8 de marzo, de las mujeres

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Cartel de la convocatoria de la manifestación del 8 de marzo en Madrid. / tomalaplaza.net

En pleno debate sobre si las mujeres tenemos más derechos que los hombres, si las leyes nos protegen más mientras que a ellos los deja indefensos, va y llega el 8 de marzo, para que nos vanagloriemos de nuestros derechos y tengamos la osadía de pedir alguno más, que el vicio no tiene fin.

Y es que la posición de las mujeres en nuestra sociedad nunca estuvo más reconocida, le hemos dado la vuelta a la tortilla y tocamos el cielo en prácticamente todos los ámbitos:

-  Gobernamos. Aunque bien podríamos estar haciendo aquellas labores que con tanto ahínco aprendimos en el Servicio social y que no sé por qué razón no son el centro de la actividad municipal dirigida a mujeres.

- Mandamos. Bueno, hemos mandado siempre, de esa manera sibilina que tenemos de actuar, de conseguir lo que queremos sin que se note. ¡Ah!, pequeñas arpías… que cuando las cosas vienen mal, con poner a los hijos en contra del padre, arreglado y, si no, una amenaza o denuncia por malos tratos.

- Hacemos lo que nos da la gana, sobre todo las que estamos en la casa, que no tenemos horario ni trabajo que realizar, por mucho que nos quejemos todo el rato.

- Y las que tenemos un empleo, con gran perjuicio para el jefe porque en cualquier momento nos quedamos embarazadas, venimos con el cuento de que si el niño tiene fiebre, pretendemos reducir jornadas a cuenta de la conciliación. Que si en el fondo lo que queremos es estar en casa cuidando ¿para qué buscamos trabajo?

¡Si es que no sabemos lo que tenemos de tanto que queremos!

Este discurso, de barra de bar, sin mayor argumentación que el ruido y el vocerío, es cada vez más habitual; en realidad, nunca ha dejado de serlo y, en escasas ocasiones remite a datos y a bases normativas reales.

Se dice que las mujeres tienen más derechos que los hombres porque hay una ley para proteger a las víctimas de violencia de género. Lo mismo se prefería abandonarlas a su suerte y que a los maltratadores se les hiciera la ola por la calle. ¡Que estamos en el siglo XXI!

Y también porque tenemos una ley de igualdad, pero a esa no se remiten los ataques, salvo por la presencia de mujeres en las listas electorales y en los consejos de administración de las grandes empresas. Claro que estas cuestiones son dos de las tres que tenían fecha de cumplimiento en la ley. La tercera es la referida al llamado permiso de paternidad, que se establece en 13 días (más los 2 previamente reconocidos ya de paternidad, ingreso hospitalario o fallecimiento de familiar hasta segundo grado de consanguinidad). Estos 13 días se ampliarían a un mes en 2010, luego en 2012, ahora en 2014, sin que se haya generado ninguna protesta, ni por las asociaciones que defienden a los padres o las que consideran que los hombres están atacados por las ‘leyes de género’, por la falta de cumplimiento de la ley y de reconocimiento de este derecho de paternidad.

Nuestra presencia en el ámbito laboral es escasa si analizamos los datos de desempleo; el 51% de las personas en paro en España son mujeres, a lo que le podemos sumar una brecha salarial, que supone que los hombres ganan en torno a un 28% más que las mujeres por realizar un trabajo igual o de igual valor. Este último, que no es un problema solo de España, no deja de ser un reflejo de la ínfima presencia de la igualdad en la agenda política.

El pasado 28 de febrero se celebró el Día europeo por la igualdad salarial, que cada año cae cuando toca, porque se celebra según el cómputo que la Unión Europea hace sobre desigualdad salarial, y su traslación a jornadas laborales. Es decir, según los datos de 2012, las mujeres en la UE tendrían que haber trabajado ese año, para ganar lo mismo que sus compañeros, 59 días más.

Y se mantienen las dobles jornadas, porque los estudios sobre uso del tiempo, en concreto la Encuesta de Empleo del Tiempo (Instituto Nacional de Estadística) indica que las mujeres dedican cada día dos horas y cuarto más que los hombres a las tareas del hogar.

Todos los estudios realizados en 2012 señalan la pérdida de puestos en igualdad que estamos viviendo en nuestro país, desde el Informe de la OCDE, el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (ONU), en el Informe Global sobre Desigualdad de Género 2012,  elaborado por el Fondo Económico Mundial (WEF), o el Informe de la OIT “Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres”.

No se puede decir que el resto del mundo esté mucho mejor. Sigue estando vigente la denuncia de Naciones Unidas al plantear que “ninguna sociedad trata tan bien a sus mujeres como a sus hombres”, como lo está el aserto de la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing: “Sin las mujeres, no hay desarrollo”.

Y como el 8 de marzo no es local, un par de apuntes:

- En España, cada 4 minutos se produce una denuncia por maltrato. En India, cada 4 minutos se produce una violación.

- En Mali, el nivel de escolarización de las niñas es igual que el de Estados Unidos en 1810. No es de extrañar que dos tercios de los 870 millones de analfabetos sean mujeres, y sin las mujeres… perdemos la mitad del conocimiento, de las habilidades, de las oportunidades.

Por todo esto, y por mucho más, las mujeres siguen reivindicando sus derechos de igualdad, y su 8 de marzo.

(*) Berta Cao es consultora de género y Máster en Género y Políticas de Igualdad.
3 Comments
  1. Verbarte says

    Es inconcebible que en el siglo XXI sigan vigentes algunas de las causas que provocaron las primeras reivindicaciones del 8 de marzo hace hoy un siglo. Seguimos en la lucha. http://wp.me/p2v1L3-gv

  2. Julia says

    Fina ironía la de la 1ª parte de este artículo de Berta Cao (hay que sacar la vena amena). Otro apunte: ¿y el derecho de las mujeres a «esos días del mes»?. En fin… ¿habemus papa mujer, blanca o negra?

  3. Julia says

    Berta, otro apunte: ¿Por que no le dedicamos este 8 de marzo a las «inteligentes» mujeres del PP? ¡que abnegación señorías!… ¡que se jodan! (esta frase no es mía, no sé de que me suena)

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