PP, C´s y un reducto socialista creen que Sánchez “se va a hacer un Hernández Mancha”

De momento, las cuentas no le salen a Pedro Sánchez y, en cambio, le llueven los enemigos, falsos amigos y rivales dispuestos a empujarlo por un precipicio… además de sus propios compañeros de partido. En estos días previos al debate de la moción de censura que ha planteado el líder socialista, se ha empezado a escuchar con insistencia la expresión “hacerse un Hernández Mancha”. Para quienes lo hayan olvidado, Antonio Hernández Mancha fue un líder efímero de Alianza Popular (AP) o el partido que presidía el difunto Manuel Fraga Iribarne, antes de refundarse y convertirse en el PP que hoy lidera Mariano Rajoy, tras un liderazgo inicial de José María Aznar, presidente del partido desde 1990 hasta 2004, año en que señaló con su dedo a Rajoy.

Resulta que el liderazgo efímero de Hernández Mancha de AP terminó de forma abrupta porque su moción de censura contra el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, fue un desastre, que acabó con sus posibilidades de ser líder y candidato de AP. Por eso volvió el incombustible Fraga.

Tal como están las cosas, no parece que Sánchez vaya a obtener el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara para sacar adelante su proyecto de gobierno alternativo. Según fuentes de PSOE y de C´S, hasta ayer no se había producido ninguna negociación entre socialistas y la formación naranja y el único intercambio de condiciones --C´s quiere que el PSOE ponga fecha a unas elecciones de forma inmediata, que apruebe los presupuestos generales del Estado que están en trámite y que acaba de rechazar en el Congreso, y que amplíe y endurezca la aplicación del 155, pero sobretodo, no quiere que Sánchez sea presidente-- se hace a golpe de comparecencia ante los medios de comunicación.

C´s no quiere a un Sánchez triunfante en una moción de censura y mucho menos Rajoy, al que le va el puesto en el intento. A C´s le interesan dos rivales debilitados, un Sánchez “fracasado” tras la moción de censura y un Rajoy noqueado por los escándalos de corrupción. Y la lista de detractores de Sánchez no termina aquí…Se suman con entusiasmos los dudosos socios de Podemos, con Pablo Iglesias al frente, que ya ha puesto precio a la cabeza de Sánchez. Si no saca adelante la moción, habrá fracasado políticamente. ¿Lo dice, tal vez, por experiencia? Él fracasó hace exactamente un año. Con amigos así, ¡para qué quiere enemigos el líder del PSOE!

En el mundo independentista catalán, que pareció unirse a la moción con entusiasmo en un principio, ya han empezado las rebajas: ahora el diputado Gabriel Rufián exige visitas a la cárcel de Sánchez, para pedir el plácet de Oriol Junqueras…

Los cinco votos del PNV, que a la chita callando se sumaron a los de PP y C´s para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado, pese a que el artículo 155 de la Constitución sigue en vigor, no parece que vayan a servir en esta ocasión para desalojar a Rajoy. “No es nuestra guerra”, señala un dirigente peneuvista a este diario. Son quizás los únicos, sin embargo, que no desean que Pedro Sánchez se haga “un Hernández Mancha”, aunque les trae sin cuidado lo que pueda sucederle al líder del PSOE.

Pero de todas estas especies y categorías, la menos digerible es la de los compañeros de partido. Algunos, incluso, le jaleaban durante la reunión del Comité Federal, pero esperan sentados que pase su cadáver después de la moción de censura. Todos los barones, empezando por la andaluza, Susana Díaz, tomaron la palabra ayer para manifestar su apoyo a Sánchez, para aclarar, como el catalán Miquel Iceta, que “somos españoles y defendemos la unidad de España…” o para, en definitiva, tratar de dar imagen de un PSOE sin fisuras… Todos menos el castellano-manchego, Emiliano García Page, que habló a las puertas del cónclave socialista, ante cámaras y micrófonos, o el aragonés, Javier Lambán, que no dijo ni mu, según tomaron buena nota desde el sanchismo mayoritario. Pero hay quienes han asegurado a este diario que, “si Sánchez acaba como Hernández Mancha, él solito se lo habrá buscado…”

El propio Sánchez reconoció ante los suyos que es muy difícil que prospere esa moción de censura, pero nada le hará dar marcha atrás. El jueves será un día importante para él, sus seguidores y, por supuesto, también para sus detractores. Tal como están las cosas, lo mejor que le puede pasar es que se visualice su proyecto y que cuaje su liderazgo ante el electorado, como le ocurrió a Felipe González, cuando, en 1980, un joven aspirante a presidente perdió la moción de censura ante el entonces presidente del gobierno, Adolfo Suárez, pero ganó en la batalla de la opinión pública, en credibilidad y se consolidó como alternativa de gobierno. En el peor… Sánchez se hará un Hernández Mancha.