Batasuna rompe su histórica sumisión a ETA y rechaza el terrorismo

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Los dirigentes de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria (derecha) e Iñigo Iruin, antes de presentar, ayer, en Bilbao, un nuevo partido que "rechaza y se opone al uso de la violencia" . / Alfredo Aldai (Efe)

El comandante Ángel Ugarte recibió de su amigo Enrique Knörr el recado de que los cabecillas de ETA estaban dispuestos a hablar con el Gobierno y se apresuró a salir zumbando hacia Madrid en su coche. Cuando llegó a Castellana, 5, sede del Ministerio del Interior y de los servicios secretos, entro directamente en el despacho de su superior Andrés Cassinello y le trasladó el mensaje. El responsable de los servicios de inteligencia –entonces el SECED-- levantó el teléfono (negro) y se fue a despachar con el presidente Adolfo Suárez. Al regresar, le dijo a Ugarte:

--El presidente está entusiasmado con la idea. Me ha dicho que hagas todo lo posible por conseguir una tregua.

--¿Y qué puedo ofrecerles a cambio de que dejen las armas?

--De eso no me ha dicho nada. Tú dales largas y diles que estamos trabajando seriamente en la posibilidad de una amnistía más amplia.

Ugarte comprendió que su misión consistía en ganar tiempo y en contener a aquellos bestias, parapetados al otro lado de la frontera, para que no cometieran más atentados. De momento sólo les podía vender humo y la promesa de una remota amnistía o algún beneficio para los presos. Regresó a Bilbao y transmitió al amigo Enrique la respuesta favorable al diálogo. Era octubre de 1976 y un mes después se reunía en Ginebra, a orilla del lago Leman, con Javier Garayalde, Erreka, y Jesús María Muñoa Galarraga, Txaflis.

Fue el primer encuentro de un largo proceso con interrupciones, atentados, secuestros, detenciones y asesinatos de interlocutores que culminó en 1981 con la disolución de ETA político-militar. Para entonces Ugarte, que sufrió varias tentativas de asesinato, había abandonado el País Vasco. “Para mí lograr que una rama de ETA, en su totalidad o en parte, abandonara la lucha armada y pasara a la legalidad a través de un partido, fuera cual fuese su ideología, era crucial. Mi función durante los meses, los años siguientes, hasta que dejé el Servicio, no tuvo desde ese momento otro objetivo más importante: convencer a todo el que quisiera escucharme y propiciar a través de todas las posibilidades a mi alcance el triunfo de la vía política sobre las armas”.

Ugarte fue jefe de los servicios secretos del CESID en Euskadi hasta el año 1979 y habla y escribe (Véase su libro Espía en el País Vasco) con fundamento. En su opinión, Batasuna no pudo despegarse de ETA ni hacer valer sus planteamientos políticos, como hizo Euskadiko Eskerra respecto a los poli-milis, porque fue una creación de la propia ETA militar y siempre ha estado “bajo las directrices de quienes tenían las armas”. Durante 34 años de andadura democrática, ha sido ETA la que ha controlado al “brazo político”, la que ha dictado las directrices, la que ha decidido si se acudía a las elecciones, si se estaba presente en las instituciones democráticas… Como reconocía Arnaldo Otegi, “ETA era el sujeto político”. Las bombas y las pistolas eran su única fuerza (y su miseria).

Cuando ayer, después de tantos años, Rufi Etxeberría e Iñigo Iruin, apremiados por la necesidad de concurrir a las elecciones locales del 22 de mayo, presentaron los estatutos de la nueva Batasuna en los que rechazan “la violencia o la amenaza en cualquier forma”, incluyendo específicamente los crímenes y las extorsiones de la banda terrorista ETA, de inmediato surgió la duda de si la política habrá triunfado sobre las armas, como desea la mayoría de los ciudadanos, entre ellos, el viejo militar Ugarte, o si estamos ante un nuevo ardid de los terroristas. Etxeberría aseguró que los nuevos estatutos no van a servir de “disfraz” a ETA, sino que emanan de “un punto de inflexión” de la izquierda abertzale. El letrado Iruin afirmó que el rechazo de la violencia “incluye sin ambages a ETA en cuanto sujeto activo de acciones que vulneren los derechos de las personas”, así como “la reparación a todas las víctimas de cualquier clase”. De sus palabras se desprendía un salto cualitativo hacia la democracia.

El vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reaccionó al anunció de los nuevos estatutos diciendo que los pondrá en manos del fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, y de la Abogacía del Estado cuando el miércoles los presenten formalmente y que aportará los informes policiales complementarios para que los expertos determinen si el texto y los promotores de la nueva formación se atienen a la legalidad. Rubalcaba sabe que quien traiciona una vez traiciona siempre y que las fuerzas democráticas y los ciudadanos no transigen una nueva burla.

Sin embargo, el propio vicepresidente apreció que es “la primera vez en muchos años de violencia que la ilegalizada Batasuna rechaza expresamente la violencia de ETA”, algo que no ha sido una concesión gratuita, sino la consecuencia de la firmeza del Estado de derecho y de la sociedad vasca y española, recordó. El lehendakari Patxi López dijo que “es positivo que quienes hasta no hace mucho justificaban e incluso jaleaban a ETA afirmen su voluntad de hacer política sin la cobertura de la violencia y anuncien que van a cumplir los requisitos de rechazo al terrorismo y hablen incluso de justicia para las víctimas”. Aunque, según López, está por ver si el nuevo partido se suma a las demás fuerzas democráticas en la exigencia de que ETA desaparezca, el “avance” formal y legal hacia el debilitamiento de la banda terrorista resulta indudable a la luz de la experiencia de Ugarte y de otros conocedores del fenómeno terrorista, por más que al eurodiputado Mayor Oreja mucho le moleste.

7 Comments
  1. Cargo público says

    Quisiera creer que no vuelven a mentir, pero mienten para que les voten y seguirán sumisos a los pistolos a los que obedecen para conservar sus intereses y privilegios y algunos por miedo.

  2. Anselmo says

    Bueno, parece que esos imbéciles se van enterando que los asesinatos o eso que llaman la lucha armada sólo les lleva a la cárcel. ¿Por qué hemos de transigir con los que han sembrado tanto dolor y tanta muerte? No sé si la política acabará con ellos, pero la gente sí, eso que lo tengan claro. Ni un solo voto a los cómplices de los crímenes del pasado y ¿del futuro? El diablo los lleve.

  3. Ciudadano de biskaia says

    Llevo bastante tiempo viendo como existen dos tipos de ciudadanos en la comunidad autonoma vasca. Los nacionalista y los no nacionalistas. Mientras q los nacionalista de cualquier signo pueden pasear con su familia libremente, incluido el presidente del PNV.
    Los no nacionalistas no pueden salir a pasear con su familia, sin llevar uno o dos escoltas.
    Me estoy refiriendo siempre a cargos POLITICOS.
    Esto no es una sociedad libre!!
    La sociedad libre es la q el total de sus ciudadanos son libres de expresar sus ideas, sean cuales sean. Aqui eso no es posible!
    Todo motivado por esta gente q componem el llamado entorno de HB.
    Deseo q esta gente q se presento ayer en el Euskalduna. Sean fiables aunq tengo mis dudas.

  4. desdemibaluarte says

    Os invito a leer mi reflexión del tema: «¿’Semos’ gilipollas?» http://xurl.es/m044b

  5. anick says

    «Ni un solo voto a los cómplices de los crímenes del pasado y ¿del futuro? El diablo los lleve.»

    Lo dices por el PP claro, y su complicidad pasada presente y futura con el genocidio nazifranquista.

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