Aguirre no estorbará el paso de Gallardón a la política nacional

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Gallardón conversa con Rajoy, el pasado día 22, durante el partido de exhibición entre Nadal y Federer. / Chema Moya (Efe)

No se trata de un propósito de año nuevo ni de que haya cambiado de criterio personal. La presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Esperanza Aguirre, sigue sin tragar al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. O mejor, ambos siguen sin tragarse. Ella cree que el edil del PP no tiene principios ni ha creído nunca en el partido. Y él replica que es una frívola que “canta” todo lo que sabe.

Sin embargo, en las filas de Aguirre se da por perdida la batalla nacional contra Mariano Rajoy y han decidido llevarse bien con él. Comentan que andan como aquel marido que, preguntado si quería a su esposa, respondió: “He decidido quererla”.

El criterio de Aguirre es respetar lo que decida Rajoy mientras ella se vuelca en las elecciones madrileñas del 22 de mayo y se enroca en su feudo autonómico a verlas venir mientras espera la jubilación, para aprovechar mejor el tiempo y prestar más atención a sus seres queridos, especialmente a su primera nieta.

La tropa de la Dama de Hierro madrileña está convencida de que Rajoy permitirá que Ruiz Gallardón se presente a las elecciones generales para ser diputado y, tras la victoria, le nombrará ministro e incluso vicepresidente. En ese momento, abandonará la alcaldía.

Es una operación a la que los aguirristas difícilmente pueden hacer frente, no solo por la fuerza que ya tiene el presidente nacional del PP, tras la victoria en Galicia y los buenos resultados de Cataluña y el País Vasco, sino porque Ruiz Gallardón cuenta con un apoyo decisivo dentro de las filas madrileñas, el de Ana Botella, su teniente de alcalde.

La operación de Rajoy permitirá a la esposa del ex presidente José María Aznar, que será la sucesora tras los comicios de mayo, ocupar el puesto de alcaldesa y cumplir, por fin, uno de sus grandes sueños.

El apoyo de Botella a Ruiz Gallardón es tan decisivo que incluso afecta al reparto de fuerzas internas en el PP de Madrid. Ella es la que permite a Ruiz Gallardón poder elegir al 50% de la lista del ayuntamiento e impedir por ejemplo –como ya pasó hace unos meses– que se expulsara al vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, por insultar a la presidenta en el diario El País. De hecho, en las filas aguirristas se da por sentado que Cobo repetirá como concejal porque irá en el cupo del 50% que completa Botella con Ruiz Gallardón, quien adelantará que si no va Cobo, no va él.

De Ana Botella dicen los partidarios de Aguirre que está “abducida” por el alcalde, que le admira intelectualmente de tal modo que la tiene absolutamente ganada para su causa. No obstante, añaden que a ella también le gusta llevarse bien con Aguirre. Y lo hace.

Sin embargo, estiman que si termina siendo la alcaldesa, el cambio a favor de Ruiz Gallardón será definitivo. Y más con lo que conllevará de apoyo de Aznar ya que, aseguran, Ana representa las esencias de su marido.

Además, sus seguidores indican que Esperanza Aguirre no es sólo que ya no aspire a ser presidenta del Gobierno de España, sino que ni siquiera pretende ser presidenta del Congreso o ministra de Rajoy. Curiosamente, lo que le gustaría, para acabar su vida política, es ser alcaldesa. Y añaden: “Claro que si dentro de poco más de un año Ana Botella es alcaldesa…”. Ahí se paran. Pero está claro. Lo tendrá muy crudo.

2 Comments
  1. el andaluz says

    El PP tiene que jugar bien sus cartas ante el electorado, y Gallardón representa al PP más liberal y menos agresivo.Es un guiño a una parte del electorado que el PP necesita si quiere llegar a la Moncloa.

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