COVID-19

Estudiantes alertan de que la crisis del coronavirus agranda la brecha y complica la selectividad

  • Las asociaciones de estudiantes consultadas piden eliminar o adaptar la selectividad
  • Se quejan de que el confinamiento ha agudizado las desigualdades sociales y piden a las instituciones más diálogo con los representantes de los alumnos  
 

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Los nervios, el agobio y la lucha a contrarreloj contra el temario suelen ser el escenario habitual en los cursos de Segundo de Bachillerato que acaba para muchos alumnos en la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), el nombre de la antigua Selectividad. Sin embargo, las asociaciones de alumnos consultadas se quejan de que la crisis del coronavirus ha añadido dificultades al que será, probablemente, uno de los exámenes más definitorios de su vida. Creen que el confinamiento ha agudizado las desigualdades sociales y piden a las instituciones más diálogo con los representantes de los alumnos para encontrar soluciones. Hablamos con el Frente de Estudiantes, el Sindicato de Estudiantes y la asociación Abrir Brecha.

Debido a la crisis del coronavirus, la EBAU se celebrará en las comunidades autónomas entre el 22 de junio y el 10 de julio en convocatoria ordinaria y antes del 10 de septiembre en extraordinaria, tal y como se decidió en la Conferencia Sectorial de Educación la semana pasada. El Ministerio de Universidades también ha querido tranquilizar al alumnado asegurando que se ajustarán los modelos y los contenidos. Aún así, las asociaciones de estudiantes aseguran que el alumnado cargará sobre sus espaldas el trastorno que está dejando la pandemia también en el ámbito educativo.

Contrariando el tópico, las asociaciones de estudiantes consultadas reconocen el esfuerzo que los profesores están haciendo para adaptarse a la digitalización exprés de sus clases, pero la mayoría de las lecciones no son por videoconferencia (una lección en vídeo), sino que los docentes suben contenido y deberes a plataformas educativas. "Plantean constantemente que las clases online son una alternativa viable al cierre de nuestras aulas, pero es un total sinsentido porque muchos y muchas estudiantes de familias humildes no tenemos acceso a ordenadores, a internet, a un espacio adecuado para el estudio… que imposibilita prepararnos cualquier tipo de examen", argumenta Coral Latorre, del Sindicato de Estudiantes.

Para el Frente de Estudiantes, la cuarentena "ha supuesto un perjuicio" para todos los jóvenes, pero insiste en que las circunstancias socioeconómicas de cada estudiante pesan. Precisamente, aquellos que no tienen recursos son los que más necesitarán acceder a la universidad pública: "No somos partidarios de la Selectividad, creemos que dificulta el acceso a los estudiantes con menos recursos. Pero esa es una realidad que es inherente a la prueba misma. El problema es que ese carácter segregador se va a manifestar de manera más agudizada durante este curso".

El resultado es una sobrecarga para el profesor y una pérdida de la calidad de la enseñanza para el alumno: "Cuando ni siquiera en condiciones de normalidad es posible abarcar el temario completo para que el aprendizaje no consista en memorizar y vomitar los contenidos, ¿cómo va a serlo dentro de un estado de alarma que va a durar más de un mes?", argumenta Paula Picas Benito, militante de Abrir Brecha y estudiante de selectividad.

Se agudizan las desigualdades

El distanciamiento entre alumno-profesor y el hecho de que el aula "se instale" en el hogar provocan problemas importantes. Las dificultades socioeconómicas se agudizan entre los alumnos. "Se está dejando a mucha gente atrás, lo que acaba generando contextos de desigualdad a medio/largo plazo y elimina parte de la utilidad de la educación como ascensor social", explican desde Abrir Brecha. En su opinión hay dos problemas principales. El primero, el mismo espacio y las obligaciones vinculada al hogar: "No es lo mismo pasar un mes encerrado en una casa grande que en 40 m2, lo que influye en los estados anímicos y tiende a perjudicar a las clases populares, que por lo general viven en espacios más reducidos y deben también encargarse de una serie de tareas de cuidados relacionadas con su entorno familiar".

El segundo problema es el más evidente: la brecha digital. Hay casas donde padres e hijos tienen que disputarse un único ordenador. Otras veces ni siquiera eso: "No todas las casas tienen ordenadores para garantizar el tele-trabajo y el tele-estudio, ni todas las personas tienen acceso garantizado a internet", explican desde la asociación.

Suspender o adaptar

Varias comunidades autónomas han puesto ya fecha a la convocatoria. El trastorno ha sido grave para los alumnos, que no han podido siquiera acabar el temario. "Valoramos positivamente el hecho de que se plantee atrasar el examen y no suspenderlo, porque el remedio sería peor que la enfermedad", valora Paula Picas Benito, que cree que sería una medida "inasumible y elitista". Sin embargo, se quejan de que la decisión del aplazamiento "en los lugares en los que ha sido tomada, se ha hecho sin el consenso y apoyo de la comunidad educativa, de manera vertical y precipitada y, probablemente, deberá ser modificada según avancen las circunstancias".

Desde Frente de estudiantes coinciden en rechazar la suspensión del examen de selectividad y apuesta por una adaptación, negociando contenidos y plazos: "Nosotros creemos que eso es un error, pues es una práctica habitual que los colegios privados inflen la nota y, por tanto, perjudicaría muy claramente al estudiantado de la pública", aportan. Por tanto, para estas asociaciones la solución pasa por "garantizar una interlocución real" con los estudiantes y adaptar tanto contenidos como modelo a la excepcional situación".

El Sindicato de Estudiantes, en cambio, sí pide al Ministerio de Educación que suspenda la EBAU y el resto de exámenes ante esta circunstancia excepcional: "Mientras estamos sufriendo el drama de ver como mueren familiares, como nuestros padres y madres son víctimas de ERTEs y despidos y un largo etcétera, se plantean las fechas para la selectividad como si aquí no pasara nada". 

En este caso, apuestan por el modelo italiano y piden aprobado general y que "se reorganicen los planes de estudio" para recuperar contenidos. Para evitar que la suspensión de la EBAU favoreciese a aquellos que tienen más posibilidades, piden que se supriman las notas de corte, que se amplíe drásticamente el plan de becas para las familias trabajadoras y la puesta en marcha de un plan de emergencia para la educación pública.

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