El calendario electoral depende de la paz en el PSOE y la voluntad de los nacionalistas

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Carme Chacón, ayer, durante la comparecencia en la que anunció su renuncia a presentarse a las primarias. / psoe.es

Retirada la ministra de Defensa, Carme Chacón,  de la pelea por la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero, los barones socialistas han dado un cierto respiro al todavía presidente del Gobierno, que va a intentar ratificar ante el Comité Federal , que se reunirá mañana en Madrid, su hoja de ruta y su calendario, adaptado a las circunstancias. Como ya dijo el pasado 22-M, tras conocer el desastroso resultado electoral, su objetivo es agotar la legislatura y convocar elecciones para marzo de 2012. Pero, por si no lo consigue, Zapatero baraja otras posibles fechas electorales: en septiembre o a finales de año, entre la última semana de noviembre y la primera quincena de diciembre. Sin embargo, sólo utilizaría estas opciones alternativas en caso de que no consiguiera sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Y eso depende de la actitud que mantengan los nacionalistas en el Parlamento a la hora de darle o no su apoyo.

La primera prueba de Zapatero consistía en superar la bronca organizada en su partido y evitar quedarse en minoría o que el PSOE se rompiese en dos bandos. Y eso, por ahora, está aparentemente sofocado. Desaparecida la única contendiente que podía hacer la Pascua a Alfredo Pérez Rubalcaba, no parece que nadie vaya a atreverse a presentar una candidatura alternativa al todopoderoso vicepresidente y ministro del Interior  De este modo, según comentan los más firmes defensores de convertir a Rubalcaba en candidato y tabla de salvación de la formación del puño y la rosa, el vicepresidente podrá seguir ocupándose plenamente de  sus tareas en el gobierno, no tendrá que recorrer federaciones, ni recabar los más de 20.000 avales necesarios para poder presentarse a las elecciones primarias y podrá seguir haciéndose visible en el gobierno, para continuar siendo el ministro mejor valorado (de acuerdo con los resultados que arrojan las encuestas del CIS una y otra vez) e incluso intentar mejorar su grado de popularidad ante los ciudadanos. “Haberse metido de lleno en unas primarias –señala un dirigente socialista– le hubiera exigido probablemente abandonar el gobierno para dedicarse a patear federaciones y dar mítines por toda España. Y eso, a estas alturas, no nos lo podemos permitir”.

Aplacados pues los ánimos de los barones socialistas y con Rubalcaba a punto de ser aclamado y proclamado candidato del PSOE, se disipan los temores a que Zapatero pudiera quedarse en minoría dentro de su propio partido y que eso le obligase a dimitir de su cargo como secretario general y, muy probablemente,  en esa situación de extrema debilidad, disolver las Cámaras y convocar unas elecciones que, por ahora, nadie en la familia socialista es partidario de adelantar.

Ante la convicción de que, cuanto más tiempo pase desde este momento postelectoral, en el  que el PSOE trata de digerir a toda velocidad su peor resultado de la historia, y las próximas generales, más posibilidades tiene el PSOE de recuperar sus mermadas expectativas de voto, Zapatero aspira a llevar la legislatura hasta el próximo mes de marzo Para ello, cuenta ya, gracias al “armisticio” firmado a regañadientes por la ministra Chacón y sus partidarios, con la “paz temporal” en su partido. Pero ahora debe cerrar su acuerdo con PNV y/o CiU, además de CC, que serán fundamentales para permitirle sacar adelante los 55 proyectos legislativos que tiene previsto aprobar desde ahora hasta el final de la legislatura y, en especial, el paquete de reformas de ámbito económico y laboral que siguen por acometer.

La segunda reforma laboral, que si bien hace unos días parecía estar a punto de firmarse, ha sido bloqueada tras un movimiento de última hora del sector más duro de la CEOE, que parece haber entendido que sería bueno esperar a firmar la modificación de la negociación colectiva o las reformas relacionadas con el absentismo laboral cuando sea el PP quien gobierne. De este modo, si se logra el acuerdo con los sindicatos, sería un tanto para el hipotético gobierno de Mariano Rajoy. Pero si no se logra, esperan que ese gobierno del PP sea más duro de lo que puede llegar a ser Zapatero en las modificaciones laborales. Así pues, no parece que uno de los proyectos que Zapatero se traía entre manos vaya a fructificar. Sin embargo, le quedan pendientes asuntos como la culminación de las reformas del sistema financiero y la elaboración de unos Presupuestos Generales del Estado, que aspira a que sean austeros y restrictivos, como exige la UE, pero no excesivamente lacerantes en el capítulo social. Es fundamentalmente en este punto donde necesita la ayuda de CiU y del PNV. Y la actitud que adopten los nacionalistas acabará por decidir el momento para convocar las elecciones generales.  Si Zapatero logra el apoyo de los nacionalistas para los próximos Presupuestos, la tramitación y aprobación final de los mismos concluiría en el mes de diciembre. Poco después de aprobados, el presidente disolvería las Cámaras y, de acuerdo con los plazos que establece la ley, las elecciones se celebrarían en marzo. Esta es la opción que prefiere el presidente del Gobierno.

Sin embargo, según el entorno de Zapatero, de no lograr el apoyo de los nacionalistas, estaría prácticamente abocado a disolver las Cámaras y convocar elecciones anticipadas. Para ello tiene dos momentos cruciales en su estrategia temporal: el primero sería el mes de julio, que es cuando se conocen las líneas maestras presupuestarias y se inicia la ronda de contactos con los posibles apoyos parlamentarios. Si para entonces tuviese una constatación clara de que no hay posibilidad alguna de sacar adelante las cuentas del Estado, podría disolver y convocar las elecciones para el mes de septiembre u octubre.  Si, en cambio, mantiene la expectativa de los apoyos hasta el primer debate de totalidad de los Presupuestos, que se celebra generalmente a principios de octubre, y tampoco logra acuerdos, podría disolver ya en el mes de septiembre, prorrogar los Presupuestos Generales del Estado y llevar las elecciones a diciembre de 2012.

Ese es el calendario de Zapatero y la hoja de ruta que tiene prevista desde ahora hasta marzo de 2012. Sin embargo, ese calendario depende de demasiados factores que ya no puede controlar un presidente del gobierno que está haciendo las maletas para abandonar la Moncloa.

1 Comment
  1. Runaway says

    Es más que evidente de que el horno no está para bollos. Que con la situación crítica en la que se encuentra el país, que un Vecepresidente del Gobierno y Ministro del Interior y una Ministra de defensa, abandonen sus puestos en el Gobierno para dedicar sus energías a campañas de primarias entre sus militantes, con todo el circo mediático detrás de ello, aparte de que no es serio, sería indignante. Ya no es para tomar las plazas, es para tomar la Bastilla y pasarlos todos por la guillotina.

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