Las espadas quedaron en alto: la lucha por el voto de la izquierda será enconada

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Sánchez e Iglesias hacen dos expresivos gestos, en presencia de Rajoy y Rivera poco antes de comenzar el debate. / Mariscal (Efe)

La gran incógnita de si el PSOE aceptará una coalición de gobierno con Unidos Podemos (UP) o permitirá al PP seguir gobernando recorrió los distintos pasajes del debate entre los cuatro candidatos celebrado anoche. El líder de UP, Pablo Iglesias, chocó una y otra vez con el reproche del socialista Pedro Sánchez por haber votado con el PP en contra de su investidura. Hasta diez veces recordó Sánchez lo sucedido el 2 y el 4 de marzo pasado en el pleno del Congreso. Aparte de ese antagonismo en la izquierda, el líder de Ciudadanos (C's), Albert Rivera, tampoco consiguió respuesta de Mariano Rajoy sobre si dejará el sillón para facilitar el pacto de gobierno. Rivera y Sánchez se trataron de guante blanco. El primero se mostró agresivo con Rajoy e Iglesias y éste evitó atacar personalmente a Rajoy por la corrupción, como hicieron el del PSOE y C's.

Aunque la política sea el arte de lo posible, entre Iglesias y Sánchez prevaleció la ley física de lo imposible: el choque de una fuerza irresistible contra un objeto inamovible. Iglesias se pasó el debate advirtiendo a Sánchez: “Te equivocas de adversario, el  adversario es Rajoy, Pedro..., es Rajoy”, y tendiendo la mano al del PSOE. Fue el único que expresó con claridad su opción de gobierno: “Un pacto de coalición con el PSOE, en el que el presidente sea el que más votos tenga”. Pero Sánchez no se dejó tentar. “Agradezco la mano tendida de Iglesias, pero que suelte antes la de Rajoy”, le dijo.

La gran incógnita es si el PSOE aceptará una coalición de gobierno con Unidos Podemos (UP) o permitirá
al PP seguir gobernando

La rivalidad en la izquierda llevó al del PSOE a aprovechar todas las ocasiones en las que Iglesias se mostró de acuerdo con sus medidas sociales, económicas y fiscales, para restregarle que si fuera así no habría votado con el PP y hoy estarían en vigor. “El señor Iglesias –le afeó Sánchez-- no quería los ministerios sociales, sino el mando de la Justicia, la Defensa, la policía, los espías”. Repitió en dos ocasiones que la oferta de coalición de Podemos y su apoyo a las medidas sociales no es creíble en quien ha puesto la autodeterminación de Cataluña, Galicia y el País Vasco por delante. Y pidió a los electores socialistas que “no tropiecen dos veces en la misma piedra”.

Iglesias le replicó que “no hay líneas rojas” por su parte y recordó que su propuesta para Cataluña es la misma que el PSC defendió hasta hace dos años. Y también en respuesta a Rivera y al patriotismo verbal de Rajoy afirmó que alguna conexión con el sentir de los catalanes y los vascos tendrá cuando en ambas nacionalidades históricas han sido los más votados y son la primera fuerza, por delante de los nacionalistas. Apretó a Sánchez con la decisión del PSC de entrar en el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona con Ada Colau, pero éste salió por la tangente, argumentando que ocupan concejalías sociales.

Las espadas quedaron en alto. La lucha por el voto en la izquierda será enconada. Sólo las urnas dirán si la fuerza de UP es irresistible o si el PSOE es inamovible. Mientras, el candidato del PP a sucederse a sí mismo en la jefatura del Gobierno, enarboló la oferta que viene repitiendo desde hace más de un año de crear dos millones de puestos de trabajo en la próxima legislatura. Fue su bálsamo de Fierabrás para todo: desempleo, viabilidad del sistema de pensiones, déficit público. Por momentos dio la impresión de que un país tan maltrecho y dolorido como don Quijote, que debe tanto como produce, tiene el problema de que los españoles no queremos trabajar. Pero cuando los demás contendientes criticaron los contratos basura, la temporalidad, la disparidad salarial entre mujeres y hombres y su perniciosa reforma laboral, con menos sueldo y más precariedad, se llamó Andanas y apeló a la calamitosa herencia.

Iglesias se pasó el debate advirtiendo a Sánchez: “Te equivocas de adversario, el adversario es Rajoy, Pedro…,
es Rajoy”

“Usted ha suspendido y ahora dice que el examen era difícil”, le afeó Iglesias. Entonces, como si se le hubiera encendido una lucecita, dio tratamiento de becarios a sus rivales: “Aquí no se viene a hacer prácticas, al debate se llega aprendido”. Algo apoteósico, en serio. En otro momento, para aclarar que el 75% de los trabajadores tienen contrato fijo, puso el ejemplo de que si sus tres antagonistas son fijos y a él le hacen un contrato cada mes no se puede decir que el 90% de los contratados sean temporales. Impresionante. No hubo más lucecitas interiores. Aparte de responder, tajante, que no recortará “nada” para reducir el déficit en esa cuantía de 8.000 millones de euros que exige Bruselas, siguió las fichas al pie de la letra: bajar del 45 al 43% el tramo más alto del IRPF y del 19 al 17% el más bajo.

Sánchez, en cambio, presentó la propuesta más sólida para garantizar las pensiones y combatir el déficit de la Seguridad Social mediante el impuesto o “recargo de solidaridad” a los grandes patrimonios y grandes empresas. Iglesias añadió la supresión de los beneficios fiscales a los fondos de pensiones privados. Rivera enfatizó la supresión de la cotización social a los autónomos que no alcancen el salario mínimo mensual. “No se les puede obligar –dijo-- a pagar 260 euros cada mes”. En realidad, la cuota mínima se sitúa en 287 euros. En educación, I+D+I, sanidad, y dependencia, así como en cobertura al desempleo (2,7 millones de parados carecen de prestación alguna) y la aprobación de un “mínimo vital” para los más de 700.000 familias sin ingresos, Iglesias y Sánchez fueron los más avanzados contra la sima de la pobreza y la creciente desigualdad.

Rivera, que desde el comienzo de la comparecencia se dedicó a lanzar puyas a Iglesias a cuenta de la situación en Grecia, donde gobiernan “sus amigos de Syriza”, de la salida del euro, la OTAN y otras cuestiones que no figuran en el programa de Unidos Podemos, aprovechó el apartado del fraude y la corrupción para acusar a Rajoy de haber cobrado 343.000 de euros en sobresueldos del PP en dinero negro, según los papeles del extesorero del PP, Luis Bárcenas. Rajoy se irritó. “Eso es falso”, clamó. También dijo que no ha indultado a ningún condenado por corrupción, como si, por ejemplo, el indulto al empresario canario amigo del exministro José Manuel Soria y donante de dinero al PP, Miguel Ramírez, hubiera sido una errata del BOE. El de C's le espetó: “Usted no tiene autoridad moral para combatir la corrupción”, el segundo problema de este país.

Rivera se mostró agresivo con Rajoy e Iglesias y éste evitó atacar personalmente
a Rajoy por la corrupción, como hicieron el del PSOE y C's

Un minuto antes, Rajoy intentó defenderse de las críticas de Sánchez (“Usted es un presidente en B de un partido en B”) apelando a los presidentes socialistas andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán, procesados por los fraudes de los EREs, pero se estrello antes de frenar. “Los dos han dimitido, haga usted lo mismo”, le espetó Sánchez. Luego, Rivera, lo remató. El de C's también cargó contra la supuesta financiación de Podemos desde el Gobierno venezolano, cuya donación habría alcanzado la cifra de 7 millones de euros. Iglesias le replicó que el Tribunal Supremo ha archivado el asunto. Lo que nadie negó fue el dato de la Comisión Nacional de la Competencia, esgrimido por Iglesias, de que la corrupción nos sale por 2.000 euros al año a cada español, 48.000 millones anuales.

Rajoy se zafó de la pregunta sobre en qué momento procesal debería dimitir un responsable de prácticas corruptas. Iglesias y Sánchez contestaron que en la apertura del juicio oral y Rivera que antes, en el momento de la imputación. Pasada la refriega de la corrupción, Rajoy ni se molestó en aclarar las razones del incumplimiento de la acogida de 18.000 refugiados sirios que sobreviven en condiciones tan crudas como crueles en los campos de Grecia. Iglesias y Sánchez coincidieron en que es una vergüenza. Éste hizo la única cita literaria de los cuatro bustos parlantes y dijo en palabras de José Luis Sampedro que “Europa es ese mal jefe que no devuelve las llamadas”. Puesto que los cuatro comenzaron expresando su solidaridad y condolencias por la terrible matanza de Orlando, también terminaron manifestando la unidad y firmeza en lucha contra el terrorismo yihadista. El último minuto fue para pedir el voto.

1 Comment
  1. Piedra says

    Grima da el ese Rajoy en B de Bárcenas con toda esa tropa de especuladores detrás.

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