Torero el que pague el IBI

Viene a Madrid el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, a un desayuno de Europa Press y a reunirse con Mariano Rajoy, al que pedirá más inversión en el Área Metropolitana de la capital catalana, a lo que el gallego responderá con la idea de crear una comisión. Mixta, of course. Algo es algo.

En el desayuno le preguntan un poco de todo y también, cómo no, quién paga el IBI en Barcelona. Al principio Trias duda de si los partidos políticos lo están pagando pero de repente se le enciende la bombilla y se acuerda: “sí, sí, seguro que lo pagan, porque ICV (simplificando mucho, la versión catalana de Izquierda Unida) presentó toda clase de apelaciones y de recursos para tratar de no tener que pagarlo”. Al parecer eso ocurrió cuando hace seis años (pudo ser con el alcalde Joan Clos o con su sucesor Jordi Hereu, ambos socialistas) se tomó la decisión pues de eso mismo, de que los partidos políticos pagaran el IBI. Informa el equipo de Trias de que los sindicatos siguen exentos, por lo menos CC.OO., gracias a la feliz chiripa de ocupar un edificio propiedad del Estado. Ninguno de tales edificios paga el IBI.

¿Significa eso que una hipotética reforma para cargar el IBI a los que ahora no lo pagan se vería contestada por los mismos que en teoría militan en la misma formación política que lo propone? ¿Estamos ante el típico caso (real y reciente, advierto) de un conocido señor del PSOE que te jura por Pablo Iglesias que no ha encontrado plaza para su hijo en la escuela pública de Madrid (“se rieron de mí porque yo no sabía que había que hacer cola…”, va y te cuenta el hombre) y que por eso se ve “obligado” a llevarlo o a un carísimo colegio privado? ¿Están locos estos romanos, se creen que lo estamos nosotros, o es que todas estas cuestiones son mucho más arduas y más complejas, e incluso más personales, de lo que en titulares parecen?

“Yo no me veo haciendo pagar el IBI a Cáritas o a la acción social que hace Sant Joan de Déu en Barcelona”, zanja el asunto el alcalde barcelonés, quien ha tenido siempre cierta fama de socialdemócrata (dentro de CiU, se entiende) que en determinados momentos le ha podido acarrear algún disgusto. Claro que para eso está su característica flema. Como cuando en medio de Madrid le preguntan qué destino se le ocurre a él para la Monumental, la difunta plaza de toros de Barcelona, y con una sonrisa de oreja a oreja sugiere que acoja una escuela del Cirque du Soleil.

Pues igual cuela más que el pacto fiscal...el día que en Barcelona se pongan de acuerdo para pedirlo. Y en qué va a pasar exactamente si no se lo dan.