POLÍTICA / El juez Llarena debe revisar el 4 de enero la situación penal del exvicepresident

ERC confía en que Junqueras sea excarcelado y arrebate la Generalitat a Puigdemont

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Oriol Junqueras y Carles Puigdemont en el Parlament catalán.
Oriol Junqueras ríe, mientras Carles Puigdemont toma notas, durante una sesión del Parlament catalán, el pasado mes de julio. / Quique García (Efe)

Aseguran fuentes próximas al entorno de Carles Puigdemont que, su promesa de volver a Cataluña para ser investido presidente se refería exactamente a eso: volver a España y jurar o prometer su cargo como diputado para posteriormente ser investido presidente de la Generalitat. No contemplaba el exmolt honorable, según sus allegados, la posibilidad de volver para ser encarcelado y que ello le impida cualquier movimiento político, incluso su propia investidura. Por eso, tras lanzar la idea de una investidura “telemática”, los allegados a Puigdemont exploran, sin gran fe, para ser exactos, la posibilidad de un acuerdo con la Fiscalía, que permitiese a Puigdemont regresar y ser puesto en libertad, tras su declaración ante la justicia. Cualquier opción es buena, incluso, como último escenario prefieren que sea otra persona y no Carles Puigdemont el que opte a la investidura como presidente de la Generalitat, antes que permitir que sea el tercer partido más votado (el segundo, dentro del bloque independentista) quien tome las riendas del gobierno catalán.

El heterogéneo JxCat, compuesto por miembros del PdCat, unos fieles a Puigdemont y otros no, y otros independentistas, independientes a su vez en la lista, no quiere que la mucho más homogénea ERC y mucho menos su líder, Oriol Junqueras, se hagan con la presidencia de la Generalitat, ni por incomparecencia de Puigdemont, ni de ninguna otra manera. De hecho, algunos de los miembros del PdeCat consultados por cuartopoder.es temen que, si el próximo 4 de enero, tras la nueva revisión que debe hacer el juez Pablo Llarena de la situación de Junqueras, el líder de ERC sale de la cárcel, ellos se tendrán que enfrentarse a un serio problema: tienen un candidato fuera de España (prófugo de la justicia, jurídicamente hablando o, como prefieren decir sus partidarios “en el exilio”) frente a otro en Cataluña, que dio la cara, fue coherente --según su propio relato-- y estuvo en prisión y aspira legítimamente a ser él el presidente presencial y no virtual ni “telemático” de la Generalitat de Cataluña. Algunos de los correligionarios de Junqueras ya han empezado a lanzar el mensaje, tal como hizo Gabriel Rufián, de que Cataluña no se merece un “presidente por skype”.

Consultados unos y otros dentro del bando independentista, en lo que sí coinciden todos es en que, sea cual sea la solución final, el Gobierno de la Generalitat quedará en sus manos y que la última reivindicación de C's, que reclama para alguno de sus miembros la Presidencia del Parlament, por haber sido el partido más votado, no tiene ningún futuro. Serán capaces de sobreponerse --aseguran tajantes-- a disputas y rencillas. Lo primero es lo primero...

2 Comments
  1. florentino del Amo Antolin says

    ¡ Una quiniela de suposiciones !. C´S, lo primero que tiene que hacer; es cumplir lo prometido: Aquí, y en España. Iban ha gobernar para todos !… Pues eso. Presentate a la lucha para cumplir promesas; no usar la teoria victimista de mayorias silenciosas, ni el mantra manido de: » somos la lista más votada «. Aglutinaron con estrategias ocultas, emancipar a la susodicha Ines Arrimadas; por medios mas media suvencionados toda la vida para mantener una unión uniformadora de las Naciones que se sienten como tal. Han creado un mostruo, alimentandolo con visceras nazional españolistas… Que igual ahora les parece poco lo que les prometieron para tal evento. Ahora viene cuando las cuentas deben de quedar claras. Quienes subvencionan semejante huida hacia delante… ¡ Un tapón para la democrácia !. Esther.

  2. Amilcar Barça says

    Sería una injusticia, costumbre inveterada de este gobierno y «su» justicia, mantener en la trena a Junqueras y liberar a Puigdemont. Nauseabundo

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