INGRESO MÍNIMO VITAL

Las trabas del IMV: un acceso digital y burocrático para la población más excluida

  • Actualmente unos 80.000 hogares se han beneficiado de la prestación, algo más de un 9% de la cifra inicialmente prevista por el Gobierno (850.000)
  • Mientras tanto, en el barrio de las 3.000 viviendas de Sevilla, que ya partía de la pobreza, los vecinos se desesperan. ONG como Asociación Realidades tratan de ayudar
  • “Se aprueba una prestación estrella que va dirigida a muchísima población y el Ministerio no refuerza en ningún momento las plantillas del INSS”

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La Asociación Realidades se ha convertido en un hervidero de solicitudes online del Ingreso Mínimo Vital (IMV) desde su sede del barrio conocido popularmente como las 3.000 viviendas de Sevilla. No es el cometido de la asociación, especializada en atender a personas sin hogar, pero han tratado de echar una mano a todos los vecinos que acudían buscando su ayuda. “La Seguridad Social no da cita presencial y es muy complicado que los servicios públicos informen”, explica Carmen Algarín, responsable de programas de la Asociación Realidades de Sevilla. “Hemos hecho unas 200 solicitudes y todavía no hemos visto a nadie a quien se lo hayan concedido”, indica.

El Ingreso Mínimo Vital (IMV) impulsado por el Gobierno de coalición se planteó como una solución a la zancadilla económica que suponía la covid-19 a la población más pobre. Se calculó inicialmente que beneficiaría a unos 850.000 hogares, unos 2,3 millones de personas. A día de hoy, según datos dados a conocer por el Instituto de la Seguridad Social (INSS) se han podido tramitar menos del 20% de las 750.000 solicitudes presentadas desde que se puso en marcha este subsidio el pasado 15 de junio. De los expedientes tramitados, unos 143.000, el ratio de denegaciones ronda el 50%. Según explicó el ministro José Luis Escrivá el jueves, el volumen de solicitudes es enorme y equivale a todo el conjunto de peticiones de pensiones que llegan a la Seguridad Social a lo largo de un año.

Escrivá ya avisó de que era previsible que al menos la mitad de las solicitudes no cumpliera con los requisitos. Actualmente, se han beneficiado de la prestación unos 80.000 hogares (un 9,4% de la cifra inicialmente prevista por el Gobierno), donde viven 250.000 personas. 74.000 de estos IMV fueron reconocidos de oficio inicialmente y los otros 6.000 son los que han sido aceptados estos dos meses. Fuentes del Ministerio destacan como “un gran esfuerzo” esa tramitación y se refieren al trabajo que se está haciendo desde el Instituto de la Seguridad Social (INSS) para “cribar todos los errores” y también para negociar con los ayuntamientos la posibilidad de consultar directamente el padrón para agilizar los trámites.

Mientras tanto, en el barrio de las 3.000 viviendas de Sevilla, que ya partía de la pobreza, los vecinos se desesperan al ver como la frágil economía informal con la que subsistían, los mercadillos o la chatarra, se ha hecho añicos con la llegada de la covid-19. Ante la imposibilidad de obtener cita en las oficinas del INSS y el cierre de los Servicios Sociales hasta hace unas semanas, desde la Asociación Realidades, como en otras muchas ONG en todo el país, llevan varias semanas volcados en prestar ayuda para enviar las solicitudes. “Por mucho que queramos nosotros no tenemos la capacidad, no somos servicio público. A veces tenemos problemas porque la gente se pone agresiva, están muy agobiados y al límite”, indica Algarín.

La brecha digital que afecta al IMV

La primera barrera es la brecha digital que afecta a la población más pobre. La solicitud debe realizarse online o por correo ordinario, con un formulario que se obtiene a través de Internet. Sin atención en las oficinas de la Seguridad Social el trámite es ya de partida, para muchas familias, una odisea. “El IMV va dirigido a las personas más vulnerables, no se puede presuponer que quien está en su casa tiene todos los medios y entiende lo que hay que hacer”, explica Eva Sánchez, delegada del sindicato CGT en Barcelona y trabajadora del INSS. “Si necesitan atención presencial la modalidad online debe ser opcional, no obligatorio. Nos parece dejar a la ciudadanía en la estacada”, critica.

Como aspecto positivo, Algarín explica que la página para realizar la solicitud del IMV "va bastante bien", aunque señala que "muchas personas no tienen acceso a Internet". La dificultad para acceder a esta ayuda se dificulta todavía más para quienes viven en los márgenes, como las personas sin hogar con quienes trabajan. Ni tienen acceso a Internet ni muchas veces un padrón que sirva para documentar la unidad familiar que exige para acceder al IMV. "Creo que los más vulnerables no están accediendo al IMV porque es prácticamente imposible sin un asistente social o un voluntario", apunta Sánchez.

Falta de personal en el INSS

La falta de personal es lo que subyace en el fallo del sistema, señala esta trabajadora y miembro de CGT. Por un lado, la plantilla del Instituto de la Seguridad Social se ha recortado un 17% en los últimos diez años. “Se aprueba una prestación estrella que va dirigida a muchísima población y el Ministerio no refuerza en ningún momento las plantillas, cuando partimos de un déficit importante”, critica Algarín. A este déficit, añade esta trabajadora, se le suman las vacaciones que deben tomar los funcionarios antes de final de año.

Además, ante el reto importante que supone el IMV, destinado a decenas de miles de hogares, se acumula todo tipo de papeleo porque “en cuatro meses de confinamiento solamente hemos trabajado un 30% de la plantilla a nivel estatal”, asegura la funcionaria. El sindicato indica que dada “la casi inexistente atención presencial a la ciudadanía” el atasco también afecta al reconocimiento de jubilaciones, bajas, maternidades etc. aunque en estos casos la población afectada menos vulnerable económicamente a menudo opta por pagar a una gestoría externa.

"Los números en septiembre serán completamente distintos", prometió Escrivá el jueves respecto a la resolución de solicitudes del IMV. Sindicatos como CCOO y UGT también han criticado la falta de personal del INSS, que consideran "desbordado". Escrivá reconoció el jueves "la necesidad de ampliar la plantilla" en la Seguridad Social y lamentó que no se hubieran revertido los recortes antes de esta nueva crisis. Hace dos semanas anunció la creación de unas 550 plazas en la Seguridad Social, aunque, al menos este refuerzo, se plantea ya para los presupuestos del año 2021.

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