Unas urnas electrificadas en Madrid para las elecciones de mayo

  • La pandemia y la fecha elegida para celebrar los comicios de Madrid sugeriría una bajada de la participación, pero los expertos avisan de que la polarización puede "electrificar" las urnas
  • Ayuso podría concentrar el voto "útil" de la derecha, capitalizando entre el electorado menos ideologizado su concepto de "libertad" frente a las restricciones sanitarias del Gobierno central
  • Las izquierdas podrían beneficiarse de ir por separado al poder ampliar espectro interpelando a distintos tipos de votantes progresistas siempre que pasen del 5%

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Los tiempos políticos se han acelerado, pero aún queda más de un mes para las elecciones autonómicas del próximo 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Los comicios parecen estar llamados a ser un plebiscito a nivel nacional, con el protagonismo de dos hiperliderazgos: el de la presidenta autonómica Isabel Díaz Ayuso (PP) y el del aún vicepresidente Pablo Iglesias (Unidas Podemos). ¿Logrará la polarización atraer más ciudadanos a las urnas?¿Afectará el miedo al coronavirus?¿Perjudica o beneficia a los bloques ir partidos en tres listas? Desafiando la escasez de datos, preguntamos a tres expertos.

La participación: entre el miedo y la excitación

Aunque ya hayan corrido ríos de bytes, lo cierto es que aún hay demasiados interrogantes. La participación es uno de ellos: "En términos estructurales, la participación debería caer. No coincide con generales o europeas, se vota a la vuelta de un puente, en día laboral y con la pandemia, pero en el momento en el que hay polarización, la rivalidad se electrifica y hace que la participación aumente", explica el politólogo y profesor en la universidad Carlos III de Madrid, Pablo Simón.

En una precampaña que se presume larga, aún habrá que esperar a la evolución de las encuestas para poder hacer predicciones más fiables, pero el largo ciclo de elecciones de los últimos años da algunas pistas. La primera duda es si la pandemia puede hacer que haya electorado que no vote por miedo, a pesar de que la Comunidad de Madrid ya ha establecido franjas. En principio, los comicios autonómicos de julio de 2020, Galicia y País Vasco, sugieren que afecta a la baja. En ambas comunidades la participación cayó significativamente, igual que ocurrió en las elecciones catalanas de febrero de 2021.

Aún así, el tiempo es clave. Las elecciones de Galicia y País Vasco se celebraron en verano, mientras las catalanas tuvieron lugar en febrero de 2021. Las madrileñas, sin embargo, tendrán lugar en mayo, con el plan de vacunación avanzando y a las puertas de una cuarta ola.

¿Pueden Ayuso e Iglesias levantar la participación?

Con la aparición de Iglesias, el tablero electoral ha quedado trastocado. Competirá en las urnas con la presidenta Ayuso, el "serio" y "formal" socialista Ángel Gabilondo, la implacable médica Mónica García, de Más Madrid, el eficiente Edmundo Bal por Ciudadanos y Rocío Monasterio, la líder de la ultraderecha.

"La literatura sobre el voto nos dice que, cuando se percibe competitividad, la gente se moviliza más", explica José Rama, profesor del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid. Como ejemplo inmediato, y salvando las distancias, pone Estados Unidos, que celebró unas elecciones presidenciales en medio de la pandemia con una alta participación gracias al crispado duelo entre Trump y Biden. ¿Cuál es la sustancia capaz de agitar la fiesta de la democracia? La polarización, en este caso, representada en Madrid por dos líderes que usan "juegos populistas": Ayuso e Iglesias.

De hecho, Rama cree que hay una "catalanización" de la política madrileña. Pero este paralelismo, no funciona con las elecciones de 2021, sino con las de 2017. Los comicios madrileños son entendidos como un "plebiscito" que trasciende la cuestión autonómica: "Es una dicotomía maniquea. En Catalunya era independencia sí o no. Aquí tenemos "comunismo o libertad", explica Ramos sobre la fuerte disyuntiva a la que se enfrentan los madrileños, que tendrán que elegir no solo entre seis grandes partidos, sino también entre dos bloques claros. En realidad, cree que "Ayuso no tiene de contrincante al jefe de la oposición de su autonomía [Ángel Gabilondo], sino al presidente del Gobierno".

Tres papeletas de izquierdas: una opción con ventajas

Mucho se ha escrito sobre la división de la izquierda en tres partidos: PSOE, Más Madrid y Podemos. La izquierda convive desde 2015 con un viejo temor. Ese año, pudo arrebatarle el gobierno de la Comunidad de Madrid al PP, pero no lo hizo porque Izquierda Unida no llegó al mínimo del 5% de votos y por tanto, no consiguió representación, acabando sus papeletas inservibles para el bloque.

Sin embargo, este caso es distinto. Según las encuestas, desde que Iglesias entró en campaña las tres formaciones superarían esa barrera y, por tanto, no se perderían los votos. De hecho, Simón recuerda que una vez superado ese mínimo, en la Asamblea de Madrid hay casi una "proporcionalidad pura" entre lo votado y cómo se distribuyen los 136 escaños en la cámara autonómica.

Incluso, el experto asegura que puede ser más eficiente para el bloque que la izquierda alternativa concurra en dos listas separadas, ya que permite sortear los "vetos cruzados" que pesan entre las formaciones. Una es la escisión de la otra: "Hay votantes de Más País que no votarían a Pablo Iglesias y votantes de Podemos que no quieren nada 'errejonista'", ejemplifica. Además, recuerda que las campañas las hacen las organizaciones, es decir, votantes y cuadros  que tienen que estar motivados: "Así evitas que no haya gente en desacuerdo o que te haga huelga de brazos caídos", comenta sobre el engrase interno de los partidos.

Guillermo Fernández, investigador de la Universidad Complutense también ve algunas ventajas: "Si lo hacen bien y no se ponen palos en las ruedas, pueden apelar a distintos tipos de electorado". Mientras el PSOE puede ampliar por el centro y captar el votante moderado de Ciudadanos, Podemos puede escorarse más hacia la izquierda.

Las encuestas auguran una subida de Podemos con la aparición de Pablo Iglesias en campaña, pero aún no hay datos que fijen con rigurosidad cuál es el electorado que moviliza. Sin embargo, Fernández se atreve con una predicción: "Puede movilizar no solo al electorado al que le gusta Pablo Iglesias, sino también, al electorado deprimido que no se sentía interpelado por las elecciones" y que podría haber decidido no votar hasta que la campaña se ha polarizado.

La libertad: el (nada) sorprendente eje de campaña

Por el momento, parece claro que el marco de la campaña lo ha establecido la presidenta Isabel Díaz-Ayuso. Aunque el eslogan "socialismo o libertad" pueda sorprender a extraños y a algún propio, los analistas consultados creen que tienen sentido en un contexto de restricciones por la pandemia.

Podría interpelar no solo a los ya convencidos, sino también a aquellos sectores de la población menos politizados pero que han sufrido las limitaciones sanitarias: "Habrá gente que simpatiza con Ayuso porque ven en ella un referente de la libertad frente a medidas impuestas por el Gobierno central", explica Guillermo Fernández, que cree que Ayuso lleva movilizando un año a su electorado situándose como oposición de facto al Ejecutivo formado por PSOE y Podemos. Quizá haya ciudadanos que no conozcan su gestión en el Hospital Isabel Zendal o en las residencias de mayores, pero sí saben cuál ha sido la posición general que ha tenido durante estos meses.

De hecho, José Rama cree que otra de las virtudes electorales de Ayuso es haber logrado construir durante los últimos meses una especie de "identidad madrileña" agraviada, donde hay un "nosotros" y un "otros" en una comunidad que se caracteriza por ser receptora de ciudadanos de otras zonas del país. "Frente a una serie de medidas en contra de la libertad de movimiento, están los otros, los que quieren encerrar a los madrileños o que perdamos nuestro trabajo", ejemplifica.

Ayuso vs Monasterio: la otra batalla

Aunque la izquierda madrileña protagonice las batallas más mediáticas, la derecha también va fraccionada en tres listas: PP, Ciudadanos y Vox. Pablo Simón cree que la evolución de Ciudadanos será importante para formar mayorías, especialmente, si no logra superar la barrera del 5% de votos necesarios para entrar en la Cámara autonómica: "Pueden alterar la balanza. No sabemos cómo. Todo el mundo da por hecho que PP y Vox gobernarán, pero no es lo mismo que Ciudadanos pierda todos sus votos y saque un 1% a que saque un 4,9%. En este caso, hablaríamos de 3 puntos que pierde la derecha". Por tanto, también será muy importante el papel que haga Edmundo Bal para este bloque.

Fernández también cree que la polarización puede favorecer la concentración de voto hacia Ayuso y suponer un frenazo en el ascenso de Vox: "No es que vaya a desaparecer, pero se puede mantener o crecer poco. Si hay una formación en el bloque de la derecha [Ciudadanos] que desaparece, esto sería un resultado muy modesto".

De hecho, en el estudio de Sociométrica para El Español, Ayuso aparece mejor valorada que Monasterio. La primera obtiene un aprobado de un 5,1, mientras la dirigente de Vox suspende con un sonoro 3,5. La presidenta de la Comunidad de Madrid gusta entre el electorado de Vox tras un año labrando un perfil combativo contra el Gobierno de España, incluso, contrastando con las medidas que han tomado otros barones del PP, como el gallego Alberto Núñez Feijóo​.

Aún así, la extrema derecha podría ampliar su influencia política actual si logra entrar en el Gobierno de la mano de Ayuso.

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