Cristina Cifuentes, la política adicta al titular

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Imagen de archivo de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. / Paco Campos (Efe)

20 de agosto. 18.00 horas. Cristina Cifuentes (Madrid, julio de 1964), la delegada del Gobierno más mediática que se recuerda circula por el Paseo de la Castellana dirección norte en su 'scooter'. En el carril paralelo circula un BMW en la misma dirección. Al llegar a la altura de la calle del Profesor doctor Wacksman, el vehículo gira y arrolla a la 'scooter'. Cristina Cifuentes sufre lesiones graves en el tórax y en los pulmones. Tiene siete costillas rotas. Es ingresada de urgencia en el Hospital La Paz de Madrid donde es intervenida de urgencia para cauterizar la herida que sufría en una arteria.

“Son golpes absurdos que pasan y que tienen consecuencias graves. Es un sitio de mala visibilidad, en el que se circula en paralelo a la Castellana y en el que hay que torcerse incluso para mirar si viene alguien”, afirmó el conductor del BMW en declaraciones a 'El País'.

Han pasado cinco días desde el accidente y Cristina Cifuentes continúa en estado de grave en la unidad de cuidados intensivos (UCI). El último parte médico indica que la delegada continúa estable dentro de la gravedad y sin cambios significativos respecto a días anteriores. Su accidente ha generado una ola de solidaridad política y todos los grupos parlamentarios han mandando mensaje de apoyo a la delegada. Sin embargo, su accidente también ha generado otro tipo de respuestas más anodinas.

El jueves, alrededor de un centenar de trabajadores del hospital de La Paz se concentraron a las puertas del centro para protestar contra la privatización de la Sanidad madrileña pidiendo que la delegada del Gobierno se fuera a un hospital privado. Y es que la personalidad de Cifuentes, su tendencia a opinar sobre todo los temas y sus constantes apariciones públicas en tertulias televisivas escoradas hacia la derecha la han convertida en un personaje público de primer nivel. Nunca antes un delegado del Gobierno de Madrid había adquirido tanta relevancia como ella.

Cristina Cifuentes llegó al cargo a principios de 2012. Ocupaba entonces el puesto de vicepresidenta primera de la Asamblea de Madrid, aunque para la opinión pública aún era una auténtica desconocida. En aquel momento, la prensa la describió como una política liberal, alejada de las propuestas más dogmáticas de su partido y como una figura de consenso entre el aguirrismo y el marianismo. Los calificativos de “republicana”, “dialogante” y “moderada” se hicieron habituales entre quienes se atrevieron a describir la personalidad de la nueva delegada del Gobierno.

Su principal reto en el cargo, según ABC, era hacer frente “a la escalada 'okupa'” que vivía  Madrid en opinión del diario. Se desconoce si el objetivo marcado por el medio monárquico fue asumido por la delegada, pero es un hecho irrefutable que Cifuentes se ha empleado con mano y discurso de hierro ante los movimientos sociales que han protestado en las calles las políticas económicas del Partido Popular.

Sus enfrentamientos dialécticos contra líderes de los movimientos sociales han sido continuos. De hecho, en marzo de 2013 Cifuentes arremetió contra Ada Colau en una entrevista en Radio Nacional. “La señora Ada Colau y otras personas de la plataforma han manifestado su apoyo a Bildu y Sortu y estos grupos, a mi modo de ver y de muchos españoles, tienen mucho que ver con ETA”, afirmó.

Meses antes había abogado por “modular” el derecho de manifestación. En su opinión, el derecho de reunión estaba afectando al derecho del resto de la población "de poder estar en una ciudad que sea habitable". Sus cuanto menos osadas opiniones le valieron para que un grupo de manifestantes la reconociera en la calle Manuela Malasaña cuando regresaba de la compra. Tras 10 minutos de persecución, entre insultos y recriminaciones, Cifuentes tuvo que refugiarse en un restaurante.

Sus palabras, no obstante, no han sido lo único que le recriminan los movimientos sociales. A Cifuentes también se le acusa de actuar con excesiva mano dura para reprimir las manifestaciones como la violencia policial que se vivió en el primer aniversario del 15-M, durante la concentración del 25 de septiembre frente al Congreso o de la espectacular detención el 22 de junio del año pasado de cinco activistas de la iniciativa 'Toma el Metro', que saboteó el suburbano madrileño.

Sea como sea, en algo menos de dos años al frente de la delegación, Cifuentes ha conseguido algo único hasta el momento, que el nombre de la delegada del Gobierno de Madrid sea conocido por la práctica totalidad de los madrileños. Y es que si por algo se ha caracterizado Cifuentes es por romper moldes, también dentro de la derecha española. Hija de un general de artillería y una ama de casa madre de ocho hijos, Cifuentes no es la típica 'señora de derechas'. Ha confesado varias veces sus dudas ante la existencia de Dios, ha defendido el matrimonio homosexual y ha tratado de eliminar el adjetivo “cristiano” del argumentario del Partido Popular. Una peculiaridad que se amplía a su pasión por las motos y su deseo de moverse por la capital en su 'scooter'.

16 Comments
  1. negras tormentas says

    Un mal bicho que se salvará gracias a la sanidad que ella y su p-p quieren privatizar.

  2. santaklaus says

    Todo el mundo «qué pena», «qué buena es esta señora»,… pero he de recordar que es una fascista que llamó terroristas a los de la PAH y a los del 15S. Que les envió a los antidisturbios como si fuesen sus guardaespaldas.
    A esta señora ni agua. Si está herida como si no. No merece nuestra piedad. Debería estar en la cárcel, como muchos otros fascistas de este país.

  3. apesevilla says

    Que pena de descubrir que existen tantos desculturizados, descerebrados en este pais, deberían de pasar por un examen psicotecnico antes de darles las papeletas de voto.

  4. pepito says

    Señora CIFUENTES si usted quiere junto con los suyos del PP privatizar la sanidad pública, no entiendo porque una vez ha salido de lo peor este hospital no la echa y la ingresa a un centro privado, de pago pues usted ya gana un buen sueldo, personalmente no le daría ni un vaso de agua, vaya prendiendo ahora de su comportamiento….guapa mas que guapa.

  5. martinez says

    Cuando salga del chungazo. Haber si reculea y se retracta de todas las leyes fachas que apoya.

  6. EdM says

    Lamentable ver comentarios de tanta bajeza….y cómo la gente de cortas miras mezcla la velocidad con el tocino. Es el problema de las nuevas tecnologías, que hasta a los borregos se les da un micrófono.

  7. DIVOR says

    Cuando alguien se encuentra en las condiciones de Cristina Cifuentes, después de un accidente tan grave y algunas voces se manifiestan aún en contra de esta señora, demuestran la baja catadura moral que tienen. son unos DESCEREBRADOS y unos MAL NACIDOS.

  8. ivg56 says

    Mezclar las merecidas críticas políticas a esta señora con su accidente y estado de salud es de miserables.

  9. andres says

    Que se muera.
    Y me podeis llamar de tod, tontorrones. Si esta tia pudiera os daba matarile a mogollon.
    Idiotas. Esto es una guerra ¿todavia no os habeis enterado?

  10. Osuna 2013 says

    Odiar a la delegada madrileña del PP es un error, aparte de una maldad. Desear que humanamente no le ocurra un accidente grave y/o lo supere pronto, un gesto noble. Pero criticar, de paso, sus actuaciones públicas no es una aberración sino un derecho que no prescribe.Criminalizar a la izquierda por unas voces inoportunas de algunos profesionales de la clase médica, una vileza. O sea

  11. Osuna 2013 says

    El apego al guerracivilismo es propio de parte de las Derechas,Andrés. Por principio, la izquierda es la paz,la justicia y la igualdad;aunque haya habido excesos en contadas ocasiones.Pero no hemos de olvidar que los conservadores gobernaron España 1994 años, las fuerzas populares 6 escasos años: en las dos etapas Republicanas: 1870 y 1936

  12. Marifé says

    Hombre… yo no deseo que se muera, pero un buen rodillazo en el parrús sí que se lo ha ganao

  13. Jose says

    «Malnacidos» llamaron algunos tertulianos a los sanitarios que gritaban vete a la privada, con razón, lo que, salvo para estúpidos, no quería decir desearle la muerte. Ahora bien, hasta hoy día las bocazas peperas ya han dado muestra de su generosidad social y comprensión del prójimo, (es una ironía por si no lo pillan), y esos mismos tertulianos de pacotilla no sólo no han mordido el hueso del o de la bocazas, sino que han tendido a minimizar, a trivializar, a justificar en definitiva. ¿Justificar en base a qué?: en base a privilegios de clase. Para ellos unos son más que otros. Y uno de por aquí tiene razón, esto es una guerra y si en una guerra palman inocentes (como los deshauciados suicidados, p. ej.) esta persona desde luego que no lo es.

  14. Jose says

    Aclaro que CON RAZÓN gritaban «vete a la privada». ¿No es allí a donde quiere mandar al resto?. ¿Por qué no iba a ir ella?.
    Muchas personas mueren cada día y es sencillo que, dado lo que Cifuentes ha mostrado de sí misma, tengan mayor calidad humana.

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