Sánchez y Garzón desarman el triunfalismo de Rajoy

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Pedro Sánchez, aplaudido por los diputados del PSOE al finalizar su primera intervención en el debate. / Chema Moya (Efe)

El dirigente socialista Pedro Sánchez planteó la cuestión de fondo más importante en el debate sobre el estado de la nación, como es la quiebra del pacto generacional por parte de la derecha en el poder. El discurso de Sánchez soliviantó a Rajoy. El jefe del Gobierno esperaba una actitud más constructiva, de complicidad bipartidista del líder socialista, pero se llevó un chasco cuando en la réplica éste dejó claro: “Yo soy un político limpio”, y le pidió explicación sobre los millones de Bárcenas. Rajoy se soliviantó y no le mandó a la mierda directamente pero le despachó llamándoles “patético”.

El estreno de Alberto Garzón como dirigente de IU, la otra novedad de la jornada, resultó decoroso frente a un Ejecutivo que “gobierna para los ricos”, según denunció. Distanciándose ligeramente del discurso clásico de la lucha de clase, acusó al Ejecutivo de ignorar a las fuerzas de la indignación, lo que pasa en la calle, y de emplear el poder para hacer leyes mordaza, reprimir las protestas sociales y colocarse al lado de “los mafiosos del Banco Central Europeo” frente al pueblo griego y de “los verdugos” de la banca frente a “la gente que pasa hambre”. Garzón auguró el “nacimiento de un nuevo país” y aseguró a Rajoy y a los que en el banco azul, que sonreían irónicamente, el fin de sus poltonas. “¡Vamos a echarles!”, dijo al concluir su alocución con el saludo de “salud y república”.

El debate sobre el estado de la nación comenzó, como es tradicional, con el discurso leído por el jefe del Gobierno. Sus principales puntos de autocomplacencia, ya conocidos, fueron que “hemos salido de la pesadilla” (de la crisis) en tres años, que del “panorama invernal, gélido y desolador” de la España de hace tres años hemos pasado a ser el país que más crecerá este año en la UE, con un 2,4% del PIB. Quiere decirse que España se convertirá en “la punta de lanza” de la UE, y esto repercutirá positivamente en la creación de empleo, que Rajoy cifró en medio millón de puestos de trabajo netos este año. Si añadimos los más de 400.000 que se crearon en 2014, el Gobierno del PP frisaría el millón de empleos en la legislatura, lo que situaría el desempleo en mismo porcentaje de 2011.

El jefe del Ejecutivo, que presumió de haber pagado las pensiones –“gracias a la hucha de 70.000 euros de la Seguridad Social que heredó”, le recordó Sánchez-- y de haber mantenido la cobertura al desempleo --”lo cual no es cierto, pues 2,3 millones de parados no reciben prestación, el subsidio ha bajado de 900 a 800 euros y las ayudas pasado del 70% al 57% de los parados”, recordaron Garzón y su compañero de ICV Joan Coscubiela--, aprovechó el debate para anunciar una nueva bonificación empresarial a la Seguridad Social, de modo que sustituirá la “tarifa plana” de 100 euros por la “exención de cotización para los nuevos contratos indefinidos en los primeros 500 euros del salario”. Esta medida reducirá un 70% las cuotas de los trabajadores con salarios bajos (el SMI es de 648,6 euros mensuales) y supondrá, lógicamente, un descuento de la mitad a los mileuristas.

El jefe del Gobierno realizó otros guiños --“cuentos electorales” les llamó Garzón--, como el family chek –según expresión de los parques lúdicos de la Warner-- para socorrer con 1.200 euros al año a las familias monoparentales que tengan dos hijos. Serán ayudas fiscales o “impuestos negativos” y se suman a los 100 euros anuales en vigor desde 2002 a las madres trabajadoras con hijos menores de tres años. El family chek “podría beneficiar a más de un millón de personas”, según la estimación gubernamental. El catálogo de promesas de Rajoy incluyó a los autónomos, que tendrán un tratamiento similar a los trabajadores con contratos fijos. Rajoy no dijo cuando. Para satisfacción de Josep Antoni Durán i Lleida, de CiU, recogió la propuesta de “segunda oportunidad” para que las Pymes puedan negociar extrajudicialmente con los acreedores el levantamiento de las quiebras.

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Garzón, en un momento de su intervención en el debate sobre el Estado de la Nación. / Ballesteros (Efe)

Resultó extraño que el presidente omitiera en su monólogo inicial una medida que, sin embargo, fue incluida por los fontaneros de La Moncloa en el catálogo de anuncios que entregaron a los periodistas y que reza: “En el marco de la creciente recuperación económica, se revisará el sistema de tasas judiciales. Las personas físicas quedarán exentas de tasas judiciales en todos los órdenes e instancias”. Algo insólito por parte del Ejecutivo que ha recaudado más de 500 millones de euros en tasas judiciales de cuyo destino no ha dado cuenta.

El debate propiamente dicho comenzó cuando el socialista Sánchez atacó todos los flancos de la política económica y social del Gobierno del PP, excepto la bajada del precio del petróleo, que no depende del Gobierno, y le acusó de utilizar la crisis económica para liquidar las políticas sociales y las conquistas de los trabajadores. Con datos demostró la crueldad de la reforma laboral que ha puesto en riesgo, dijo, el sistema de pensiones, los contratos basura y una reforma fiscal que solo en materia de IRPF supone que los 5.000 contribuyentes que ganan más de 600.000 euros al año tributarán proporcionalmente menos que el 40% de los restantes contribuyentes. “Ustedes gobiernan para el 10% de la población”, dijo. El líder del PSOE, que consideró increíble el anuncio de un plan de igualdad a favor de las mujeres que el PP anunció hace más de tres años, descalificó, también por falta de credibilidad, las alusiones de Rajoy a la regeneración y combate de la corrupción. Le acusó del abuso del decretazo (64 desde que llegó al Gobierno pese a contar con mayoría absoluta) y de esconderse detrás del plasma y de los ministros cesados Alberto Ruiz Gallardón y Ana Mato para no asumir su propia responsabilidad en materias como la reforma del aborto y la corrupción de Bárcenas y la Gurtel.

Pero, sobre todo, Sánchez le imputó la “quiebra generacional” que ha supuesto su política, sin oportunidades de vida para los jóvenes y con unos tramos de vida marcados por la incertidumbre, el empleo precario, la emigración, el desempleo de larga duración y las pensiones de jubilación congeladas. Sánchez opuso a esa situación una nueva política en la que, bajo el nombre de “la España de la dignidad y las oportunidades”, incluyó la reforma de la Constitución y la negociación con Cataluña y las demás comunidades históricas de un modelo de Estado federal, sin cuestionar la monarquía. Algunas críticas de concretas de Sánchez sobre el incremento de la deuda pública hasta el 101%  del PIB, la utilización partidista de las instituciones y, sobre todo, la afirmación de que “usted pretende que los españoles se resignen a vivir peor que en el pasado”, sentaron tan mal a Rajoy que en la primera réplica le acusó de “falta de nivel” y, tras mirar por el espejo retrovisor, le azuzó con la situación en Andalucía, donde el verano pasado, dijo, se cerraron 3.200 camas hospitalarias. En ese momento el diputado Manuel Peci sacó una bandera andaluza y el presidente le llamó al orden dos veces.

Pero lo que más irritó a Rajoy fue que Sánchez pasara de su réplica y utilizara el segundo turno para llamarle corrupto, preguntar cuántas sedes del PP se pagaron con dinero negro, inquerir si los millones de Bárcenas en Suiza son del PP y se amasaron con las prácticas del extesorero como gerente y tesorero del partido y afirmar que “yo soy un político limpio” y Rajoy un personaje sin credibilidad contra la corrupción. Sánchez negó además que Rajoy sea garante de la “estabilidad” habida cuenta de que solo ha generado inestabilidad en los trabajadores, los estudiantes, en los derechos sanitarios y sociales. “El 34% de los asalariados cobran menos de 640 euros”, dijo. El presidente, con el rostro enrojecido y el verbo encolerizado, le espetó: “No ha dado la talla ni de lejos para ser presidente de este país” y, tras preguntarle si tenía alguna propuesta, lo despachó llamándole “patético”.

No pudo hacer lo mismo con el dirigente de IU, Alberto Garzón, porque su invitación a que “salga del bunker de la Moncloa” y pise la calle debió parecerle razonable, a Rajoy. En su estreno como portavoz, Garzón le avisó de que los movimientos ciudadanos están construyendo la alternativa de “un nuevo país” con democracia participativa, justicia, equidad y dignidad. Dejó claro al PP que les van a echar del poder y dijo a Rajoy que “usted solo tiene futuro como cuentacuentos”. Denunció que 18.000 euros del préstamo de España a Grecia fueron a través de fondos especulativos y prometió reconquistar los derechos que “ustedes han robado”.

La jornada se cerró con la intervención de Rosa Díez, de UPyD, quien pidió actuaciones contundentes contra la corrupción y la desigualdad social. Previamente, Durán, de CiU, abogó una vez más por un trato financiero justo a Cataluña y por el diálogo político. Compartió con Rajoy el acierto de no haber solicitado el rescate financiero en 2012 y atribuyó también ese mérito al anterior Gobierno del PSOE. Aparte las promesas electorales de Rajoy, la impresión recogida entre los diputados y los comentaristas se puede resumir en que Sánchez se desvinculó del pasado del PSOE y descolocó a Rajoy, Garzón apeló a la fuerza ausente sin renunciar a la crítica. Y, a falta de picos de oro a los que escuchar, hasta la vicepresidenta de la Cámara, Celia Villalobos se entretuvo jugando en su Ipad durante la intervención de Rajoy, lo cual es comprensible cuando la retórica se escora hacia la estadística falsaria y la argumentación se reduce a una enunciación meramente burocrática.

2 Comments
  1. Lucio says

    Lamentable espectáculo de Rajoy ayer al insultar a Pedro Sánchez. A veces, las formas de los del partido popular me recuerdan a “malotes de discoteca” que se ponen chulos y gallitos delante de los de su grupo, para sentirse importantes. Se les supone una cierta madurez pero la realidad es que comportan como niños de primaria.

  2. Lucio says

    Me quedé sorprendido con el anuncio de ayer de Rajoy de las “segundas oportunidades” lo que podríamos llamar la dación en pago. Es algo que la sociedad civil llevamos reclamando durante toda la legislatura y que el PP en todo momento lo ha tumbado en el congreso con su mayoría absoluta. Ahora, por motivos electoralistas anuncia que lo va a hacer para que familias endeudadas que no puedan pagar la hipoteca puedan hacer quitas de esa deuda con el banco. El PP hace ahora eso de : donde dije digo, digo Diego”. La pena es que ya nadie les cree.
    Por otro lado, sorprende que apueste por las quitas de deuda con las hipotecas. Me atrevo a decir que a medida que se acerquen las generales copiará la propuesta de Podemos y empezará a hablar de quitas de la deuda española… sino… al tiempo.

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