Alcaldes andaluces arrancan a La Moncloa la reducción de las peonadas

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Alcaldes y alcaldesas de varios pueblos de Jaén durante su concentración frente las puetas de la Mocloa. / L. Díez
Alcaldes y alcaldesas de varios pueblos de Jaén durante su concentración frente las puetas de la Mocloa. / L. Díez

Para que luego digan que no son eficaces. En defensa de los jornaleros y, más concretamente de los olivareros altivos (y jodidos) a los que cantó Miguel Hernández, una docena de alcaldes jienenses y el presidente de la Diputación, Felipe Reyes, pasaron la noche frente a La Moncloa y solo abandonaron la protesta pasadas las 15:00 horas del viernes, cuando confirmaron por algunos periodistas que el Consejo de Ministros había atendido su demanda de rebajar de 35 a 20 días las peonadas para poder tener derecho al subsidio agrario. “Llevamos desde septiembre planteando esa demanda sin que nos hagan caso”, dice Manuel Vallejo, alcalde de Quesada y vicepresidente del comité municipal del PSOE, antes de enfatizar que la ministra de lo que no hay, Empleo, Fátima Báñez, aseguró el 17 de diciembre que ningún jornalero se quedaría sin subsidio por no poder juntar las peonadas mínimas.

La decisión de los alcaldes jienenses, todos socialistas, de plantarse a las puertas de La Moncloa y no moverse hasta regresar a su tierra con una solución para las más de 55.000 familias que en Andalucía y Extremadura han sufrido la sequía y la mala cosecha en el olivar, se tomó el jueves por la tarde después de ver cómo el PP votaba en contra de la propuesta de resolución del PSOE, tras el debate sobre el estado de la nación, de atender la demanda de los jornaleros de reducir de 35 a 20 las peonadas para tener derecho a los trescientos euros del paro agrario. Alquilaron un microbús y al anochecer llegaron a la entrada del Palacio de La Moncloa. Hay un puente sobre el que pasa la autovía de A Coruña, una rotonda y la verja de protección palatina. “Quisimos registrar un escrito, pero nos lo rechazaron porque el registro estaba cerrado”, dice Antonio Morales Torres, alcalde de Noalejo.

Alejados por la Policía y vigilados por la Guardia Civil, que patrulla el perímetro del complejo, se refugiaron bajo el puente con su bandera de Andalucía y su pancarta reivindicativa. “Hacía un frío que te congelaba el aliento”, dice Paqui Medina, alcaldesa de Torre del Campo. Pero incluso debajo del puente podían molestar a los altos cargos gubernamentales, amigos y visitantes nocturnos, de modo que les alejaron hasta una franja de tierra y hierbajos de la Ciudad Universitaria (La Complutense), donde siguieron la vigila reivindicativa arropados con mantas. Luz Rodriguez, de la Ejecutiva del PSOE, acudió a visitarles. A primera hora de la mañana, la policía les comunicó que tampoco allí podían estar, y decidieron trasladarse a la parte posterior del complejo, donde se ubica el antiguo edificio de Semillas, sede de la Portavocía del Gobierno.

“Nuestras peticiones son razonables y de justicia –explica Vallejo--; pedimos tres cosas: que se rebajen las peonadas ante el mal año y la escasa cosecha en el olivar, que se homologuen los jornales que pueden dar los ayuntamientos, de modo que les computen en el régimen agrario y no en el general para poder cubrir la exigencia del número de peonadas y que se ponga en marcha un plan especial de empleo”. De las tres propuestas aportadas por el jefe de filas de los diputados andaluces del PSOE, Miguel Ángel Heredia, ya se ha dicho que el PP no aceptó ninguna. Pero el Gobierno decidió aprobar la primera. “Han bajado de 35 a 20 las peonadas y eso es satisfactorio, vamos avanzando, pero queda un trecho”, dice Vallejo. “Es como si coges un taxi para ir al aeropuerto y te deja en la M-30; estás más cerca, pero te falta un buen trecho para llegar”.

¿De cuánto dinero estamos hablando? “De unas migajas si se compara con el plan Pive para mantener el empleo en el sector de la automoción”, contesta el regidor de Quesada. “En concreto, el subsidio al desempleo agrario no supera los 2.500 euros anuales por trabajador; son 426 euros al mes durante seis meses”, explica. “Y de esa cantidad tienes que restar el sello, la cotización, que son 90 euros al mes”, añade Valeriano Martín, alcalde de Alcaludete. “Somos trabajadores del campo y queremos que a los jornaleros andaluces se les considere como a los de otros sectores”, resume Vallejo.

Impresiona que entre los congregados haya más mujeres que hombres. Se superó la paridad. Aquí están Paqui Medina, regidora de Torre del Camnpo; Ana Rubio, alcaldesa de Peal; Esther Ulloa, de Jimena; Mari Paz del Moral, de Valdepeñas de Jaén; Mari Ángeles Leiva, de Arva; Micaela Valdivia, de Bedmar, y Ana Belén Rescalcalvo, de Sorihuela, quien comenta que “nuestra jornada laboral no tiene horario” y coincide con sus compañeras en que lejos de emplear los fines de semana en descansar, han de dedicarse a realizar las tareas domésticas “para que la casa no se caiga encima”. Sobre el reparto de las tareas del hogar coinciden en que la tarea de los hombres no ha pasado del 20%. “Nos vamos –dice Ana Belén--, con una sensación agridulce”. Después de todo el Ejecutivo ha rebajado las peonadas con carácter retroactivo desde septiembre para que muchos de sus vecinos puedan tener derecho a los trescientos euros del paro agrario hasta julio.

¿Qué ocurrirá después? “Quizá tengamos que volver”, dicen mientras enrollan la pancarta vigilados de cerca por una unidad antidisturbios de la Policía Nacional, filmados por una cámara de seguridad y observados a distancia por dos inspectores de paisano que no desean que cunda el ejemplo y “tengamos aquí una concentración nocturna ante cada Consejo de Ministros”, comentan. Sería un incordio, un desasosiego para el inquilino mayor, Mariano Rajoy, y eso sí que no.

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