El neoliberalismo resiste gracias a la transferencia de votos del PP a C's

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Cristina Cifuentes, a la derecha, junto a la candidata de Ciudadanos a la Alcaldía de Madrid, Begoña Villacís, ayer, en la pradera de San Isidro, donde se celebraron las fiestas del patrón de Madrid. / Víctor Lerena (Efe)
Cristina Cifuentes, a la derecha, junto a la candidata de Ciudadanos a la Alcaldía madrileña, Begoña Villacís, ayer, en la pradera de San Isidro, donde se celebraron los actos en honor al patrón de Madrid. / Víctor Lerena (Efe)

Los estragos del neoliberalismo a los derechos sociales, las dentelladas de la derecha al Estado del Bienestar y las tramas de corrupción van a ser menos sancionadas en las urnas de lo que era previsible. Cuando alcanzamos el ecuador de la campaña electoral para los comicios locales en toda España y autonómicos en trece comunidades más Ceuta y Melilla, las encuestras indican que el centro-derecha en su conjunto mantiene más del 40% de los votos. La balanza del bipartidismo se ha quebrado y la fuga de votos del PP ya no favorece al PSOE, sino que se transforma en transferencia neta a Ciudadanos (C's), cuyo crecimiento ha sido espectacular desde enero pasado.

Para los expertos en sondeos electorales como el director de Sigma Dos, José Miguel de Elías, la situación es endiabladamente volátil y resulta difícil pronosticar si la transferencia de votos del PP a C's se ha frenado o continuará hasta el 24 de mayo. Es posible, dice, que el PP se haya estabilizado en el 25 o 26% del voto y que C's no siga creciendo a costa de los electores que hace cuatro años dieron la mayoría absoluta al partido de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal en todas las autonomías, menos en Canarias, Asturias, Extremadura y Navarra. Pero también es posible que el partido de Albert Rivera, considerado el nuevo Alejandro Lerroux de la derecha, siga creciendo y supere ya el 15% de las papeletas. Si la situación se mantuviese así hasta la cita con las urnas, el neoliberalismo sistémico superaría el 40% sin contar con los nacionalismo de derechas.

Los esfuerzos de Rajoy para frenar la sangría hacia el partido de Rivera han sido mínimos. “A mí no me da miedo nadie”, dijo el viernes en Marín (Ponteveda) cuando le preguntaron por el trasvase de votos hacia C's. Luego siguió tomando un refresco con la candidata local y el presidente gallego y posible sucesor, Alberto Nuñez Feijoo. Pero a su antecesor y presidente de honor del PP, José María Aznar, la opción de Rivera si le infunde temor. En vez de perder el tiempo en bicicleta por la ribera del Manzanares, ha enfilado esas radiales sin coches de Esperanza Aguirre y ha llegado raudo a las tribunas para advertir: ¡Ojo con Rivera, que está de moda! Sabe que C's les puede hacer un descosido, aunque todavía tenga “mucho que explicar y darse a conocer”. Y por eso pide a los que se han alejado del PP  que se acerquen otra vez. “Nadie más que el PP puede ocupar la centralidad política en España”, ha dicho a voz en grito.

La irrupción en la campaña del belicoso expresidente y multiconsejero empresarial es la mejor prueba de que con la pérdida de la mayoría absoluta se abre para el PP el apasionante mundo de los peajes y la posibilidad de acabar en la oposición en varias autonomías y ciudades importantes. Pero el metalenguaje de Aznar también refleja cierto interés ante la posibilidad real, según los expertos electorales, de que el PSOE renovado de Pedro Sánchez consiga superar al PP como la fuerza más votada y formar gobiernos progresistas. Los sondeos relacionan el crecimiento del voto socialista, que ya supera el 24%, con el estancamiento y el retroceso de Podemos en los tres últimos meses. La formación de Pablo Iglesias se sitúa en estos momentos en una franja del 15 al 18%, lo que convierte a Izquierda Unida (IU) en fuerza decisiva para formar gobiernos progresistas en varias autonomías y numerosos ayuntamientos.

Los vuelcos electorales más probables y significativos se producirían en los parlamentos autonómicos de Madrid y la Comunidad Valenciana, las dos autonomías más importantes en número de electores, largamente gobernadas por el PP en beneficio propio, de “empresarios” amigos y con altas tasas de corrupción a costa de lo público. En ambas autonomías la conjunción de las fuerzas progresistas superaría la suma del PP y C's. En cambio, algunos medios de la derecha dan por hecho que el PP, con su candidata Aguirre y el respaldo de C's, conservará la alcaldía de Madrid.

A la espera del veredicto de las urnas, incluso para que la presidenta andaluza en funciones, Susana Díaz, consiga la investidura, los esfuerzos de las formaciones en liza se centrarán en la segunda y última semana de campaña en atraer a ese amplio porcentaje de indecisos que algunas encuestas cifran en torno al 30% de los 31 millones de electores. Hasta ahora el PP ha seguido la táctica del guante de seda con C's y el puño de hierro contra el PSOE, IU y Podemos. Contra los socialistas siguen el argumento de Cristóbal Montoro a la diputada canaria Ana María Oramas cuando había que votar los primeros recortes presupuestarios: "Deja que hundan España, que ya la rescataremos nosotros", y aseguran que la hundieron de verdad aunque ni el desempleo ni los impuestos ni los contratos basura fueran tan altos como ahora. A Podemos los tachan de “comunistas”, lo cual es un avance si consideramos que hasta hace poco les llamaban “terroristas” y “amigos de los terroristas”.

Por su parte, el PSOE aspira a encabezar gobiernos progresistas, arremete contra el PP y pide claridad a Podemos. Sánchez funciona sin las ataduras del pasado y quiere que prevalezca la honradez, el valor de lo público y otros bellos conceptos como la justicia y la equidad a favor de los más necesitados. Por su parte, Podemos, todavía no da por ganada Barcelona con Ada Colau y compite con el PSOE por la segunda plaza en el ayuntamiento de Madrid. El principal objetivo de sus dirigentes pasa en estos momentos por contener la fuga de votos hacia C's. E IU aspira a ser decisiva en varias autonomías (Madrid, Asturias, Comunidad Valenciana y Extremadura) y a superar la barrera del 5% para conseguir representación en otras.

 

3 Comments
  1. janu says

    Como decían en mi pueblo ante este tipo de sinvergüenzas y putrefactos (y conste que jamás los hubo de semejante tamaño):
    ..
    dejailes, dejailes porque se habrán hechos ricos. ….Pero todos los vecinos les odiarán

  2. andesta says

    Por mucho que os empeñeis C’s y PP no son lo mismo. Para empezar ni uno ni otro son liberales. El PP es una amalgama de conservadores, franquistas, monárquicos y alguno de centro, pero casi no hay liberales.
    Y luego discrepo de que una opción liberal sea una opción de derechas. Habría que hablar de 4 cuadrantes, conservador, progresista, individualista y estatalista.
    Sera mejor opción que papá estado nos confisque nuestro dinero para mantener todo un sistema extractivo de golfos, con el caramelo de la sanidad, la educación, etc.para que sigamos picando.

  3. Piedra says

    Hay que repetirlo una y mil veces: a las derechas le interesa más la cartera que la gente.

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