Rajoy ordena a los suyos restar importancia a su agresión

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ordenó ayer a los suyos no sacar de quicio la agresión de la que fue víctima, ni mucho menos vincularla a la tensión existente en la presente campaña y entre sus candidatos. Según fuentes de la cúpula del PP, Rajoy dio la orden de seguir adelante con el paseo que estaba realizando por Pontevedra poco después de ser agredido. Si no fuera por la contusión en su cara, fruto del puñetazo que acababa de recibir, o porque tuvo que seguir el resto de la jornada sin sus gafas, Rajoy hubiese agotado la jornada como si tal cosa.

Aunque indignados por la agresión del menor de 17 años al presidente del gobierno, el entorno de Rajoy, consultado por este diario, aseguraba anoche que “Rajoy no quiere que esta anécdota protagonice la campaña”. Por ello, una vez recuperado del susto y del golpe, el presidente decidió seguir paseando por las calles de Pontevedra y mantener su agenda y sus encuentros con la gente por las calles.

De hecho, Rajoy y la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, se trasladaron al rato, tal y como tenían previsto en su agenda de campaña, a A Coruña, donde el presidente del gobierno ofreció otro mitin a los suyos. Su única referencia a la agresión la hizo desde el escenario, durante su discurso, cuando bromeó, con gran ironía, recordando cuando él pegaba carteles en Pontevedra “donde se pegaban muchos carteles y todavía se pegan…”