La tensión de la campaña complica la unidad de Podemos tras Vistalegre II

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Errejon-Vistalegre
Íñigo Errejón, secretario político de Podemos, en el acto de campaña para Vistalegre II de su equipo, "Recuperar la Ilusión". / Mariano Neyra (Recuperar la Ilusión)

Los primeros tres días de campaña oficial para Vistalegre II, iniciada el sábado, han reafirmado la disputa y tensión principalmente entre los sectores de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Los inscritos en Podemos deben elegir durante estos días el proyecto que creen más adecuado para guiar el rumbo del partido. Tanto en público, sólo hace falta echar un vistazo a las redes sociales, como en privado, la distancia entre ambas corrientes es cada vez mayor. Varias fuentes consultadas por cuartopoder.es no ocultan su preocupación respecto la unidad de Podemos tras la asamblea ciudadana. “Habrá que hacer un esfuerzo máximo para que no haya un desgaste total tras el próximo fin de semana”, resume un dirigente.

La campaña está dejando acusaciones cruzadas reflejadas en diferentes medios de comunicación o redes sociales. Cada uno de los equipos achaca la responsabilidad al otro. “Los conflictos llegan en algunos casos a niveles personales y eso dificulta mucho el futuro”, reflexiona un dirigente del partido del sector pablista. Todas las fuentes consultadas por este medio en uno y otro equipo reconocen que la campaña está siendo dura. Algunos se muestran incluso sorprendidos por el nivel de crudeza. “La clave ya es cómo gestionar el día después”, señalan también desde el entorno de Errejón. “Pase lo que pase, las heridas quedarán”, afirma otro integrante del equipo de Iglesias.

Iglesias ya ha señalado que se quedará como consejero ciudadano si sus documentos y candidatura son menos votados que los de Errejón. El secretario político debería en ese caso liderar el partido, algo que él rechaza al seguir apostando por un tándem junto a Iglesias, pero con otra dirección. En este sentido, hay un malestar claro en el equipo de Iglesias, Podemos para todas, por la utilización de la figura del secretario general en la campaña de Errejón.

El primero en mostrarlo abiertamente fue Pablo Echenique. El secretario de Organización afirmó que lo que había planteado Errejón en el pistoletazo de salida de su campaña “es mentira”. “Sé que suena duro y sé que me expongo a acabar magullado por decirlo, pero no puedo quedarme callado ante algo tan obvio. Es sencillamente falso que sea posible un resultado en el que Pablo Iglesias siga liderando Podemos con el equipo y el proyecto de una candidatura que no es la suya. Este resultado es imposible y todo el mundo lo sabe (incluido Íñigo y su equipo) porque Pablo lo ha dicho y lo ha explicado en decenas de ocasiones”. También el colaborador de este medio Manolo Monereo criticó duramente la estrategia de los errejonistas en un artículo publicado ayer. El errejonismo se defiende, insiste en que piden el voto sincero para Iglesias y recuerda que si lo eligen los inscritos y él se va, los estaría desobedeciendo.

Los ejemplos claros de esta tensión comenzaron a visualizarse ya horas antes de que se cerrara el plazo para presentar las candidatura con el abandono de Carolina Bescansa y Nacho Álvarez. La clave de la disputa está también en el relato que hacen del conflicto interno. De un lado, el entorno de Errejón y otros dirigentes antes más cercanos a Iglesias, responsabilizan directamente de la deriva a los colaboradores más cercanos del secretario general. Entre ellos se encontrarían Irene Montero, Rafael Mayoral o Juanma Del Olmo, entre otros. Son argumentos que los errejonistas han destacado en conversaciones privadas durante los últimos meses.

Pero la chispa real la encendió el fin de semana el exsecretario autonómico en Madrid Luis Alegre con un artículo en Eldiario.es. Ayer, el filósofo Santiago Alba Rico reiteraba en este medio esa idea de que Iglesias se estaba dejando influenciar por su entorno. “Rehén solitario de un puñado de hoplitas de la vieja izquierda”, lo califica. Desde el equipo de Iglesias consideran esta teoría una “barbaridad” y una crítica directa a Iglesias “como si no tuviera personalidad". El líder de Podemos señaló ayer en una entrevista en RNE que "la gente no se merece el psicodrama" que está viviendo Podemos y resaltó que evitará hablar mal de compañeros. Una expresión que compartió Errejón aunque reconoció que "una parte del equipo de Iglesias" no le quiere "tan cerca como estaba antes". El errejonismo, además, teme “ser purgado” de puestos clave y para ello ponen como ejemplo lo sucedido en Madrid con el relevo de José Manuel López como portavoz.

Del otro lado, los pablistas consideran que las verdaderas intenciones desde hace meses de Errejón y su entorno era quitarle el poder al actual secretario general. Incluso ha venido circulando la idea de una supuesta operación diseñada para ello y denominada como Jaque Pastor que ha sido aireada en algunos medios durante los últimos días. Esta hipótesis defiende que las intenciones de los dimisionarios madrileños de marzo, avalados por el entonces secretario de Organización Sergio Pascual, tenía como verdadero objetivo asaltar el poder estatal. Un hecho que siempre han negado tajantemente y que no se ha podido demostrar. Además, las críticas del pablismo al errejonismo se basan también en que estos últimos han creado una estructura de “partido dentro del partido” que ha dañado a Podemos.

La tensión se ha trasladado también a las bases de la fuerza morada a tenor de lo que se mueve en los comentarios de las redes sociales. Durante los últimos días afloran los mensajes en canales de Telegram afines a los distintos sectores. Uno de ellos, de críticos con el errejonismo en la Comunidad Valenciana, difundió ayer un corte de vídeo en el que el líder autonómico del partido, Antonio Montiel, comparaba el modelo de partido de Iglesias con Franco y Saddam Hussein. Se refería Montiel a sus atribuciones para convocar consultas entre los inscritos. “No me reconozco”, escribió poco después el afectado. En otros grupos de afines al errejonismo han recordado durante estos días, por ejemplo, cómo la inmensa mayoría del equipo de Iglesias antes de las elecciones europeas de 2014 ahora ya no están con él y sí con Errejón.

3 Comments
  1. SINCERAMENTE. says

    Yo prefiero a Pablo Iglesias, pues la vía de Errejón no conducirá a nada nuevo ni mejor, sino si acaso a unos cacahuetes temporales, pagados con creces, y que serán quitados por el Régimen en cuanto ya no representen ninguna amenaza de cambio hacia LA DEMOCRACIA, LA LIBERTAD POLÍTICA COLECTIVA.

  2. VotéPodemos says

    A mí me da igual Pablo, Íñigo o Perico el de los palotes. A mí me da igual todo menos la posibilidad, por fin, de que se transforme la realidad social de este pais y se ponga freno a los desmanes históricos de las élites económicas de una p… vez en favor de la masa social, honesta y trabajadora.
    Creo que nunca podremos agradecer lo suficiente al señor Pablo Iglesias por la que ha liado en este país. Quizás lo mejor que tenía que hacer ya lo ha hecho. Quizás ahora pueda dar un paso a un lado y dejar que otr@s hagan lo mejor que tienen que hacer y , después, estos den también un paso a un lado y dejen a otr@s.. Así es como funciona esto. No sé si se llama Ìñigo o quien sea pero empujad entre todos este proyecto con vuestra mejor fuerza en cada momento o no llegaremos a los objetivos por los que nació.Gracias.

  3. Demócrata. says

    Yo lo único que deseo es no revivir los desoladores momentos acaecidos allá por el año 1993, o quizá un poco antes. Habíamos trabajado decenas de compañeros en un colectivo codo con codo, cuando al anochecer de un día agrio, en nuestra sede aterrizó alguien que nunca supe que autoridad tenía sobre cualquiera de los que componíamos aquel grupo. Aún tengo en la memoria algunas de sus proclamas. Algo parecido a esto: ¡Compañeros, hemos de parar los pies a quienes dirigen la organización a nivel de país [País Valenciano]! ¡No están legitimados para tomar decisiones sin el consentimiento de las bases!
    Yo me hice inmediatamente la pregunta: ¿Y cuando se nos ha dado vela a las bases en esta organización? Aquella aparición tuvo los efectos más contrarios a los que se pretendía conseguir. Fue una bomba de relojería, que, aunque con efectos retroactivos, hizo volar en muchos pedazos la ilusión que en aquel entonces manteníamos en una organización que se decía transformadora.
    Es evidente, que si no se aprende del pasado la historia tiende a repetirse.
    No me vale que ahora funcionemos en otras claves si el espíritu no es compartido. En el equipo de Pablo Iglesias, él es el único que ha sabido hacer pedagogía creíble –desde que Errejón intentó convencernos de que en la casta existe una variedad que es convertible–, porque el resto del equipo de Iglesias no ha sabido mostrar empatía con los críticos, ni tan siquiera con los conciliadores. Esto se lleva en los genes. Si se es un equipo se camina en una dirección compartida y no se da la sensación de no perder un minuto en
    tender la mano a los otros, porque de dentro no nos sale. Y así aparecen los Monereo, Monedero, Vestrynge o Espinar,…, que teniendo razón en el fondo nos dejan contrapuestos a muchos defensores de Iglesias por las formas.
    Sinceramente, o se deja la mano tendida para siempre, y esto lo digo pensando en el día después, o volvemos a las «capillitas» que han poblado históricamente el paisaje.

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