¡Es la Cospedal, estúpido!

El eterno debate sobre qué pesa más en unas elecciones, si la marca o el candidato, es el eje sobre el que pivota la precampaña en Castilla-La Mancha. En esa comunidad, socialistas y populares lo tienen claro. Para el PSOE, pesa más el candidato, José María Barreda, que aparece en casi todas sus encuestas, las publicadas y las que guardan en el cajón, por delante de la candidata del PP, María Dolores de Cospedal, en la valoración de líderes que hacen los ciudadanos. Para los populares, en cambio, pesa más la marca electoral, el PP, que aventaja al PSOE. Por eso, igual que el que fuera director de la campaña que llevó a Bill Clinton a la presidencia de Estados Unidos, James Carville, escribió en la pizarra del equipo de campaña de Clinton “¡Es la economía, estúpido!”, el entorno de Barreda lo tiene claro. Tienen que hacer una campaña personalista: Barreda versus Cospedal. En su pizarrín está grabado “¡Es la Cospedal, estúpido!”. Y, curiosamente, saben que se enfrentan a la mejor candidata que ha presentado el PP en los últimos años.

María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, que ya perdió frente a Barreda en 2007, tiene más tirón electoral hoy del que tenía entonces; tiene más del que tuvo Adolfo Suárez Illana, candidato del PP en 1999 y los socialistas esperan que tenga algo menos que el candidato que el PP presentó en 1995, José Manuel Molina, que perdió por un estrechísimo  margen de votos frente a José Bono. En su haber, la lideresa manchega del PP tiene su fuerte impacto mediático, su entrada en los hogares castellanomanchegos a través de los medios de comunicación nacional. Su condición de secretaria general del PP la ha ayudado enormemente a ello. En su debe, sin embargo, Cospedal tiene su escasa implantación en la tierra, que su rival ha recorrido pueblo a pueblo desde que llegó a la presidencia de la Junta de Castilla La Mancha, al más puro estilo de José Bono, su antecesor en el cargo. Con sus pros y sus contras, la decisión en el PSOE es que Barreda es “más potente” como candidato que su rival. Y eso es lo que piensan explotar en los próximos meses.

Un dirigente socialista lo resume de la siguiente manera: “Si hacemos una campaña personalista, contraponiendo a Barreda y Cospedal por encima de todo, ganamos. Pero si cometemos el error de hacer la campaña clásica de PSOE frente a PP, perdemos”. Esta frase resume la convicción de la mayoría de dirigentes del PSOE de Castilla-La Mancha y perfila cuáles son las intenciones de los socialistas para plantear la batalla y tratar de ganarla una vez más. De hecho, los socialistas han empezado a blandir con saña la declaración de ingresos de Cospedal y a subrayar que, mientras ella gana casi 242.000 euros al año, el presidente Barreda apenas supera los 96.000; es 2,5 veces superior o, como ha explicado el secretario de organización del PSOE de Castilla La Mancha, José Manuel Caballero, “cobra 30 veces el salario mínimo interprofesional”. No hay duda, su objetivo es Cospedal.

Con todo,  el margen entre las expectativas de PP y PSOE es muy estrecho y, como reconoce un miembro de la dirección nacional del PSOE, “la batalla se libra en un pañuelo”. Ese pañuelo, además, se ha concentrado aún más después de que los cambios introducidos en la ley electoral variasen el reparto de escaños en las circunscripciones electorales de modo que todas se reparten un número par de escaños, a excepción de Ciudad Real, donde las urnas determinarán la asignación de 11 escaños. En el resto de provincias, el reparto puede ser siempre parejo, dado el estrecho margen de diferencia entre PSOE y PP y las escasas posibilidades de que entre cualquier otro partido en el reparto de escaños.

Así, de los 49 escaños que componen las Cortes de Castilla La Mancha,  10 se dirimen en Albacete, 8 en Cuenca, 8 en Guadalajara, 8 en Toledo, además de los 11 de Ciudad Real. Por ello, en los cálculos del PSOE, que parten de un escenario adverso para no llevarse sorpresas desagradables de última hora, se contempla la derrota, pero siempre que sea una derrota estratégica. Según los cálculos de los socialistas, podrían perder hasta por 100.000 votos y seguir gobernando en Castilla La Mancha, siempre y cuando ganen en la circunscripción de Ciudad Real. El colchón –aseguran desde la dirección socialista, con encuestas y proyecciones en la mano–  es amplio: los socialistas podrían perder por menos de 9 puntos en Guadalajara, menos de 8 puntos en Cuenca, menos de 10 puntos en Albacete y menos de 7 en Toledo y seguir al frente del gobierno en esta comunidad. Pero siempre a condición de que se obtenga la victoria, así sea por un voto, en Ciudad Real. La estrategia está escrita en su pizarra y pasa por confrontar la figura de Cospedal con la de Barreda y evitar el choque de siglas en la medida de lo posible.