartir canción en el coro.

En los últimos meses, en España, aunque es una tendencia internacional, cada vez más tienen lugar manifestaciones en el espacio público de un nacionalismo que se exacerba por momentos. Y comparten una performatividad que tiene mucho que ver con la hinchada de fútbol, aunque los objetivos no tengan nada que ver con animar a un equipo. Cada vez más, por otra parte, nos hemos acostumbrado a que algunos programas televisivos de deportes, en horario de máxima audiencia, dediquen más tiempo a escenas de violencia entre ultras de un equipo y de otro. Prototipo: decenas de hombres portan enseñas nacionales (y de su escuadra de fútbol) y se hinchan a hostias delante de las cámaras, destrozando el mobiliario urbano que encuentran a su paso. Y todo esto en un ambiente festivo.

Hoy, la ultraderecha vive un periodo de exaltación. En lo ancho y largo del planeta, avanzan posiciones. Aquí, no es para menos. Este verano, se están normalizando los acosos, amenazas y agresiones a militantes, dirigentes y cargos públicos de partidos de izquierdas. La violencia contra el colectivo LGTBI, verbal, en redes sociales y las agresiones físicas por la calle, está a la orden del día. Las personas migrantes son víctimas de ataques racistas en una escalada preocupante, además de una política migratoria estructural basada en la xenofobia.

Estos comportamientos no han dejado de existir en ningún momento. Pero, hoy, llama la atención la impunidad con la que se llevan a cabo, la falta de reacción policial y judicial a los mismos. Y, sobre todo, la rápida expansión de esta pandemia. En las movilizaciones y agresiones de la ultraderecha llama la atención, por un lado, el orgullo de participar. Por otro lado, el que hacerlo es un motivo más de diversión, de actividad conjunta.

Las redes sociales se llenan de mensajes de odio y quienes los emiten presumen de ello. El acoso a dirigentes políticos se convierte en una práctica casi de ocio banal para quienes los llevan a cabo. Los comentarios machistas, racistas, xenófobos o contra el colectivo LGTBI son, también, un motivo de orgullo. "¡A por ellos, oé!". Y es la impunidad, la falta de reacción y condena rotunda por los distintos poderes públicos, los medios de comunicación y por la sociedad en general lo que nos permite prever que es una tendencia que va a ir a más. Las hinchadas de la nada están cobrando cada vez más relevancia. La pandemia del "¡A por ellos, oé!".

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3 Comments
  1. Florentino says

    … Sato, que la gente falta de «necesidades» salga un 27 de septiembre en plan «forofo facha», para alentar que las fuerzas del ¿orden? cumplan con «su» sueldo el mandato de los «superiores»… (que ya nadie sabe quién manda ahí); si son las «cloacas», el pequeño Nicolás, el Jefe de las Fuerzas Armadas, o, un rey muy español (de España)…
    Sí, porque aquel 3 Octubre el imparcial «divino», como buen español, español, español de España… también grito ¡ a por ellos ! y por todo tipo de medios. Ahora te das de cuenta lo que significa el abonar unas «gestas ultras», para congraciarte con los «súbditos y de paso mantener las divisiones y los enfrentamientos… viven de eso !.El epicentro es la Comunidad de Madrid, donde atesoran las esencias de una larga trayectoria, en «Tamayazos», banderas tan descomunales… que no tapan la mala gestión, en tantas vertientes éticas y morales.
    La «impunidad» está ensayada desde hace años, lo desarrollan con total normalidad. Es su forma de ver lo que les han inculcado. Te puede gustar el fútbol, pero no por eso voy a casa de mi vecino a gritarle: «soy español, español, español». >/b>Sato, todo esto sale y se junta en las mentes que desprecian la multiculturalidad, el internacionalismo y sobretodo: «los derechos humanos. Si estás oyendo al jefe decir barbaridades en contra… tú súbdito, siervo, e ignorante, te pones delante del que haga falta y si estás protegido ¡mucho mejor!.
    El «orgullo» es tener un Estado que proteja al más necesitado, que la educación sea la mejor, la sanidad sea referente en investigación, que un Pueblo «grite» más fuerte un gol… ¡ que una injusticia !.Sato, algo falla, va mal… ¿ no nos estarán engañando todavía ?. Por que aquí, nada sea desclasificado, ni las promesas de sacar las listas de amnistiados fiscales, se cumple… da que pensar la verdad y bastante «miedo» a la oscuridad planificada y ¿por quienes ?.
    Sato, el «crucigrama» realmente se puede completar, buscando la «forma» de casar (aunque sea por lo civil); aunque siempre existirán las dudas si el borbón, no será de parte, pues gritó: ¡ A por ellos oe, oe,oé !. Hay un Proverbio Irlandés:» Cuando termina la partida de ajedrez, el peón y el rey regresan a la misma caja».
    Claro, si el rey «evasor» no se ha «evadido» !… ¡ el peón sin caja, a la fosa… algo habrá hecho !.

  2. Miguel says

    Resumiendo por » agradecimiento….» : no cabe duda que la P$(-)€ son imprescindibles partícipes y cómplices para conseguir ser una sociedad absolutamente decadente y desnortada , un país inmerso en una ruina endémica para muchas,muchas décadas después soportar 4 décadas de saqueo democrático y la extrema derecha campando a su libre antojo y albedrío como en sus mejores tiempos. ¿ Podemos pedir y agradecer más ? .
    GRACIAS P$(-)€ ………….» .
    .

  3. Florentino says

    … Miguel el PsoE es la «calcomanía» del régimen, ahí sigue pegada a un compromiso sin «desclasificar»; por que es evidente que al militante, votante y simpatizante… ¡les ha defraudado!. «La yenka» se puso de moda bastante después, ese estribillo, de: izquierda, derecha, adelante, atrás… un, dos, tres !.
    Es el freno de lo social, de la «Memoria Histórica», de la República y no digamos nada del «socialismo de salón»… ¡todo teorías y en épocas de elecciones !.
    No debemos de pasar por alto el «bipartidismo» esa fórmula «engañabobos», que radica en ser más «socialista» que Aznar, pero apoyarse en FAES (por España); usar las cloacas de forma familiar, para perseguir a los que ahora les ayudan en el Gobierno. Coger la puerta «giratoria» sin ningún empacho, para ayudar al régimen en no caerse; ¡ sería una pena perder una familia «evasora»…con lo que han hecho por nosotros !.
    Miguel, ahora ya les conocen más y habrá que ser tan «militante», para unir a la gente de izquierda, de progreso aglutinar en lo que existe para poder cambiar algo… de lo mucho que se necesita. Hay que seguir ahí (en el Gobierno), como medida de hacer valer el programa y las personas que lo presentaron a la sociedad… esa, tan necesitada de los valores éticos, llenos de coherencia al servicio del Pueblo !.
    Jean Paul Sartre: «Cuándo los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren».

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