Pedro Sánchez abre la precampaña arropado por Susana Díaz pero con notables ausencias

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Pedro Sánchez y Susana Díaz saludan a los simpatizantes que han acudido hoy sábado al acto de proclamación del primero como candidato socialista en el Pabellón Los Rosales de Móstoles (Madrid). / Emilio Naranjo (Efe)

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, fue proclamado ayer, por segunda vez en seis meses, candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones del 26 de junio con más ausencias que presencias de los presidentes autonómicos socialistas. Faltaron el valenciano Ximo Puig, el extremeño Guillermo Fernández Vara, el castellano-manchego Emiliano García-Page y la balear Francina Armengol. Puig anunció su inasistencia por la contrariedad de ver anulado su pacto de lista común con Compromís-Podemos para el Senado. Y la agenda impidió a los demás arropar al líder. En el caso de García-Page, que es miembro de la Ejecutiva, se comprende la obligación de permanecer atento a la dirección del viento y a los medios de evacuación ante el pavoroso incendio tóxico de un vertedero ilegal de neumáticos cerca de Seseña (Toledo). Sánchez pidió un aplauso para los vecinos afectados.

Si acudieron, en cambio, el presidente de Asturias, Javier Fernández; el de Aragón, Javier Lambán, y la de Andalucía, Susana Díaz, quien se encargó de presentar a Sánchez con un inequívoco: “Es mi candidato” y de elogiar con distintas alusiones a las medidas sociales, educativas y a favor de los pensionistas, los desempleados y los inmigrantes y refugiados a los gobernantes ausentes. El presidente del Congreso, Patxi López, comentó a este diario que “es el momento de cerrar filas y acabar con el ruido interno”. Los cuarenta días hasta la jornada de urnas dirán si los barones hacen caso o siguen tocando el tambor sin prestar atención a la batuta del director de orquesta.

En el pabellón deportivo Los Rosales de Móstoles (Madrid), donde comenzó la precampaña socialista después de la reunión de diez minutos del Comité Federal para aprobar las listas por asentimiento, los más de mil militantes y cuadros dirigentes del PSOE pudieron contemplar un escenario bien distinto al de hace unos meses en el teatro Price. En vez de una gran bandera de España, lucía un gran cartel rojo con el lema de campaña en letras blancas: “Sí (y debajo) un sí por el cambio”. Los carteles laterales mostraban lirios blancos y verdes prados con margaritas y amapolas propias de la estación primaveral. Algunos militantes comentaban que las humildes margaritas parecían una alusión a Robles, la número dos de Sánchez. Otros las interpretaban con mayor vis política: me quiere, no me quiere.

Y salió que sí, que Susana Díaz, quiere a Sánchez. Es más, quiere que sea presidente del Gobierno. Y para eso, el PSOE tiene que ganar “porque si gana el PP España puede quedar bloqueada otra vez”. Su mensaje cosechó tantos aplausos como el que lanzó después Sánchez. También hay que decir que fue más contundente contra Mariano Rajoy y contra Pablo Iglesias, candidatos del PP y Podemos-IU respectivamente. Del primero dijo que “es imposible que haya un socialista que haga lo que hizo Rajoy: abrir una brecha con Cataluña para ganar votos”. Y sobre el segundo señaló: “Hay que enseñarle que no vale todo; no vale decir lo de la cal viva por la mañana y proponer listas conjuntas por la tarde. ¿Qué broma es esta?”. Y advirtió al auditorio sobre las intenciones de los dirigentes de la coalición de izquierda: “Simulan que van contra el poder, pero van a por el poder”.

Díaz centró el resto de su monólogo en defender las conquistas sociales de los socialistas desde la restauración democrática, hace 37 años, y en reclamar “unidad para ganar” al PP y restablecer la confianza en las instituciones y “la moral pública”, quebrantada por la corrupción de la derecha. “La democracia está enferma porque se han corrompido allí por donde han pasado”, dijo antes de remarcar que “Rajoy no está en condiciones de garantizar la honradez pública”. Utilizó además la mengua del fondo de reserva de las pensiones para afirmar que “por primera vez, si estos de la derecha siguen gobernando, en dos años estarán en riesgo las pensiones del presente”.

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Sánchez, durante su intervención tras ser proclamado candidato por el Comité Federal. / Fernando Alvarado (Efe)

La presidenta andaluza elevó tanto el listón de Sánchez se vio obligado en varias ocasiones a remitirse a sus palabras. El candidato socialista centró su discurso, de media hora, en tres valores: “Justicia social, igualdad y decencia”. Y a partir de ahí pintó el cuadro de lo que “pudo haber sido y será”. Pero antes quiso transmitir a la gente el significado del lema Sí, un sí por el cambio, diciendo que “estas elecciones son un referendum en el que la papeleta del PSOE es el sí al cambio” para afrontar la nueva era y “construir país”.

Luego se puso en plan soñador: “El futuro no está escrito; en ninguna parte está escrito que no podamos tener un Estado del bienestar como Suecia, un sistema educativo como Finlandia, un tejido industrial como Alemania o que no seamos capaces de reformar la Constitución como Francia”. Y se le subió el sueño a la cabeza: “No quiero decir como esos países, sino mejor porque en capacidad y ganas no hay nadie como España”.

Trazó a grandes brochazos el contenido del programa, incluida la derogación de la reforma laboral y la reconstrucción del Pacto de Toledo para garantizar las pensiones. Proclamó el principio de “la honradez intransigente” desde el partido y desde el gobierno. Y despachó a Rajoy, Iglesias y Albert Rivera sin citarlos. Del primero dijo que “España no se merece ser gobernada ni por el bloqueo ni por la instransigencia”, del segundo afirmó que “ahora ya nos conocemos todos y lo grave es que un partido que se dice de izquierdas rechace un presidente socialista”, y del tercero afeó su propuesta de “un presidente no elegido en las urnas”.

Despertó fuertes aplausos cuando, parafraseando a Adolfo Suárez, afirmó: “Puedo prometer y prometo diálogo, decencia y dedicación”. Y recordó su trayectoria vital (incluido el paro) y política antes de despertarse a sí mismo con una frase dedicada a los desafectos y a los que dentro del partido juegan a la contra: “El partido no es mío, sino nuestro y yo soy uno de los vuestros”.

 Vídeo íntegro del acto de proclamación de Sánchez como candidato del PSOE.

1 Comment
  1. Juanjo says

    Cuando yo andaba perdido por el desierto también me arropé CON UNA MANTA, pero, TAMBIÉN, estaba llena de agujeros
    … Y me agarré una pulmonía.
    …….
    Pero como coño una señora que ha llevado a sus mínimos al PSOE andaluz, con más de la mitad de Andalucía en la miseria, y una corrupción tan alta como la del PP puede arropar a nadie.

    Es la del borracho casi perdido intentando ayudar al borracho perdido, cuando en realidad está más para que le sostengan, que para sostener .

    Claro que también puede ser que cuente con la inestimable ayuda de sus virgencitas y sus cristos y dolorosas.

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