Perdonen que hoy no me levante y no hable de política. Es que he perdido un sombrero que me importaba mucho. Un sombrero negro con estructura de borsalino pero tirando a blando (su material esencial era la angora) que compré en el East Village de Nueva York y que desde entonces me acompañaba de sobresalto en sobresalto. Me lo olvidé una vez en el Oyster Bar de Grand Central, en Manhattan. Me di cuenta cuando ya estaba en Brooklyn pero volví sin dudar a por él. Lloré de gratitud al reencontrarlo. Hace unas semanas creí que me lo habían robado y para mi inmenso alivio constaté que lo había dejado en casa creyendo llevarlo puesto. ¿Entonces es que mi sombrero ya apuntaba maneras y ganas de perderse? Tras estar tantas veces a punto de extraviarlo, por fin pasó lo que quizás tenía que pasar. Me quedé definitivamente sin él a media mañana del martes 29 de noviembre en el rastrillo solidario de Hoss Intropia en el hotel Silken Puerta América, Avenida de América, 41. Doy tantos datos con la nada oculta intención de que si las casualidades de las novelas de Paul Auster existen, alguien lea estas líneas y me devuelva mi querido sombrero. Podría ser el inicio de una apabullante amistad.
Me imagino a algún lector de corazón granítico preguntándose para sus adentros: ¿y a mí qué coño me importa que esta mujer haya perdido su sombrero? ¿Hasta dónde va a llegar la degeneración egoísta de los artículos de prensa en este país? Pues mire, depende. Por supuesto que a mí me interesa por encima de todo qué hay de lo mío. Más que impresionar al lector me gustaría recuperar mi sombrero. Pero también trato aquí de comunicar algo que quizás tenga su puntito, como las casualidades de las novelas de Paul Auster.
Más de un mes antes de que yo perdiera mi sombrero pasó por Madrid la artista española afincada en Nueva York Gema Álava, un personaje que se mueve con cálido desparpajo por las bandas del arte y de la vida real. Por un lado Gema Álava tiene su obra, reconocida por abundantes becas y premios. Por el otro trabaja en los principales museos neoyorquinos dando visitas guiadas a personas y grupos especiales. Le ha pasado a más de uno encontrarse a Gema Álava en mitad del MoMA y no saber si estaba haciendo una performance o ganándose los garbanzos.
En la intersección nacieron proyectos como Find Me (Encuéntrame) en el año 2009. Ya me perdonarán que en tiempos de crisis reutilice materiales y me cite a mí misma hablando de Find Me en el diario ABC: “Con Find Me (Encuéntrame), Gema Álava pidió a varios artistas, algunos de ellos muy conocidos, que le cedieran piezas de arte que ella escondería en localizaciones secretas de Nueva York y San Francisco. Así diseminó obras de Robert Ryman, Lawrence Weiner, Paul Kos, Ester Partegàs, etc. Algunas de esas obras (por ejemplo pegatinas camufladas junto a los avisos de las tiendas de que aceptan el pago con tarjetas de crédito; o una obra de arte comestible; o una instalación escultórica) se han esfumado, fagocitadas naturalmente por el entorno. Otras siguen donde Gema Álava las dejó y sólo ella y el creador de la pieza saben. Aunque existe un inventario de todas las piezas y de su ubicación en la Biblioteca Pública de San Francisco. Gema Álava lo deslizó en un estante con el máximo sigilo”.
Dos años después, de aquel polvo en Nueva York han salido unos interesantes lodos madrileños. La Utopic Gallery de Madrid propuso a Álava emular el Find Me en nuestro país. Hablando, hablando, la idea se transformó en Find Us (Encuéntranos…¡abstenerse si es posible del chiste fácil sobre los congelados!). Así nos lo cuenta la propia Gema Álava: “Yo propuse que Utopic Gallery se encargara de enviar una convocatoria a través de las redes cibernéticas a cualquier artista que estuviera interesado en esconder a la vista una de sus obras (…) Yo me encargaría de seleccionar propuestas interesantes (…) Me atraía mucho ver mi ciudad natal a través de los ojos de artistas. El 19 de octubre me llevaron de la mano a algunos de mis lugares favoritos de Madrid, sin ellos saberlo. Mi trabajo, últimamente, tiene en gran consideración las casualidades de la vida, las coincidencias, los guiños que se suceden continuamente delante de nosotros, las carambolas que se suceden cuando parpadeamos…El 19, de diez de la mañana a diez de la noche, estuvimos escondiendo obras de arte en Madrid"
El valenciano Guillem Juan Sancho escondió su pieza, la fotografía de una silla abandonada en un antiguo hospital abandonado en la Sierra de Guadarrama, que primero fue de tuberculosos y después de disminuidos psíquicos, en el Campo de la Cebada. El Campo de la Cebada fue el primer mercado de Madrid al aire libre, donde se separaba el grano de la paja, de la cebada. Guillem metió la foto de su silla dentro de una silla abandonada en el Campo de la Cebada por considerar que tenía un nexo común con el hospital abandonado: "Se trata de lugares abandonados, olvidados, baldíos, improductivos y vacíos. Son espacios donde parece predominar la memoria del pasado sobre la del presente"
Jaume se pegó una paliza importante en autobús de Barcelona a Madrid, ida y vuelta en las mismas veinticuatro horas, para participar en Find Us. Su pieza quedó escondida en un café histórico. La propuesta que le envió a Gema Álava afirmaba que la idea le había venido de "la alocada vida de las calles de Barcelona, donde proliferan hurtos y turistas, por ese orden. La calle donde está mi estudio es una back street prefecta, en el centro, para diluirse entre la masa, y mis ventanas, a la altura de los ojos de un peatón, son un trastero improvisado de objetos extraviados por los delincuentes, y algún que otro loco. Entre ellos, además de las típicas botellas de cerveza o whisky, destaco una tarjetera de un joven romano"
Estas piedras azules se escondieron en la zona del Canal de Isabel II. Según las artistas que las pusieron allí, todo empezó por el interés en "viajar a través del agua y de su proceso cíclico, hacer presente el agua oculta entre el cemento, que debido a su canalización para llegar a los diferentes entornos urbanos deja de verse, escucharse o sentirse, su percepción hoy desaparece entre el asfalto, encontrando como único rastro las alcantarillas y cloacas (...) Palabras y piedras, escondidas e interrelacionadas entre sí, reformulan conceptos como forma, función, identidad, acción, ciclo o propiedad, buscan su lugar tomando el lenguaje y el espacio de la calle. Y para no interrumpir el recorrido insinuado por los cantos rodados, utilizamos tiza azul sobre los dos pasos de cebra que hay que cruzar, invitando y también recuperando, en forma de polvo esparcido, algo de ese azul del agua que transcurre bajo el asfalto"
La mexicana Julia Andrea Vilchis Villavicencio escondió en un establecimiento de una cadena de cafeterías norteamericanas este termo de café con su obra expuesta en el mismo, que representa un perro con una máscara de yeso que cubre su cabeza como si no quisiera ser visto. "Un objeto común pasa desapercibido porque estamos acostumbrados a verlo, pero al personalizarlo distrae del aletargamiento a la gente que transita por la ciudad sin detenerse o sorprenderse", concluye la artista.
El granadino Pepe Molero, que también se vino a Madrid expresamente para estar en Find Us, escondió esto en un olmo del Jardín Botánico. En su opinión, “el olmo tiene forma de pantalones colgados al revés; me escapaba de clase para verle. Puedo esconder algo en sus bolsillos y -al estar al revés- puede perderse. Lo conocí de casualidad. Nunca he buscado nada, o he buscado de todo sin saberlo.”
Pero vamos a dejarlo ya, que esta entrada ya va siendo muy larga, especialmente para no hablar de política, directamente por lo menos. Lo bueno de experiencias como esta de Find Us es que te reconectan suavemente con lo colectivo. De las casualidades y las coincidencias de Paul Auster te transportan a un raro espesor de muchedumbre que creías olvidado. Un posible sentido de las cosas que quedó aparcado en una bifurcación mal hecha, o hecha sin querer. ¿Es posible que perder un sombrero, ese sombrero que tan sola me dejó, sea algo más que una microtragedia individual? ¿He entrado sin saberlo en una especie de Find Us, de fascinante telaraña de causas, efectos e imprevisibles conexiones? Acabo con una foto de Gema Álava en el Botánico de Madrid, marcando cuidadosas X en invisibles mapas de futuro. Quién sabe si mi sombrero es el próximo arranque de una historia. La próxima revelación de algo.
Off toppic, mas pirseco dizer: essa mania de comparar coisas no Brasil a faixa de gaza, terroristas e ditadores crue9is ao redor do mundo e9 de uma falta de sensibilidade terredvel contra quem realmente vive nessas condie7f5es Tenho a impresse3o que praticamente sf3 a meddia velha este1 fuzilando o blog da Petrobre1s. Ela e alguns leitores mais iludidos pelo terror jornaledstico.Minha maior curiosidade agora e9 ver se a Petrobre1s este1 preparada para o que vc apontou e acontecere1 inevitavelmente. Cheguei a deixar um comente1rio le1 falando sobre isso, mas ne3o voltei para ver se houve resposta.Tenho certeza que a Petrobre1s ne3o pensou muito na cobrane7a que ela passaria a sofrer por nf3s, vozes anf4nimas timidamente conectadas. Creio que ela deve ter pensado apenas em equilibrar sua voz frente e0 voz da meddia.Isso pode levar a empresa a se9rias dificuldades se ela demorar a perceber que o poder das vozes coletivas caminha rapidamente para se tornar maior que o da meddia velha.Seja como for estou achando fante1stico testemunhar seja le1 o que for que este1 acontecendo nesse inedcio de se9culo que mais parece inedcio de mileanio