En el PP… ¡a Cascos ni agua!

¿Quién dijo que Francisco Álvarez-Cascos podía hacer daño al PP? Los dirigentes populares, lo afirman. Rotundamente sí:  Álvarez-Cascos y su aventura electoral va a provocar un perjuicio al PP, pero se trata de un daño limitado. La capacidad de Álvarez-Cascos de causar daño al PP se limita a sus expectativas electorales en el Principado de Asturias, según estiman fuentes de la dirección popular. Estas mismas fuentes  aseguran que el enfrentamiento de Álvarez-Cascos con el PP, que ha desembocado en la creación de una nueva formación política, liderada por  Cascos y que concurrirá a las próximas elecciones autonómicas del 22 de mayo, va a dejar a los populares sin la mayoría absoluta que sus propias encuestas les auguraban hasta que se produjo el desencuentro y posterior salida de Francisco Álvarez-Cascos del PP. Tal vez por ello, en la dirección del PP tienen claro, como destaca un alto dirigente del partido, que “es muy difícil que podamos cerrar un pacto de gobierno  con Cascos en Asturias; sería más fácil llegar a un acuerdo con el PSOE que con Cascos…”

Otra dirigente del PP no sólo suscribe las tesis de su colega, antes mencionado, sino que añade una sentencia que, de cumplirse, puede dificultar sobremanera la intención del PP de arrebatar la presidencia del Principado de Asturias al PSOE: “Cascos nunca será presidente de Asturias con los votos del PP”. Si a ello añadimos que los sondeos que maneja el Partido Popular sitúan al PP en primer lugar, seguido del PSOE y, en tercer lugar, por delante de IU, al partido de Francisco Álvarez-Cascos, Foro Asturias, al PP se le complica su objetivo electoral de reconquistar la presidencia de Asturias, la misma que ostentó entre 1995 y 1999, con Sergio Marqués como presidente. Esto significa que, si Álvarez Cascos consigue convertirse en la llave de la gobernabilidad en Asturias, el PP no le cederá la presidencia del gobierno a cambio de desalojar a los socialistas en ningún caso; ni siquiera para impedir que  el PSOE se beneficie de la situación y se mantenga en el gobierno, o que le ceda la presidencia de un hipotético gobierno de coalición a Álvarez-Cascos. Esta es, según estas mismas fuentes, la voluntad de Mariano Rajoy y así se cumplirá, llegado el caso.

En opinión de un miembro del Comité Ejecutivo Nacional, Francisco Álvarez-Cascos “no supo conseguir lo que tenía en su mano”. Y en su mano tuvo la posibilidad, según la versión de este dirigente popular, de ser el candidato del PP asturiano. Pero “se equivocó, porque intentó imponer al PP el ‘Modelo Perbes’, o lo que es lo mismo, esperar a que los notables del PP le fuesen a buscar para pedirle que se convirtiese el candidato ”. En opinión de este dirigente popular el procedimiento correcto hubiera sido que Álvarez-Cascos hubiese pedido a Mariano Rajoy su apoyo “igual que hizo Rodrigo Rato cuando le comunicó que quería ser presidente de Cajamadrid  y le pidió su apoyo”. Claro que, seguramente,  el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, podría poner alguna que otra objeción al método, porque él también fue a ver a Rajoy, le comunicó su interés en presidir Cajamadrid y salió del despacho de Rajoy convencido de contar con el beneplácito del presidente del PP. Pero la realidad lo sacó de dudas poco después: Rajoy bloqueó su nombramiento y forzó el de Rato.

Ortodoxa o no, la salida intempestiva de Álvarez-Cascos del PP ha levantado ampollas en su antiguo partido y, en especial, en el círculo más próximo  a Rajoy. De ahí que, desde el entorno del presidente no quieran saber nada de entendimientos futuros con el que salió del PP dando un portazo. Antes se entenderían con el PSOE que con Cascos –dicen en el PP– porque la decisión está tomada: “A Cascos, ni agua”.