Rubalcaba quiere que Patxi López sustituya a Marcelino Iglesias como portavoz del PSOE en el Senado

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El 'lehendakari', a la entrada de su despacho en la sede del Gobierno vasco, el pasado día 9. / David Aguilar (Efe)

Patxi López sabe perfectamente que, dadas las nuevas circunstancias que conlleva la inclusión de la izquierda abertzale en el mapa electoral, es casi imposible repetir como presidente del Gobierno vasco. Incluso en la hipótesis de que peneuvistas y socialistas volvieran a gobernar juntos como en tiempos anteriores a la deriva soberanista del lehendakari Ibarretxe, sabe perfectamente que el acuerdo conllevaría su exclusión después de haber presidido el Gobierno durante una legislatura con el apoyo del PP. Y en ningún caso, dicen sus allegados, quiere ser un estorbo a los intereses colectivos del PSE-EE. Algo que no excluye su decisión dejarse la piel por sacar un buen resultado electoral que asegure las bases de un partido socialistas fuerte tanto si gobierna como si no.

En este punto, las encuestas han dejado claro que lo único que no va a repetirse es que PSOE y PP sumen más escaños que los nacionalistas y, menos, que Antonio Basagoiti vuelva a repetir un apoyo “contra natura” en términos sociales que ya cumplió su principal objetivo de eliminar el terrorismo y demostrar que Euskadi no está condenada a ser gobernada siempre por el PNV, poco menos que por prescripción divina.

Los datos cantan. En los últimos comicios del 1 de marzo de 2009, el PNV ganó con 30 escaños, pero sin mayoría suficiente para gobernar. Y el pacto entre PSE-EE, con 25 escaños, y el PP, con 13, permitió a Patxi López ser elegido lehendakari.

Según el último Euskobarómetro del pasado julio, el PNV volvería a ganar las elecciones del 21 de octubre con 23 o 24 diputados. Bildu se convertiría en la segunda fuerza con 22 diputados y el PSE-EE bajaría hasta la tercera posición con 17 escaños. El PP se movería en un arco de entre 12 y 13. UPyD e Izquierda Unida-Ezker Anitza perderían la representación que tienen ahora.

En ese contexto, López piensa en llevar a cabo un papel estatal aunque, razonablemente, no dejaría de ocupar su escaño en el Parlamento vasco al tiempo que ejercería de senador. Pero despejada la incógnita de Euskadi, según señalan fuentes parlamentarias socialistas que conocen bien la situación, Rubalcaba quiere potenciar la figura de López, a quien ha estado mimando desde el 38º Congreso del PSOE en Sevilla y de quien, en el seno del partido, se habla sin recato como su posible sucesor. El hecho de que perdiese en Euskadi no empañaría, señalan, su figura política porque siempre quedará en su haber la labor histórica que ha llevado a cabo en Euskadi. Sobre todo por el éxito del palo y la zanahoria en la lucha contra ETA, lo que el propio López ha querido poner de relieve convocando los comicios justo el día en que se cumple el primer aniversario del anuncio del abandono de las armas por parte de la banda.

El propio López ha definido bien lo que se avecina en el País Vasco, una batalla contra el soberanismo y al tiempo contra la derecha estatal y vasca que muchos compañeros suyos coinciden en señalar que ya no será tarea para él. El lehendakari dijo, tras ser elegido como candidato por el Comité Federal hace unos días: “No podemos volver a tiempos pasados en los que las propuestas de quien gobierna sean propuestas que fracturan a la sociedad vasca”. A lo que añadió su convicción de que “el PNV está volviendo a poner encima de la mesa su viejo raca-raca soberanista, un Plan Ibarretxe con otro nombre, pero que es un plan independentista a plazos que lo único que hace es dividirnos, clasificar a los vascos y hacer que gastemos todas nuestras energías en un debate que no nos lleva a ninguna parte”. “En estas elecciones –añadió– nos jugamos, frente a la derecha -sea nacionalista o no nacionalista– el sostenimiento de los servicios públicos universales: la educación, la sanidad, las políticas sociales…”. Y fue significativo cómo pidió el voto reclamando cuatro años más de Gobierno para consolidar los logros de esta legislatura: “Necesitamos cuatro años más…”. No dijo, como es costumbre cuando se tiene la doble condición de lehendakari y candidato: “Necesito…”

Algunos socialistas aseguran que la meditación de Rubalcaba y la cúpula del propio PSE-EE sobre el futuro de López está tan avanzada que incluso se habla de Rodolfo Ares, el actual consejero de Interior del Ejecutivo vasco, como secretario general del partido, un puesto que ocupa el lehendakari desde 2002.

En cualquier caso, tras las elecciones, López dedicará más tiempo a su puesto como secretario de Relaciones Políticas del PSOE, cargo en el que, pensando en el futuro, le colocó Rubalcaba en el pasado 38º Congreso de Sevilla.

La decisión de sustituir a Marcelino Iglesias como portavoz del Grupo Socialistas del Senado está siendo madurada, y responde al descubrimiento de que sus intervenciones excesivamente planas no acaban de adquirir el perfil de dureza que reclaman los actuales tiempos de oposición. Y más teniendo en cuenta que él es, junto a Rubalcaba –que lo hace en el Congreso– el encargado de interrogar directamente a Mariano Rajoy en las sesiones de control de la Cámara Alta.

La ventaja que tiene Iglesias es que ha sido secretario de Organización del PSOE, gracias a José Luís Rodríguez Zapatero, quien se opuso a que ocupase el puesto en 2010 el candidato de José Blanco que ahora, sin embargo, es quien lo ha acabado ostentando: Oscar López. Todos los exsecretarios de Organización tienen garantizado un puesto de diputado hasta que se jubilan. Y él cumplió 62 años en abril.

1 Comment
  1. Antonio says

    Patxi López no está preparado para ser presidente del Gobierno. Hay que recordar que este señor está en política porque no tiene oficio ni beneficio. No terminó la carrera porque no le dio la gana y jamás se ha ganado la vida en ninguna actividad ajena a la política. A mí este currículum me parece impresentable, y propio de un ni-ni. Si Rubalcaba quiere que yo le vote a este señor, lo tiene claro. Espero que Rubalcaba no haya perdido el juicio definitivamente.

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