La esencia y la apariencia no suelen coincidir, en política mucho menos. Esta tiende a sepultar la esencia con la apariencia, a ocultarla, difuminarla hasta hacerla invisible. Así estamos desde hace meses. El sistema de partidos ha cambiado sustancialmente con la emergencia de Unidos Podemos y las fuerzas políticas se quedaron sin referentes y, lo que es más importante, están obligadas a cambiar. El “todos contra Unidos Podemos” ha funcionado en un aspecto esencial: el partido de Pablo Iglesias no ha conseguido convertirse en la oposición mayoritaria frente a las derechas y sus políticas, pero sigue teniendo una fuerza apreciable y sigue estando en condiciones de disputarle la hegemonía al PSOE. Este es el bloqueo real, el bloqueo esencial, los otros son bloqueos aparentes que tapan y ocultan a éste.
Quizás la mejor manera de entender lo que pasa es verlo como un 'teatro de operaciones' donde distintos ejércitos actúan combinando alianzas y objetivos estratégicos con la finalidad de ganar hegemonía, de ganar la guerra. Con la agudeza que le es propia, Enric Juliana ha intentado, con éxito, a mi juicio, dar cuenta de los operativos en este complejo teatro de operaciones y evaluar consecuencias futuras. Un actor apenas si aparece; me refiero a los poderes fácticos, a los grupos económicos y mediáticos dominantes. Desde hace tiempo vengo sosteniendo que se ha producido una fractura entre estos y la clase política tradicional; lo nuevo, tras las elecciones del 26 de junio, es que la recomposición del régimen se va a hacer en torno al PP. El guión se está cumpliendo en líneas generales, pero hay un problema que emerge de nuevo con mucha fuerza, el papel del PSOE. Por decirlo de otra forma, Pedro Sánchez está sosteniendo un pulso muy fuerte con los que mandan y no se presentan a las elecciones y en el interior de su propio partido, que, en muchos sentidos, son un mismo pulso.
La partida que está jugando Pedro Sánchez es a tres niveles. Uno, frente a los poderes fácticos; otro, frente a Podemos y el tercero, frente a su propio partido. La clave que todo lo organiza es polarizarse con la derecha, es decir, con Rajoy. Sánchez, mucho más de lo que se piensa, es un producto genuino del PSOE. Su aspiración profunda es que su partido siga siendo el partido de un régimen renovado y puesto al día en torno a la figura de Felipe VI. En esto no hay que hacerse demasiadas ilusiones. El objetivo sigue siendo derrotar a Podemos. El bipartidismo tenía y tiene una lógica implacable: una derecha que lo es cada vez más y una izquierda siempre más desdibujada, difuminada, dócil ante los que realmente mandan. Para eso, lo fundamental es que el PSOE siga teniendo el monopolio de la izquierda. El bipartidismo ha sido un modo de organizar el poder político que ha garantizado el predominio de las clases económicamente dominantes y el consenso, muy amplio, de los grupos subalternos. De ahí que, una y otra vez, Sánchez trace con mano firme el eje derecha e izquierda para polarizarse con Rajoy y, simultáneamente, “dirigir”, “ordenar”, “definir”, el complejo mundo de Unidos Podemos.
La operación tiene riesgos muy serios para Sánchez: está obligado a acentuar su papel de líder de la oposición y a la vez, no parecer culpable de la convocatoria de unas nuevas elecciones. Lo primero es saber, si se puede saber, cosa nada fácil, si el PSOE esta dispuesto a llegar hasta el final en su polarización con el PP/ C's, o, por el contrario, está realizando diversos juegos de estrategia para hacer más aceptable, más asumible a su base militante y electoral, la abstención frente al gobierno de la vieja y la nueva derecha. Cuesta mucho trabajo pensar que este PSOE esté dispuesto a llegar hasta el final, mucho; sus relaciones con los poderes económicos y mediáticos son de altísima complicidad y ayuda mutua. Sánchez sabe que no durarían nada o casi nada él y su partido sin la ayuda preciosa, vital y urgente de los grupos empresariales básicos (el capital monopolista financiero y sus conexiones mediáticas) sobre todo, cuando, por primera vez, una fuerza -Unidos Podemos- le disputa en serio su hegemonía.
No hace falta irse muy lejos: las recientes elecciones generales mostraron hasta la saciedad el poder, los poderes, que realmente tienen y ejercen los que mandan para salvar al compañero Sánchez y a su partido. Claro que esto supone costes y no pequeños: la dependencia aumenta y la autonomía se diluye en el santoral de la vieja historia partidaria. El pulso sigue en lo interno: se le vigila de cerca y la confianza hace tiempo que desapareció, si alguna vez la hubo. Los barones lo son por que tienen poder político regional, ligados, conectados de mil formas, a los que mandan y temerosos siempre de no coincidir con la suficiente firmeza y determinación con ellos.
No creo que el PSOE llegue hasta el final. Hay todavía partido que jugar y las elecciones vascas y gallegas están al caer. Conocemos muy bien –Unidos Podemos lo sabe de primera mano– qué pasará si Rajoy y Rivera (peligroso enemigo cuando se sabe tanto y a fondo sobre los meandros y vericuetos del partido, hasta hace poco cómplice y aliado) salen derrotados: los que mandan, al unísono, pasaran todas las facturas no cobradas y las por cobrar. Éste será el momento Sánchez. No bastará el miedo a Pablo Iglesias ni la posible autoliquidación del PSOE. El momento, sigue siendo fundante y de excepción. Se necesitan políticos tipo Renzi, Hollande, hombres de partido fuertes capaces de inmolarse con valentía, con decisión en la postrera refundación de un capitalismo subalterno y dependiente, según lo impuesto por una Unión Europea bajo hegemonía del liberalismo alemán. Ahora se tiene el poder político; hay que hacer las reformas imprescindibles, necesarias y urgentes que los poderes exigen. Máxime, cuando el peligro Unidos Podemos parece neutralizado. Hay partido que jugar y tomar mucha tila.
Unidos Podemos lo tiene mucho mejor, mucho mejor de lo que piensan sus dirigentes. Este tiempo se ha empleado bien: rebajar la exposición mediática, dejarse ilustrar por la vida y tiempo, tiempo para pensar, para planificar –política y orgánicamente– la nueva fase. La táctica de Podemos debería ser actuar como si hubiese elecciones, sabiendo que no las va a haber. La paradoja es solo aparente. Hace falta tensionar todas las fuerzas que se tienen, que son muchas, para reconstruir la organización, clarificar el discurso político y definir un proyecto creíble, posible y radical de un nuevo país. Las elecciones gallegas y vascas serán una oportunidad. Hay que unir con inteligencia cuestión nacional y cuestión social frente a una Europa neoliberal que cercena la soberanía popular, destruye el Estado Social y viola los derechos humanos. Lo sustancial del momento es la coherencia interna y una dirección política clara y diáfana. La pelota sigue estando en el tejado de Unidos Podemos.
https://www.meneame.net/story/pedro-sanchez-pulso
El psoe demostró coherencia en los pactos con IU y Podemos en autonomías y ayuntamientos donde fue posible y Podemos prefirió a Rajoy y al PP antes que a Sánchez y un programa social y honrado de gobierno. Todo lo demás sobra, salvo que sigan tomando por tonta a la gente y culpándola de equivocarse al votar o por votar al socialismo democrático, el partido que en España ha hecho avanzar los derechos y las libertades no siempre con el apoyo de las llamadas fuerzas transformadoras de izquierda. Un poco de coherencia sería menester.
eeeso, a ver si reanudando el ruido de la campaña electoral se olvidan los españoles del desbarre podemita de enero, febrero, marzo, y que rajoy cogiera la fuerza que no tenia, y que ahora se manifiesta.
ahhhh y por supuesto que se olviden del casstaññazo electoral de junio, eso ponlo en letras graaaandes!!!!
Buen análisis Pedro Sanchez al final resulta que no lo está haciendo nada mal. Quizás ahora si que pueda llevar acabo un pacto progresista de verdadya que le demostró a su propio partido y ejecutiva federal que con la derecha de ciudadanos no se llegaba a ningún sitio. Además que son los mismo que hoy apoyan un gobierno del Partido Podrido y su equipo de imputación sincronizada =p
jajaj trives, y pnv, cdc no eran de derechas….y erc huele culos de derechas en cataluña, asi que nadie puede levantar mucho la voz….veremos lo que pasa, de momento rajoy al talamo, si se suicida legalmente delante de todos los españoles en el congreso, se le deja, porque no?, hay de quitarse ese sectarismo que por ej uso podemos en marzo, si hablas con cs no hablo contigo; eso es un valor de cs, con psoe pacto unas medidas con componente social que ni por asomo se pactaran con el pp, medidas que podemos podia haber inclinado a su lado si no hubiera jugado a otra cosa, que tan mal le salio, pero eso es otra historia que tocara si toca.
Es que esto son estrategias a la corta, pero el que las pierda , mal lo tiene a la larga, el cs es muy eficaz en su introducción de palos a la rueda de los pactos pero se lo está tragando la rueda , su cesión ante los corruptos del pp base de su campaña lo hunde ,y en le fondo se agarra a que Rajoy no dimita, SI DIMITIERA EL PP SE TRAGA OTRA VEZ AL CS , el PSOE siempre se sacrifico por cuestiones de estado , pero ya no le queda mucho para pasokizarse , se juega su supervivencia , aunque sus votantes están en su núcleo duro , puede haber cierta suerte para la izquierda si Feijoo no saca suficientes para formar próximo gobierno, seria un palo a Rajoy y a su delfín ..depende que el cs le saque votos y no escaños y luego le lleguen para pactar con Feijoo ..soberanismo y cuestión social o estado social están unidos, la UE va tener cada vez más problemas …pero en este momento es mala coyuntura para cambios en españa pero sin ellos tampoco cambia el resto, no termino d e entender que aquellos 250 pùntos del PSOE y cs no sea ahora el juego entre pp cs y PSOE .
Este artículo es excelente pero eset país para dar cambios tarda años me recuerda el reinado de alfonso XIII aunque sea un sistema parlamentario..cada vez más zombi al no tener verdadera soberanía.
Pedro era más bien un hombre del aparato del partido eso quiere decir que cualquiera en su lugar haría lo mismo, resistir.
Buen análisis de la situación. Lúcido, como siempre Manolo. Coincido. Pienso que el último resquicio para que la política no se polariza en torno a Rajoy es un pacto de PE y Unidos Podemos con abstención de C’s (ya que tanto «quieren desbloquear la situación» decir no les dejaría en una pésima posición; demostraría definitivamente que su función es cortar el paso a Unidos Podemos. Lo realmente difícil es el pacto PE y UP, PE no es idiota y quiere evitar esa encerrona en la que ellos mismo se metieron con tanto «no». Pero es cierto que tienen la excusa del referéndum con el asunto independentista porque Podemos siempre estuvo sabiamente comprometido con ello. Es ahí donde surge el problema, pero no se pueden quedar en el inmovilismo, algo tienenque hacer y todas sus opciones son muy delicadas.