Moción de censura: Montesquieu, las pullas a Ciudadanos y los “chiquillos de Ábalos”

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Sin sorpresas y sin salirse del guion. Así ha sido el discurso con el que el secretario de Organización, José Luis Ábalos, ha subido a la tribuna para defender la moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy. De los 45 minutos que ha empleado, ha dedicado más de la mitad a hablar únicamente de corrupción.

Ábalos ha apostado a lo seguro y ha comenzado leyendo la sentencia del caso Gürtel, que condena al PP como beneficiario. "Una vez conocida la sentencia de Gürtel ya no hay suposiciones sino de certezas. Gürtel era el PP y el PP era Gürtel", ha proclamado 'copiando' las ideas esenciales de los dos últimos discursos del hoy candidato Pedro Sánchez. La bancada popular ha respondido un sonoro "no" cuando ha afirmado que"es una sentencia que condena por primera vez a un partido político por corrupción".
Ha combinado el discurso de la corrupción con el mensaje social. Frente a un PP corrupto, una España que ha sufrido la "precariedad" y los recortes": "Mientras unos sufrían las crisis, otros se hacían millonarios". También ha acusado al PP de obstaculizar la acción de la Justicia, citando incluso la separación de poderes de Montesquieu.
Ábalos también ha aprovechado su intervención para dirigirse al resto de diputados: "Es una moción de censura para recuperar la dignidad". Con bajas probabilidades de que Ciudadanos apoye la moción, también ha habido pullas para los naranjas:  "No es un cuestionamiento de las políticas del Gobierno, ni por la debilidad del Gobierno. Tiene que ver con la dignidad y los principios democráticos, por eso no puede ser instrumental ni puede ser sustituida por una convocatoria de elecciones".
No ha querido despedirse sin dedicarle un guiño a una de las frases más comentadas de Albert Rivera: "Cuando miro a la cara de la gente, no solo veo españoles", ha explicado Ábalos. El socialista valenciano ve "jóvenes con esperanza", "padres preocupados por sus hijos" o "gente que nació aquí o fuera de nuestras fronteras", a diferencia del líder de los naranjas.

Rajoy tira de sorna para responder

El presidente del Gobierno ha decidido usar su turno de réplica y ha subido con cierta comodidad a acusar a Ábalos de "mentir" y haber hecho una lectura interesada de la sentencia. También le ha recordado algunos casos de corrupción, como los ERE en los que está implicado el PSOE, apelando a su autoridad moral: "¿Son acaso Teresa de Calcula?". Cree que la confianza de la cámara se la ha ganado con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

Rajoy ha acusado a Sánchez de querer acceder por moción de censura a lo que no consigue en las elecciones: "Hasta los chiquillos del señor Ábalos saben que Pedro Sánchez no ganará en las urnas", ha ironizado. Además, se ha permitido bromear con las prisas de la moción, ironizando con que el texto "no lo ha escrito un profesor de Literatura".

En su segunda intervención, le ha dado la puntilla a Ábalos rescatando citas de los barones del PSOE que hoy se vuelven contra Pedro Sánchez.

El PNV, la llave

Rumores, nerviosismo e impresiones no siempre coincidentes. Son los ingredientes del ambiente que se vivió el miércoles en el Congreso de los Diputados. Si el lunes parecía poco probable que pudiera salir adelante la moción de censura del PSOE, el miércoles algunos diputados ya barajaban la posibilidad de una dimisión de Mariano Rajoy, que el propio presidente del Gobierno negó, precipitada por el hipotético apoyo del PNV. Por el momento, todo teorías. El resultado final se verá durante las próximas horas. Por el momento, ya se ha convertido en la primera moción de censura de la democracia con posibilidades de triunfar.

El PNV es la formación que podría desequilibrar la balanza hacia el lado de Sánchez. Sin embargo, aún no hay nada decidido. Tal y como han comunicado los jeltzales en Twitter, se reunirán el jueves "de manera extraordinaria" para decidir el sentido de su voto. La decisión se comunicará "tras escuchar las motivaciones del PSOE"y "conocer los compromisos que adquiere el candidato Pedro Sánchez".

Decidir desalojar o mantener a Rajoy con su voto es una decisión compleja que les ha requerido una reflexión sin precipitaciones. Por un lado, justificaron el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado con el argumento de la estabilidad, pese a que el artículo 155 aún pesaba sobre Cataluña, una premisa que se diluye en el actual contexto. Si el PNV apoya la moción, podría convertirse en el elemento desestabilizador clave para provocar un cambio de Gobierno, una actitud que sorprendería a más de un diputado que hasta hace 48 horas argumentaba que no es "el estilo del PNV". Si decide abstenerse mientras el resto de partidos nacionalistas votan 'sí', se vería en las pantallas del hemiciclo solo junto a PP y Ciudadanos sosteniendo a Rajoy, otra imagen difícil de explicar.

Si la moción de Sánchez no triunfa, Podemos ya ha advertido de que presentará otra, en esta ocasión,  dialogada con Ciudadanos, lo que supone más presión por el PNV. Por tanto, decantarse por el Gobierno de Sánchez permitiría retrasar las elecciones. En este momento, los naranjas, muy beligerantes con los nacionalismos y con clara vocación recentralizadora, están muy bien posicionados en las encuestas.

Mientras, ERC se decanta por el 'sí' y el PDeCat parece seguir el mismo camino. Sin embargo, hasta no escuchar las palabras de Sánchez tampoco asegurarán 100% el voto a los socialistas. Por tanto, las palabras que pronuncie el secretario general del PSOE serán analizadas con atención por los diputados. Primero, disparará Ábalos sin límite temporal para explicar por qué Rajoy es censurable, mientras el Gobierno podrá intervenir cuantas veces quiera. Después, subirá el candidato a la tribuna desde su asiento, que probablemente esté colocado en la bancada socialista, para explicar por qué los presentes deben apoyar su Gobierno.

Aunque han trascendido pocos detalles de los contactos con los grupos, Sánchez tendrá que elegir muy bien sus palabras para no hacer un discurso excesivamente beligerante con los nacionalismos que haga que los partidos catalanes y vascos se sientan incómodos. Aunque probablemente apele al cumplimiento de la Constitución, es posible que vuelva a un tono más relajado y dialogante que el mostrado en las últimas semanas. También desgranará las propuestas de su programa de Gobierno, aunque en principio ha hablado de un Ejecutivo interino con la secuencia 'moción- estabilidad-elecciones'. Aunque ya ha trascendido que intentará sacar adelante leyes de amplio consenso, debido a la baja gobernabilidad de un parlamento donde solo tienen 84 diputados.

Los últimos dos discursos del líder socialista han sido más bien planos, así que se espera que en su parlamento este jueves de algunos detalles más. En estos últimos días se ha centrado en plantear la moción como una cuestión de higiene democrática (o la corrupción o Sánchez), en limitarse a subrayar que garantizaría el orden constitucional y en hablar de la emergencia social del país. Sin embargo, ha dejado en el aire cuestiones importantes que sí podrían mover posiciones, como los plazos de una convocatoria electoral. Hasta la fecha, el PSOE se ha limitado a contestar imprecisiones sobre esta cuestión. Con pocas posibilidades de que los naranjas apoyen la moción, establecer unos plazos ya no sería tan urgente si lo que quiere es seducir al PNV, al que no le convienen las elecciones inmediatas con los de Rivera subiendo en las encuestas.

Tanto si la pierden como si la ganan, los socialistas creen que han tomado una buena decisión. Si Sánchez llega a la Moncloa (o si Rajoy dimite) podrán ponerse la medalla de haber echado a un presidente del Gobierno manchado por la corrupción. Si la pierden, se habrán retratado como oposición y habrán evidenciado la poca intención regeneradora de Ciudadanos. Hasta el momento, todos los escenarios están abiertos.

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