Extrema derecha de quita y pon y Holocausto económico

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Anders Behring Breivik, disfrazado con la imitación de un uniforme militar de gala. / Wikimedia Commons

¿Es la masacre noruega un primer aviso de que se aproxima el cuarto Reich, de que vuelve a estar en celo en Europa la bestia de una extrema derecha aria y criminal? Yo, que como Anders Behring Breivik tengo los ojos azules, pero no he matado a nadie ni pienso, empiezo a cabrearme con tanta insistencia en las características étnicas de este asesino. Con tantos árboles que a lo mejor no nos dejan ver el bosque.

Opinan entendidos en inteligencia a los que yo consulto a menudo que el tal Breivik no es tanto el preludio de un nuevo amanecer político de la extrema derecha europea como una consecuencia de la aclimatación de esta al medio. Sucede que la crisis económica ha abierto fantásticas oportunidades de hacer un discurso racista o pseudoracista sin parecer un marciano. Lo que mola ya no es negar el Holocausto, ser antisemita o antimusulmán (tanto monta, monta tanto), ya no vende poner el énfasis en los rancios principios y las inmortales esencias, sino en los números sociales que no cuadran por culpa de irritantes inmigrantes que se lo chupan todo, y encima desagradecidos. O eso parece en momentos de vacas flacas y pésimo humor.

En momentos así es fácil para según quién envolverse en la capa de la aparente normalidad para decir y hacer barbaridades. Electoralmente la extrema derecha sube en Europa, pero eso la obliga a ser o a parecer menos extrema. Más tecnocrática y para todos los públicos. E inevitablemente deja fuera de cobertura y a la intemperie a elementos como el tal Breivik, un tipo tan duro como espeso, histérico no ya con el temor de que Oslo parezca Al-Andalus, sino con el auge de maricones y feministas y con el hecho intolerable de que las mujeres lleven pantalón y los hombres hayan dejado de llevar sombrero. Un adelantado a su época, vaya.

Entre mis fuentes hay quien llega a sugerir que el tal Breivik es a la extrema derecha europea lo que las Brigadas Rojas, la Baader-Meinhof, etc, fueron a la extrema izquierda europea cuando esta, vistos los definitivos abusos de la URSS, dejó de ser mayoritariamente tan extrema. Cuando la progresía se centró y se socialdemocratizó quedaron cabos sueltos irreductibles, paradójicamente liberados y quizás hasta aliviados de tener que convencer a nadie por las buenas. De pechar con la insoportable levedad de las urnas. Qué gusto debieron sentir al quedarse solos con su pureza, con su estupidez químicamente pura y sin rebajar. ¿He mencionado ya que el tal Breivik sostiene sin sonrojo en su manifiesto que los turcos se inventaron el derecho de pernada? Como si a los señores feudales cristianos no se les hubiera ocurrido nunca una cosa así.

Pero no nos desviemos del tema, que es si estamos ante una uña podrida o frente a un cáncer. Si la apreciación de mis expertos de inteligencia de cabecera es correcta, costará más, costará menos, pero los Breivik y demás se disolverán como azucarillos por el interés que tendrán en que así sea no ya sus enemigos ideológicos, sino hasta sus supuestos afines o amigos, que serán los primeros amenazados por su estridente e impresentable radicalidad. A grandes males, grandes remedios, parece pensar la gente en estos casos. ¿Como cuando Andreas Baader y Ulrike Meinhof aparecieron suicidados en sus celdas? A ver cuánto dura Breivik.

Otra cosa es qué va a pasar con la mala hostia de fondo que era y es el capital político de estos elementos. Con la falta de verdadera alma de Europa que aquí y allá sale a la luz. La combinación de miedo, ceguera, irresponsabilidad y egoísmo que por todas partes resopla, agudizada por el disparate de una unidad monetaria sin verdadera unión económica, fiscal y política de fondo.

¿Es cuestión de apretar los dientes y esperar a que pase el temporal? No parece. Cada vez se verá más claro, me temo, que lo que nos hemos acostumbrado a llamar UE, y que en principio parecía hasta pensado para que Alemania financiara su propia domesticación, se aproxima a devenir una especie de protectorado alemán. Como quien paga manda, la UE se encamina a ser una finca germánica con Rusia como único gran poder alternativo. No es extraño que los países que siempre han estado en medio, el atormentado Este con Polonia a la cabeza, eleven ya sus ojos frenéticos hacia Estados Unidos.

Hay quien dice que esto va a ser como la segunda guerra mundial, pero en económico.

4 Comments
  1. Albert says

    Fantástico análisis, Anna Grau no hace un periodismo rápido sino un análisis histórico profundo y a fondo del contexto histórico . Solo una cuestión: los integrantes de la RAF no se suicidaron por voluntad, fué una practica del gobierno su aislamiento prolongado en unas celdas…cosa que habían aprendido los EEUU de la tortura blanca ejercida por los coreanos a los soldados americanos, y que los alemanes pusieron en practica. Aislamiento, y tumba en vida; llevan a explicar todo lo que saben y finalmente tienen unas subidas de tension , y se suicidan.. Se llaman celdas tipo f.. es un tema interesante para otro articulo. Una verguenza el auge de la extrema derecha en época de crisis y algunas ideas que van en contra de la sociedad en paz.. así como cualquier otro extremismo que lleve a cabo muertes.

  2. poder popular says

    Los integrantes de la RAF se suicidaron lo mismo que Miguel Angel Blanco o Lasa y Zabala con ayuda asistida, uno de ETA, los otros del GAL y los alemanes del estado alemán. Basta ya de mentir sobre el falso suicidio en prisión de los activistas de la RAF.

  3. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Nada indica que lo más próximo a lo que debamos enfrentarnos sea a una nueva ‘guerra mundial’. Mas, sí está encaminado, esto creo, una extraordinaria recesión en lo concerniente a lo cognitivo.
    Los de siempre: esos que no admiten, ni admitirán jamás, que las sociedades caminamos en conjunto hacia una hermosa luz que el futoro nos depara.
    Sólo los miserables y retorcidos nunca aceptarán la ilusión de los que, aún con los malos augurios de los negacionistas, en su malévola nagacionalidad, podrán excluírse de su miserable mundo.

  4. celine says

    Anna Grau ha entrecomillado lo de «se suicidaron», en relación a Ulrike Meinhoff y sus chicos. Ese tropo significa que el término utilizado es irónico. Hay que fijarse, poder popular, que si no, te engañas.

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