COMUNICACIÓN / Lo primero que hace el humor despiadado es morder la mano que le da de comer

La revolución no será televisada

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Edu Galán y Darío Adanti, de la revista satírica Mongolia, en un momento de su miniprograma Informe Mongolia, que emite La Sexta
Edu Galán y Darío Adanti, de la revista satírica Mongolia, en un momento de su miniprograma Informe Mongolia, que emite La Sexta. / La Sexta

La noticia, un publirreportaje publicado por La Razón, me golpeó en el bajo vientre con la violencia con que lo haría la coz de una mula: Mongolia estrenaba sección en el programa de televisión Al Rojo Vivo (La Sexta). El casposo Marhuenda vendía en su panfleto gubernamental las virtudes de los peligrosos humoristas antisistema, los mismos a los que tantas veces vilipendió. Las miserias de la concentración de medios de comunicación, me dije, puesto que La Razón, La Sexta y Antena 3 están metidos en la misma cesta (cuenta corriente). El corazón me dio un vuelco. Me temblaron las carnes, la sangre dejó de circular con fluidez y un viento helado me encogió el alma. Mongolia, ¿también tú?

Mis admirados Edu Galán y Darío Adanti engullidos por lo peor del sistema, seducidos por la hipocresía sin límites del programa progre de la empresa carca. ¿Sería posible? Los reyes del humor sangrante, del sin dios y el sin censura, del repartir a diestro y siniestro, de la falta de respeto por el poder y sus secuaces, sentados en la misma mesa que el trío de las Azores del periodismo español: Ferreras, Inda y Marhuenda. Hundido, me refugié en mi colección de Mongolia y admiré una vez más, en esta ocasión con lágrimas en los ojos, sus benditas blasfemias, sus Messi-pollas, sus caricaturas de corruptos y su sección final, Reality News.

¿Se atreverían a estrenarse despellejando a Florentino, la mafia con piernas, delante de sus sicarios periodísticos? Talento les sobra. Solo un detalle como éste me hubiese devuelto la fe en la humanidad. Es decir, en el humor despiadado, ese que no se casa con nadie, que lo primero que hace es morder la mano que le da de comer.

No estaban sentados en la misma mesa que Ferreras, Inda y Marhuenda. Estaban de pie, hablando desde la redacción con el periodista que nos enseñó las manchas de sangre en los atentados de París, presentando el clásico informativo humorístico alternativo. Moncho Alpuente lo bordaba. La sección de Darío y Edu se llama Informe Mongolia, dura menos de cinco minutos y hace una previsión de la actualidad de la semana (los lunes) y un resumen de la misma (los viernes). Televidencia, le llamaron el primero de esos días.

Se rieron de la bandera con el pollo y del torero tuerto, pero no de Florentino. Lástima: me han acostumbrado al caviar, y ahora las lentejas me resultan sosas. No esperen encontrar en la hermana pequeña de Antena 3, la cadena de izquierdas (?) de Atresmedia, el humor asilvestrado, salvaje y descarnado de Mongolia. La televisión, ese cáncer que destroza cuanto toca, no lo consentiría. Informe Mongolia irá a más, y nos reiremos con esos dos genios montaraces, pero dificilmente alcanzará la grandeza, la irreverencia y el descaro que encontramos en la revista. La revolución, ya lo advirtió el genial Gil Scott-Heron en 1974, no será televisada.

2 Comments
  1. Ferrando.com says

    La pela es la pela… y se han vendido a la mafia florentina!

    1. manu pla says

      te quivocas ha sido el oro de moscú

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