Las encuestas sonríen a Feijóo y a Urkullu: elecciones el 12 o el 19 de julio

  • Ambos calculan que necesitan tener su mandato renovado en julio, para poder trabajar sobre legislación y medidas económicas o sanitarias
  • Los jeltzales cuentan con renovar el apoyo de los socialistas vascos que, de acuerdo con esas encuestas, mejorarían también sus posiciones
  • Los últimos sondeos que manejan en el PP gallego le vaticinan 41 escaños, sin representación de VOX ni de Ciudadanos y con un PSdG muy alejado

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El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el lehendakari, Íñigo Urkullu, apuran sus últimos días antes de disolver sus respectivos parlamentos y convocar sus elecciones autonómicas, en Galicia y País Vasco, respectivamente. Las fechas que manejan ambos son el 12 o el 19 de julio y los argumentos que barajan, idénticos: en materia sanitaria, no quieren que se les eche encima el otoño, porque, en esas fechas, puede haber una nueva oleada de la covid-19, complicada, además, por la gripe estacional. Los argumentos económicos son similares a los sanitarios, porque, si bien las cifras de desempleados son terribles en ambos territorios, a consecuencia de la pandemia, las perspectivas económicas serán (estiman ambos presidentes autonómicos) peores en otoño y eso puede perjudicarles en su carrera electoral.

Por otra parte, ambos presidentes calculan, calendario en mano, que necesitan tener su mandato renovado en julio, para poder trabajar sobre legislación y medidas económicas o sanitarias, de cara al nuevo brote de la covid-19 en el mes de agosto y tener una batería de medidas preparadas para poner en marcha en el mes de septiembre.

Sin embargo, en ambos casos pesan también los datos no públicos, que manejan en sus respectivos partidos, sobre el posible resultado electoral. Las encuestas realizadas por sus respectivas formaciones políticas, tanto Feijóo, como Urkullu salen bien parados y tienen garantizada su continuidad, en el caso del gallego, con mayoría absoluta, mientras que el PNV sería la fuerza más votada, mejorando incluso los resultados obtenidos hace 4 años. Los jeltzales cuentan con renovar el apoyo de los socialistas vascos que, de acuerdo con esas encuestas, mejorarían también sus posiciones.

Volviendo a Núñez Feijóo, si bien en el mes de marzo tenía clara su victoria, no tenía asegurada la mayoría absoluta, que se establece en 38 escaños. Las encuestas le otorgaban entonces entre 37 y 39 escaños. Sin embargo, los últimos sondeos que manejan en el PP gallego le vaticinan 41 escaños, sin representación de VOX ni de Ciudadanos y con un PSdG muy alejado y posiblemente afectado por las críticas a la gestión de Pedro Sánchez ante la COVID-19 y un BNG que avanza, pero sin llegar siquiera a hacerle sombra, mientras que En Marea se desplomaría.

Tanto Feijóo como Urkullu quieren elecciones en julio y, para convocarlas en las fechas preferidas (12 ó 19 de julio) tienen que disolver sus respectivas cámaras autonómicas el 26 de mayo, es decir, dentro de 12 días. Ya no hay impedimento para celebrarlas, después de que el PNV consiguiera, a cambio de su apoyo a la última prórroga del estado de alarma, solicitada por el Gobierno de Pedro Sánchez, que se permita la convocatoria electoral en las diferentes Comunidades Autónomas.

En los días previos a la aprobación de esa última prórroga del estado de alarma, el pasado 6 de mayo, Feijóo se mostró algo más crítico con el Ejecutivo y partidario incluso de levantar el estado de alarma. Sin embargo, una llamada de la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, y la certeza de que el PNV había conseguido “convencer” al Ejecutivo de la necesidad de permitir convocatorias electorales, bastaron para que Feijóo volviese a su línea de trabajo durante toda la crisis: comprensión hacia el gobierno de Sánchez, propuestas y poca crítica, buena parte de ella de carácter constructivo. Es la estrategia propia, adoptada por Núñez Feijóo, distinta y distante de la emprendida por el presidente del PP, Pablo Casado. Y es que el estilo Feijoo, cuyos carteles preelectorales llegaron a ocultar las siglas PP,  tiene poco que ver con el empleado por Casado y su entorno en toda esta crisis.

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