
Un informe de la subdirección general de Prevención de Riesgos Laborales del Instituto Madrid Salud señala que siete de cada diez periodistas del Ayuntamiento de Madrid sufren acoso laboral. "En cuanto al factor relaciones y apoyo social, por lo que respecta a la calidad de las relaciones, el 44% afirma que son regulares y el 33% que son buenas. Por lo que respecta a los conflictos interpersonales, el 50% afirma que ocurren con frecuencia y el 38% que constantemente. Por lo que respecta a la exposición a violencia psicológica, el 44% afirma que les ocurre con frecuencia y el 27% que constantemente. En cuanto a la gestión de la empresa de las situaciones de conflicto, el 44% afirma que piden a los mandos de los afectados que traten de buscar una solución al problema", dice textualmente el informe tras una encuesta entre los trabajadores.
Este informe viene a confirmar la veracidad de las denuncias que ya dio a conocer cuartopoder.es en febrero del pasado año. Entonces, tres trabajadoras, Alejandra Acosta, Carmen Viñuelas y Pilar Aller, desvelaron a este periódico que habían sufrido vejaciones verbales, insultos machistas e incluso agresiones físicas. Y que su situación era extensible a buena parte del personal del departamento de prensa del consistorio capitalino. Siempre que ha sido consultado al repecto, el ayuntamiento ha negado la veracidad de estas denuncias y ha acusado a las trabajadoras de mentir: "Hay gente que pierde parte de su estatus en los departamentos, por la razón que sea, y no se resigna. Pero la denuncia es totalmente falsa". El informe de Riesgos Laborales al que ha tenido acceso cuartopoder.es emborrona un tanto estas palabras.
Entre otros aspectos, destaca la coincidencia entre los trabajadores encuestados a la hora de situar el origen del conflicto hace más de una década, en 2003. Aquel año, el hoy ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, tomó posesión del bastón de alcalde. Y lo primero que hizo fue rodearse de una cohorte de asesores nombrados a dedo. Concretamente, llegó a tener 1.525 cargos de confianza y libre designación. El triple que su predecesor, el también popular José María Alvarez del Manzano. Cuarenta de esos nuevos cargos fueron a desembarcar en el departamento de prensa, relegando al personal fijo a tareas más menestrales o, incluso, al ostracismo.
La denuncia por acoso de las tres funcianarias –que ya ha sido admitida a trámite en los tribunales–, explica que "el Gabinete de Prensa fue despojado de la mayoría de las competencias que históricamente, desde el origen del servicio en los años 70, tenía adjudicadas; fue sometido a un aislamiento sin precedentes tanto dentro como fuera del Ayuntamiento; se les prohibió hablar con los técnicos para resolver las dudas a la hora de elaborar la información, y por supuesto con los políticos; los nuevos directivos de comunicación –que se asignaron elevados sueldos y pluses de productividad-- no dirigían la palabra a los periodistas del gabinete en los actos informativos, comportándose como si no existieran; jamás les reunieron para explicar qué se esperaba del equipo, ni siquiera para abordar los cambios sin precedentes en el sector de la prensa y que han afectado tanto a la manera de funcionar, como a los horarios de este servicio público; daban órdenes contradictorias y nunca por escrito para no asumir responsabilidad alguna si había fallos, y han llevado a los miembros del equipo a un fuerte enfrentamiento", señalan fuentes sindicales.
Aquella denuncia desvelaba, también, que las funcionarias habían sido obligadas a realizar trabajos de campaña electoral en favor del PP "bajo engaño y amenazas". Las constantes denuncias de acoso fueron ventiladas por el Ayuntamiento de Madrid con la curiosa excusa de que se trataba de simples manifestaciones de "relajación festiva".
El menos festivo informe de Riesgos Laborales fue realizado "en presencia de los delegados de prevención presentes en el proceso de evaluación, por deseo expreso de los trabajadores, con la salvedad de algunos trabajadores que expresamente pidieron la sustitución de algunos delegados y otros la no presencia de delegados o de alguno en concreto". Las encuestas fueron hechas en verano del pasado año y, según las fuentes arriba citadas, todavía nada ha cambiado en la mecánica del departamento de prensa del consistorio. O sí: a dos de las denunciantes de acoso les acaban de abrir expediente disciplinario. Ana Botella va a necesitar algo más que a relaxing cup of café con leche en Plaza Mayor para detener la combustión lenta de un conflicto que, como el bastón consistorial, también le viene de herencia.