Jornada de reflexión

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El presidente Mariano Rajoy, ayer, en un mitin celebrado en A Coruña. / Cabalar (Efe)
El presidente Mariano Rajoy, ayer, en un mitin celebrado en A Coruña. / Cabalar (Efe)

Ayer me adelantó en la autopista un flamante BMW. Superaba con creces los 120 kilómetros por hora, que era la velocidad a la que circulaba el coche en que yo viajaba. Nada sobresaliente, si no fuera por un detalle en la actitud del conductor: mientras pasaba por mi izquierda, estaba escribiendo tranquilamente con un bolígrafo en un cuaderno que tenía apoyado en el volante. Viendo la conducta absolutamente irresponsable de aquel individuo lo primero que me vino a la cabeza fue una pregunta un tanto extraña. ¿A quién votará este tipo el domingo?

Es posible que la campaña electoral se esté alargando demasiado. Temo que estemos perdiendo la perspectiva, que seamos víctimas de una sobredosis de información política, que nos estemos obsesionado con los juegos de poder. Cualquier movimiento se mide en clave electoral. Hombres y mujeres han dejado de ser personas para transformarse en votantes. Papeletas con piernas. Clientes.

¿A quién votará un tipo que conduce por la carretera de Extremadura a 150 kilómetros por hora mientras escribe unas notas en una libreta? ¿Y nuestro vecino, ese que cierra de un portazo cuando baja a tirar la basura a la una de la madrugada? ¿Y el camarero que nos pone el café frío? ¿Y el cartero que nos acerca la correspondencia? ¿Y el notario que nos hace esperar una hora y luego nos invita a firmar sin leer el contrato? ¿Y el fontanero que nos cobra en negro? ¿Y el profesor de nuestros hijos? ¿Y ese alcalde que reconoce que en su ayuntamiento las contrataciones se hacen a dedo? ¿Y la reina, que un día fue republicana? ¿Y el abogado español de los testaferros de Obiang? ¿Y los vecinos de Chozas de Canales, el pueblo de Toledo con un 71% de paro? ¿Y la mujer de Bárcenas? ¿Y...?

Ignoro a quién votará toda esta gente, pero existe la posibilidad de que voten al Partido Popular. Una posibilidad no sólo real, sino incluso alta: el partido de Mariano Rajoy sigue siendo una alternativa democrática, lo cual es sorprendente. El próximo domingo, en la mesa electoral de su barrio o de su pueblo, encontrará usted papeletas del partido de la contabilidad B, de los papeles de Bárcenas, de los recortes sociales y en educación, de la Gürtel y la Púnica, de los tropecientos imputados en Valencia, de Granados y Esperanza Aguirre, del hachazo a la dependencia y la permisividad con los desahucios, de Ignacio González, de los sobres a sus líderes, de la sede remodelada con dinero negro, de los SMS de apoyo de su presidente a un delincuente, de las tarjetas black de Caja Madrid, de Rodrigo Rato, de Camps, Correa y Arístegui, de...

Antes de que recobre el aliento, le recordaré que todas las encuestas dan como ganador al PP en las urnas del próximo domingo. Algunas hablan de un 40% de indecisos. Lástima: como dijo el filósofo norteamericano William James, no hay ser humano más desgraciado que aquel cuyo único hábito es el de la indecisión. Lea de nuevo el párrafo anterior a modo de jornada de reflexión. Las luces últimas llegan siempre con las últimas decisiones.

6 Comments
  1. enante52 says

    La democracia no es un sistema muy bueno cuando permite que un partido corrupto, que debería estar ilegalizado al considerarlo una organización criminal, arrastre todavía este soporte popular. Y si antes se decía que era porque no había alternativas de derechas, ahora sí que las hay. Estamos condenados a repetir nuestros errores y a votar a aquellos que despues legislan en contra nuestra.

  2. Gardenia says

    Me da que cada uno votará lo que le plazca. Como debe ser. Igual que tú y que yo.

  3. rocave says

    Sé a quien voy a votar pero sobre todo, a quienes no.

  4. Y más says

    Un pueblo tiene el gobierno que se merece. No lo olvide nadie, y aplíquense el cuento.

  5. Juanjo says

    A la nada, a la nada con ellos, que nos dejaban jodidos mientras arramplaban con nuestros dineros
    ..
    A la nada con ellos porque teníamos hambre y nos daban discursos

    A la nada con ellos, porque ni siquiera sentían vergüenza de sus latrocinios
    ..
    A la nada, ¿por qué dios querr´a cuenta con ellos?
    ..
    A la nada…., a la

  6. Juanjo says

    Porque ¿qué dios querrá cuenta con ellos?

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