‘Aprendiendo a conducir’: fría película de encargo

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Aprendiendo a Conducir.
Aprendiendo a Conducir. / A contracorriente films

Ves las fotos promocionales de Aprendiendo a conducir y te dices: uf, sí, que ganas de ver una peli que se titula Aprendiendo a conducir, se desarrolla mayormente en un coche y que protagonizan Ghandi y una señora con cara de amargor. Si encima sabes que es una peli dirigida por Isabel Coixet la pereza se convierte en pánico. Pero la película, que es olvidable, no ofende, está bien rodada y puede que hasta tenga su púbico. Escaso, pero quizás lo tenga.

Debo admitir que a excepción de Mi vida sin mí, que la recuerdo como una buena película, no me va el cine de Coixet, una moderna de manual. Ni sus temas, ni su tono, ni sus falso desgarro, ni su pretenciosidad, ni su feminismo de suplemento dominical o revista de señoras. O publicitario, que de eso sabe mucho Coixet, ha ganado mucha pasta rodando anuncios. También tengo que confesar que por culpa de Joaquín Reyes y la parodia que le hizo en la tele (“A mí la gente, por lo general, me da asco”) ya no veo con los mismo ojitos a la Coixet ni a su cine. Maldito Celebrities.

Aprendiendo a conducir es un encargo (algo raro en Coixet y que no tiene nada de malo) y fue presentada mundialmente en el pasado Festival de Toronto, donde logró ser la segunda película más valorada para el Premio del Público. La primera fue The Imitation Game y compitió con más de 200 películas, así que el resultado fue más que meritorio.

Esta enésima película de Coixet (la capacidad de trabajo de esta mujer es verdaderamente admirable) está rodada a partir de un guión de Sarah Kernochan, firmante de los guiones de truños como Sommersby o Nueve semanas y media. El guión, a su vez, está basado en un artículo del New Yorker que Patricia Clarkson entregó a Coixet y a Ben Kingsley mientras rodaban Elegy, de Coixet.

La historia de Aprendiendo a conducir es muy simple: Clarkson es una escritora de Manhattan a la que su hombre acaba de abandonar. Todo ello sucede en un taxi que conduce Kingsley, refugiado político hindú de la casta sij. Ella se deja algo en el coche, él se lo lleva a casa y Clarkson, al enterarse de que Kingsley es profesor de autoescuela, se anima a sacarse con él el carnet de conducir. ¿Adivinan lo que sucederá después? Sí, sale a flote el choque de culturas y cada uno aprende algo del otro. Mestizaje.

Kinsgley, un actor que siempre me ha parecido muy limitado, recupera, con pocos matices, el personaje que le dio el Oscar en 1982 (muy inmerecido al tener como competidores nada menos que al Paul Newman de Veredicto final, al Dustin Hoffman de Tootise y al Jack Lemmon de Desaparecido). A ellos se une lo mejor de la película: la estupenda actriz Grace Gummer, hija de Meryl Streep y del escultor Don Gummer. Su primer papel fue en La casa de los espíritus, donde hacía el personaje de su madre de joven.

Otros de los “hijo de” que han participado en la película es el compositor Dhani Harrison, hijo único del matrimonio entre George Harrison y la mexicana Olivia Trinidad. Y para completar el equipo tenemos nada menos que a Thelma Shumaker, legendaria y oscarizada montadora de Martin Scorsese.

Hacia la mitad de la proyección de Aprendiendo a conducir ya te la sabes, ya has pillado la metáfora conducir en coche/conducir tu vida. El juego narrativo con las vidas paralelas entre la mujer separada y el conductor al que le imponen una mujer por tradición se repite, no sorprende. Podría haber sido un curioso corto o mediometraje, pero como largo se resiente bastante.

Me ha llamado especialmente la atención la descripción que hace Aprendiendo a conducir de la gente de Nueva York: maleducada, inhumana, agresiva, mezquina. Mala gente, en general. También que Coixet ha renunciado en este encargo a sus excesos narrativos (no vuelve a su habitual drama, subrayado y exagerado) y estéticos (el mundo de spot o de videoclip no aparecen por ningún lado).

Lo mejor que puedo decir de la película es que está rodada con oficio y que sus actores están decentes. Lo peor es que me ha dejado completamente frío, no me ha llegado, me ha parecido un ejercicio sin pasión. No me ha emocionado en ningún momento, y me temo que lo pretendía.

acontrafilms (YouTube)
4 Comments
  1. Patrick Bateman says

    ¿Kingsley un actor limitado? ¿Lo has visto en Sexy Beast? ¿Y en En Busca de Bobby Fischer? ¿Y en Transsiberian? A mí limitado me parece un crítico que imita a Boyero: «no me ha llegado, me ha parecido…».

  2. Galatea says

    Bueno que decir de Isabel Coixet, yo también me vi ese Celebriti y desde entonces no puedo ver igual sus películas y eso que me encanto Mi vida sin mi y Cosas que nunca te dije que, por cierto, hace poco volví a visionar y me pareció un pastel acojonante, muy ñoña y cursi con unas conversaciones tan de psrvulos, se notaba que por aquella época no tenia pareja y era un adolescente hormonado sino no me explico como me gustó tanto. Isabel es una buena directora y piensi que hace un buen trabajo con sus películas, pero es una pesada de mierda en algunos aspectos, Elegy por ejemplo me gustó pero no me convenció en todo, tuvo un buen arranque y hubiera sido todo perfecto sino hubiese metido de nuevi la trama del cáncer y a Penelope Cruz en ella 🙂

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    Eran tan altas mis expectativas….que me defraudó esta película..

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