Rajoy regaló a Hillary Clinton un jamón "no autorizado" por EEUU

Si hay algo que no falla en las relaciones diplomáticas de los líderes políticos españoles es el tradicional obsequio del jamón ibérico. Durante años lo usó el entonces presidente del gobierno, Felipe González, con el que fuera canciller alemán, Helmut Kohl. Y sus relaciones personales fueron inmejorables. Eso, más allá de la pericia de González, siempre ayudó mucho a la hora de negociar en los Consejos Europeos el reparto de los fondos estructurales y de cohesión. Alumna aventajada de González, la hoy ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, también se presentó ante el presidente de Bolivia, Evo Morales, con un jamón de jabugo bajo el brazo cuando éste estaba convaleciente por una lesión deportiva. Y, por aquello de que “las penas, con pan son menos y con jamón del bueno, ni te cuento…” la ministra se presentó con el preciado manjar ante el lecho del mandatario boliviano, con cuyo país nos unen y enfrentan un buen número de intereses empresariales y comerciales.

El último en apuntarse al “viejo truco” de la entrega del jamón como símbolo de amistad y buena voluntad, acompañado de la esperanza de entablar una sabrosa amistad con el obsequiado ha sido el líder del PP, Mariano Rajoy. El gallego desechó pulpo, cachelos o percebes de su patria chica, para obsequiar, el pasado 2 de julio, durante su visita a España, a la Secretaria de Estado del gobierno de EEUU, Hillary Clinton, con una pata de jamón extremeño de bellota, de calidad suprema, que le hizo llegar su compañero de partido y ya presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago. Eso sí, tuvo el detalle de llevárselo deshuesado y envasado al vacío para evitar que la Secretaria de Estado apareciese con tan sospechoso paquete a su regreso a EE.UU. Deshuesar ese jamón extremeño le evitó a Hillary Clinton confusiones y alguna que otra explicación sobre el contenido del paquete, que nadie pudiera confundirla con un mariachi acarreando su instrumento o, con un “instrumento” más peligroso, al más puro estilo “Los Soprano”. Lo que no evitó en todo caso el esmero del empaquetado es que Hillary Clinton entrase en su país con un producto que carece del necesario permiso de exportación, es decir, que contraviniesen las leyes federales de su país.

El delicioso jamón extremeño no cumplía los requisitos que las autoridades estadounidenses exigen para poder entrar en el país. La normativa es extremadamente restrictiva. Tanto que sólo hay un matadero en toda España que sacrifica a los animales de acuerdo con esa normativa. Embutidos Fermín es la única empresa, con sede en la localidad salmantina de La Alberca, que tiene la autorización para exportar carnes frescas sacrificadas en España a EEUU. Esa pata de cerdo alimentado con bellota de la dehesa extremeña y sacrificado en uno de los mataderos de la Comunidad, no hubiera podido entrar de ningún modo en EEUU, porque así lo establecen sus leyes federales, pero, afortunadamente, la valija diplomática de la responsable de la política exterior norteamericana permitió a Hillary Clinton burlar las leyes de su propio país.

El episodio en cuestión ha permitido también a los productores extremeños de jamón de bellota albergar la esperanza de que, conquistada por el estómago, la familia Clinton se convierta en defensora del jamón de bellota español y haga presión para que se suavice una normativa que ha constituido un auténtico tapón para la exportación española, para beneficio, por ejemplo, del sector agroalimentario italiano. Quién sabe si Rajoy, con su inocente, o tal vez inconsciente regalo, además de empujar a Clinton a incumplir las leyes de su país, pueda conseguir lo que ningún gobierno español ha logrado hasta ahora: levantar las restricciones a la exportación de nuestros jamones en EEUU.